Los ataques por motivos étnicos en Darfur, una zona situada en el Sudán Occidental, crecen en número y brutalidad. La situación de violencia indiscriminada que continúa sufriendo el país es alarmante.
Como consecuencia, miles de personas han tenido que abandonar drásticamente sus hogares y huir a países vecinos en busca de seguridad. Sin embargo, muchas de ellas se han encontrado con mayores agresiones y crueldades en los campos de refugiados donde aguardan.
Conflicto en Sudán: aumento preocupante de la mortalidad
Una encuesta retrospectiva de mortalidad realizada entre refugiados sudaneses en Chad por Epicentre, nuestro centro de investigación médica y epidemiología, documenta la terrible magnitud de la ola de violencia que asoló la región el pasado mes de junio.
Las atrocidades han continuado en los últimos meses en El Geneina, capital de Darfur Occidental.
Aunque los resultados indican un aumento importante de la mortalidad desde el inicio del conflicto en Sudán, en abril de 2023,en los tres campos de refugiados en los que se realizó el estudio, los más afectados han sido los refugiados del campo de Ourang, que proceden principalmente de El Geneina.
La tasa de mortalidad se multiplicó por veinte a partir de abril, alcanzando 2.25 muertes por cada 10.000 personas al día, alcanzando su pico más alto en junio.
El 83% de los fallecidos eran hombres, y la violencia, sobre todo con armas de fuego, fue la causa de la muerte en el 82% de los casos.
La mayoría de las muertes tuvieron lugar en El Geneina, mientras que una cuarta parte se produjeron durante la huida a Chad. Casi uno de cada veinte hombres de entre 15 y 44 años fue reportado como desaparecido durante este periodo.
«Los resultados de la encuesta corroboran los testimonios de unos 1.500 heridos sudaneses tratados por nuestros equipos en colaboración con las autoridades sanitarias chadianas en la unidad quirúrgica del hospital de Adré desde el pasado mes de junio», explica Claire Nicolet, nuestra coordinadora de la unidad de emergencias en Chad.
«La mayor afluencia de heridos que experimentamos en Adré corresponde con el pico de mortalidad observado en la encuesta. Fue entre el 15 y el 17 de junio, días en los que recibimos un total de 858 heridos de guerra. Muchos de los heridos contaron que los milicianos árabes les atacaban por su pertenencia a la etnia masalit y que fueron tiroteados en El Geneina.
Nos contaron que esta violencia continuó después en las aldeas y puestos de control a lo largo de la carretera hacia Chad, y que los hombres de la comunidad masalit habían sido sistemáticamente atacados», afirma Nicolet.
Violencia étnica en Darfur Occidental: desde saqueos hasta fusilamientos
Los relatos de los refugiados que han huido de Darfur Occidental en los últimos seis meses plasman una terrible espiral de violencia, con saqueos, incendios de viviendas, palizas, violencia sexual y masacres.
Arraigada en rivalidades políticas, económicas y territoriales entre las comunidades presentes en el territorio, la dimensión étnica de la violencia ha tomado un cariz especialmente extremo en El Geneina, la capital. La comunidad masalit que solía vivir allí ha desaparecido prácticamente.
«Nos dijeron que éste no era nuestro país y nos dieron dos opciones: marcharnos inmediatamente a Chad o matarnos. Se llevaron a algunos hombres y vi cómo los fusilaban en la calle, sin que nadie enterrara los cadáveres», relata H., un refugiado de 26 años que huyó a Adré desde El Geneina.
«En el camino hacia Chad, nos pararon en muchos puestos de control. Nos preguntaban de qué tribu éramos. Su objetivo eran los masalit», añadió otro paciente atendido por nuestra organización en Adré.
Uno de los episodios de violencia más recientes tuvo lugar el pasado mes de noviembre en Ardamatta, al noreste de El Geneina. Se estima que cientos de personas fueron asesinadas cuando las milicias tomaron el control de la zona, que albergaba un gran campamento de desplazados y un destacamento de las fuerzas armadas sudanesas.
«333 heridos, principalmente personas procedentes de Ardamatta con heridas de bala, fueron atendidos en Adré por equipos médicos de MSF y del Ministerio de Salud chadiano durante el mes de noviembre», recuerda Nicolet.
¿Cómo responde Médicos Sin Fronteras a la crisis humanitaria en Chad y Sudán?
El estudio retrospectivo de mortalidad fue realizado en agosto y septiembre por nuestros equipos de Epicentre en los campos de Toumtouma, Arquean y Ourang, que en aquel momento albergaban a 6.000, 44.000 y 25.000 personas respectivamente.
A una muestra representativa de 3.093 personas (los cabezas de familia) se les preguntó por el número y la causa de las muertes en su hogar en 2023, antes y después del inicio del conflicto. Esto permite determinar una tasa bruta de mortalidad y compararla en los dos periodos.
Se trata de uno de los indicadores más utilizados para evaluar la gravedad de una crisis entre una población determinada, dado que una tasa igual o superior a una muerte por cada 10.000 personas al día representa una emergencia que requiere una respuesta inmediata.
El conflicto en Sudán ha provocado una grave crisis humanitaria en el este de Chad, lugar en el que casi medio millón de personas han buscado refugio junto a las ya vulnerables comunidades locales y otros miles de refugiados sudaneses que llevan dos décadas en el país.
Resulta vital que se destinen más recursos financieros, logísticos y humanos para intensificar la respuesta humanitaria, especialmente la ayuda alimentaria de emergencia, en Adré y los campos circundantes.
Nuestros equipos prestan una amplia gama de servicios médicos en el hospital de Adré y en varias clínicas y centros de salud (pediatría, salud materna, nutrición, cirugía traumatológica, vacunaciones, salud mental, etc.) y trabajan para mejorar el acceso a los servicios de agua, higiene y saneamiento.