Somalia está siendo golpeada por la hambruna más severa de las últimas décadas. Una extensa sequía, sumada a los efectos de 20 años de conflicto armado, el elevado precio de los alimentos y la falta de acceso a la salud, están llevando a miles de somalíes a huir a países vecinos del Cuerno de África, principalmente a campos de refugiados en Kenia y Etiopía.
Cada día, 2.000 somalíes huyen a Etiopía y Kenia buscando alimentos, asistencia y seguridad. Entre el 6 de junio y el 6 de julio, 40.000 personas llegaron al campo de refugiados de Dadaab, Kenia, el más grande del mundo, que se encuentra desbordado hace meses originalmente construido para 90.000 personas, hoy alberga a 370.000. El agua y la comida, de por si escasas, cada vez se reparte entre más personas. Los recien llegados pueden tardar hasta 2 meses en registrarse para comenzar a recibir alimentos.
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La organización internacional humanitaria Médicos Sin Fronteras, que trabaja en Somalia desde 1991, está aumentando su asistencia en la región para responder a las necesidades que plantea esta emergencia nutricional.