MSF ha abierto un proyecto para el tratamiento de las enfermedades no transmisibles (ENT) en la provincia de Irbid, Jordania el 15 de diciembre de 2014. Jon Gunnarsson Ruthman, enfermero en el proyecto, explica cómo MSF está ayudando tanto a los refugiados sirios que viven en la comunidad de acogida en Irbid como a jordanos desfavorecidos que sufren enfermedades crónicas.
Las lágrimas corren por sus mejillas. Tiene dificultades para respirar. Sospechamos que tiene un ataque de asma. Se sienta en una silla y, poco a poco, después de ser auscultada y escuchada, se va calmando. Desde hace un mes no puede permitirse el lujo de comprar medicamentos para la presión arterial, y por eso la tiene tan alta. Hoy ha recibido una llamada desde casa. Hace un año en esa misma casa murió su hijastro víctima de un bombazo. Ella asegura que volaron hasta sus olivos de alrededor. Ella también se siente como arrancada de raíz. Se hunde en la desesperación pensando en el futuro de su hija. La atención a la salud es mucho más que la medicación; es también estar con los pacientes el tiempo que haga falta cuando nos necesitan. El caso de esta paciente no es único. Más de 600.000 refugiados sirios se han visto obligados a abandonar sus hogares y establecerse en Jordania. Al contrario de otras crisis de refugiados en el mundo, estas personas no están muriendo de enfermedades infecciosas, si no de las enfermedades no transmisibles (ENT).
Hay una epidemia de largo alcance en nuestro mundo, una epidemia de ENT como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Siria está seriamente golpeada a causa de la guerra. Antes del conflicto de 2011, el 74% de todas las muertes fueron causadas por enfermedades no transmisibles. Hoy, de cuatro años más tarde desde el inicio del conflicto, las ENT están matando a tantas personas como lo hacen las balas y las bombas. A la sombra de la guerra, las personas que sufren este tipo de enfermedades luchan por encontrar tratamiento y medicamentos, un objetivo muy complejo al que se tienen que sumar las organizaciones humanitarias. MSF ha de integrar la atención de enfermedades no transmisibles en su enfoque estratégico para la medicina de conflicto.
Nuestros equipos están reaccionando y adaptándose a este reto. Desde el pasado 15 de diciembre, MSF ha empezado a ofrecer tratamiento para las enfermedades no transmisibles que sufren los refugiados sirios en el norte de Jordania. La mayoría vive fuera de los campos y tiene dificultades para acceder a la atención médica gratuita, que es una necesidad acuciante, ya que están excluidos del mercado laboral. Por ello, nuestros equipos han puesto en marcha un nuevo modelo de atención al paciente en el que prima la calidad, donde se ofrece gran cantidad de tiempo al trabajador de la salud para hacer el chequeo al enfermo. Nuestros pacientes tienen enfermedades complejas y viven con factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo y un estilo de vida inactivo. Todos estos factores pueden prevenirse para controlar las ENT.
Para atacar estos factores de riesgo debe haber un cambio de estilo de vida, algo para lo que se necesita tiempo. También en MSF muchos de nosotros somos ambivalentes ante la necesidad de este cambio, así que una manera de activarlo es a través de un método de entrenamiento llamado Entrevista Motivacional: es un método centrado en el paciente, donde se les permite examinar sus propias razones y estrategias a la hora de avanzar hacia un estilo de vida más saludable.
La integración de la gestión de la educación y de la salud / entrenamiento clínico es fundamental en el tratamiento de estas enfermedades. Por ejemplo, un paciente con asma que aún fuma no va a mejorar con el tratamiento por inhalación si no deja de fumar, o un paciente con diabetes que no adapta su alimentación tendrá un proceso de la enfermedad más complejo y mayor riesgo de sufrir complicaciones.
Ahora, cinco meses más tarde desde el inicio de este nuevo enfoque, hemos comprobado cómo, por ejemplo, muchos de nuestros pacientes ya tienen controlada la hipertensión y la diabetes. Además, el 28% de los 1.600 pacientes que tenemos han aumentado su nivel de actividad física y vemos más motivación hacia el cambio. Se enfrentan a un gran reto, y lo están consiguiendo, lo que es buena noticia, dado que el estrés y el trauma ante una situación financiera difícil nunca son buenos consejeros para impulsar el cambio.
Desde MSF estamos encontrando nuevas formas de hacer frente a las necesidades de nuestros pacientes. No tenemos todas las respuestas, pero estamos tratando de identificar cuáles son las preguntas y necesidades. Mientras tanto, seguimos intentando salvar vidas, aliviar el sufrimiento y restaurar la dignidad.