La financiación por parte de los países ricos para combatir la desnutrición no ha experimentado ningún cambio desde hace siete años, según un informe hecho público por la organización internacional de asistencia médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF). Esto apenas representa un tres por ciento de los fondos necesarios para reducir de 3,5 a 5 millones las muertes anuales de niños menores de cinco años atribuidas a la desnutrición.
El informe también revela el enorme despilfarro dentro del sistema de ayuda alimentaria. Según MSF, gran parte de los recursos que faltan para combatir la desnutrición podrían conseguirse reasignando fondos ya existentes para responder a las necesidades del grupo más vulnerable, los niños menores de cinco años.
El informe, publicado en coincidencia con la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en Roma, analiza la falta de fondos para financiar un esfuerzo global destinado a impedir la desnutrición infantil que puede provocar discapacidades de por vida, cuando no la muerte. Los países ricos anualmente sólo gastan 350 millones de dólares americanos de los 12,5 mil millones que el Banco Mundial estima que se necesitan para combatir adecuadamente la desnutrición en los 38 países con una elevada carga de desnutrición y en los 32 con una alta prevalencia.
En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación sería un error descomunal no comprometerse a mejorar y a ampliar los programas nutricionales junto a los esfuerzos para estimular la producción local de alimentos, afirma el coordinador del equipo de nutrición de MSF Stéphane Doyon y coautor del informe. Este informe documenta el hecho que las intervenciones nutricionales que han demostrado reducir el número de muertes siguen estando insuficientemente financiadas.
MSF ha utilizado datos de la OCDE, la Comisión Europea, el Banco Mundial, la Fundación Gates y la UNITAID para analizar los flujos de financiación de los principales financiadores internacionales. Aunque miles de millones de dólares de asistencia internacional son etiquetados como ayuda alimentaria al desarrollo y seguridad alimentaria o ayuda alimentaria de emergencia, menos del dos por ciento se gasta en intervenciones destinadas específicamente a reducir la desnutrición infantil. Además, los fondos existentes se despilfarran en prácticas ineficaces, como la política del gobierno de EEUU de enviar ayuda alimentaria en especie al extranjero, lo que cuesta unos 600 millones de dólares americanos más que si se comprase la ayuda alimentaria localmente.
La falta de esfuerzos dirigidos significa que los niños más pequeños reciben alimentos inadecuados que carecen de los nutrientes clave para impedir que contraigan desnutrición, explica Doyon. Existen oportunidades para ampliar parcialmente los fondos destinados a combatir la desnutrición simplemente mejorando la eficacia de las políticas de los gobiernos financiadores.
Hoy los autores del informe afirman que los gobiernos sólo pueden mejorar la ayuda alimentaria introduciendo y pagando por alimentos más nuevos y más caros pero nutritivamente adecuados para la primera infancia. Las organizaciones internacionales, incluyendo MSF, han demostrado que la desnutrición severa puede prevenirse y curarse a muy gran escala.
En el transcurso de los dos últimos años, MSF ha tratado a más de 300.000 niños desnutridos en 22 países. La desnutrición debilita las defensas e incrementa el riesgo de morir de neumonía, diarrea, malaria, sarampión y SIDA.