Un equipo médico móvil de Médicos Sin Fronteras (MSF) que opera en la zona de Idomeni, en la frontera entre ex República Yugoslava de Macedonia y Grecia, ha tratado hoy a diez personas con heridas de granada de aturdimiento lanzadas por las tropas de frontera de la ex república Yugoslava de Macedonia. Ahora mismo la situación en la zona es de caos: las tropas macedonias impiden cruzar la frontera a más de 3.000 inmigrantes y refugiados de forma violenta. Se ha utilizado gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, y entre refugiados e inmigrantes cunde la sensación de miedo y frustración.
Cuatro de los heridos por granada han tenido que ser referidos a un hospital, uno de los cuales también resultó herido tras ser golpeado por personal del ejército macedonio. Los otros seis tenían lesiones menos graves y han sido tratados en el acto.
«La violencia utilizada por las autoridades macedonias contra estas personas inocentes y vulnerables es indignante y debe cesar de inmediato«, advierte Aurelie Ponthieu, Asesora Humanitaria de MSF sobre Poblaciones Desplazadas. «Las impactantes escenas de hoy son el resultado de unas medidas extremas que quieren evitar que las personas desesperadas que huyen de la violencia y de la guerra crucen fronteras, pero el cierre de estas fronteras y el uso de la violencia no es una solución, si no que acaba provocando otra crisis humanitaria«.
La situación ya era extremadamente tensa ayer, cuando los equipos médicos de MSF llegaron a tratar a más de 100 personas, el mayor número de refugiados e inmigrantes tratados por la organización en Idomeni en un solo día desde que inició actividades de apoyo a los refugiados en esta zona el pasado mes de abril. De las pacientes tratados, tres fueron remitidos al hospital: una mujer embarazada con dolores y sangrado severo, un bebé sirio de un año -que fue operado de la cabeza hace unos meses y necesitaba hospitalización-, y un hombre que dijo que había sido golpeado por la policía macedonia. Además, cuatro pacientes se desmayaron por hambre, calor y agotamiento. El equipo también distribuyó artículos de primera necesidad a las personas atrapadas en la zona fronteriza.
De acuerdo con el Reglamento de Dublín, los refugiados deben solicitar asilo en el primer país de la Unión Europea en el que entren, pero las autoridades griegas tienen poca capacidad para ofrecer condiciones de acogida decentes, y muchos refugiados no ven otra opción que continuar su viaje al norte a través de los Balcanes. «¿Porqué creemos que cientos de miles de personas van a estar dispuestas a permanecer en un lugar que no puede proporcionar las condiciones de acogida dignas incluso para pocos días?«, reflexiona Ponthieu. «Estamos siendo testigos de lo absurdo del sistema europeo de asilo, con graves consecuencias sobre la salud y la integridad de estos refugiados«, concluye.