Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento al Gobierno marfileño para que garantice la seguridad de la población y apela a todas las partes enfrentadas a permitir el libre acceso de los civiles a los servicios de salud.
Al menos 16 civiles resultaron muertos durante un ataque a Zriglo, una aldea al sur de la ciudad de Taï, en el suroeste de Costa de Marfil, a finales de la semana pasada. Hasta 50 casas quedaron reducidas a cenizas y la mayor parte de la población huyó a refugiarse en el bosque.
El ataque a la aldea de Zriglo es un episodio más de la violencia que se sigue produciendo en el país. Mientras que la situación en las principales ciudades se ha calmado tras el conflicto entre los seguidores del antiguo presidente Gbagbo y los del nuevo presidente Ouattara, en varias zonas rurales del suroeste sigue habiendo enfrentamientos armados que afectan principalmente a la población civil.
A las pocas horas de reportarse el ataque, uno de nuestros equipos consiguió llegar a Zriglo, afirma Tara Newell, coordinadora de MSF en Costa de Marfil. Pero lo único que pudimos hacer fue contar los muertos y las casas quemadas, ya que todos sus habitantes habían huido. Algunos heridos consiguieron llegar a la clínica de MSF en la vecina ciudad de Taï a lo largo del fin de semana.
En los últimos meses, los equipos de MSF en el suroeste de Costa de Marfil han sido testigos de constantes episodios de violencia armada. Las clínicas de MSF en la región atienden a civiles con heridas de bala o machete y a víctimas de violencia sexual y de brutales palizas, niños incluidos.
Muchos incidentes pasan desapercibidos o se conocen días después, cuando atendemos a algunos de los heridos que consiguen llegar a nuestras clínicas, añade Newell. La poca presencia de organizaciones humanitarias en la región propicia estos hechos.
El acceso a los centros de salud sigue siendo difícil debido a la proliferación de controles armados en las carreteras y otros obstáculos que limitan la capacidad de movimiento de la población. Los actos de violencia física, las extorsiones, el pago de impuestos ilegales y las detenciones arbitrarias están a la orden del día.
El clima de acoso y miedo reinante perpetúa e incluso empeora la situación de muchas personas desplazadas. Decenas de miles de refugiados marfileños siguen en Liberia y se estima que cientos de miles de desplazados dentro del país no han regresado a sus lugares de origen debido a la inseguridad y la violencia
La población local es quien paga las consecuencias de la falta de ley y orden, concluye Tara Newell.
MSF apela al Gobierno de Costa de Marfil a que proporcione seguridad a la población. Todas las partes en el conflicto, milicias y fuerzas gubernamentales, deberían abstenerse de utilizar la violencia y el abuso contra los civiles, asegurando su acceso seguro y sin obstáculos a los servicios básicos como la atención sanitaria.