La época anual de escasez alimentaria no ha hecho más que empezar en el Sahel, pero en algunas regiones de Chad los niveles de desnutrición ya son peores de lo habitual. En pocas semanas, las lluvias impedirán acceder a los niños que necesitan tratamiento. Responder a esta crisis se ha convertido en una carrera contrarreloj para los equipos de MSF.
Cada semana, más de 500 niños con desnutrición severa están siendo admitidos en los cinco proyectos nutricionales de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Chad. Las reservas de alimentos se están agotando con gran rapidez, pero en las regiones sahelianas del país no se podrá recoger la primera cosecha hasta dentro de dos meses. Aunque se trata de una situación recurrente, la escasez de lluvias, unida al aumento de los precios de los alimentos, hace que este año sea peor de lo normal.
«La desnutrición no es un problema nuevo en Chad: estimamos que uno de cada 10 niños padece desnutrición aguda en el Sahel a lo largo del año, afirma Alexandre Morhain, coordinador general de MSF en Chad. «Un cosecha deficiente, un brote epidémico como el de sarampión de principios de año, o ambas cosas combinadas, y decenas de miles de niños contraen desnutrición».
En algunas aldeas de las regiones de Batha y Salamat, las evaluaciones realizadas por MSF en febrero revelaron una muy preocupante tasa de desnutrición aguda superior al 20%. En Am Timan, al este de Chad, el número de niños admitidos en el programa nutricional de MSF entre enero y mediados de junio fue casi un 30% superior al del mismo periodo de 2011. Y en el distrito de Bokoro, al este de la capital, Yamena, una evaluación rápida realizada a finales de junio mostró tasas de desnutrición aguda de más del 13%.
Alerta temprana y ampliación de actividades
Las autoridades del país y las agencias humanitarias hicieron sonar la voz de alarma desde un principio y, como resultado, se lanzó una respuesta de emergencia el invierno pasado. Esto significa que 127.000 niños con desnutrición severa probablemente recibirán atención en 2012, dos veces el número de niños tratados el año pasado.
En respuesta a esta crisis, MSF está ampliando sus programas y ha abierto tres proyectos más en Chad. En Massakory, donde la organización está llevando a cabo un proyecto pediátrico y nutricional, se abrirán dos nuevos centros de tratamiento ambulatorio y en el centro de nutrición terapéutica intensiva de Am Timan ya se han instalado 20 camas adicionales para poder hacer frente al flujo de niños con desnutrición severa. También se han iniciado nuevos proyectos en Biltine, Abou Deïa y Yao, en el centro y el este del país.
El número de centros de nutrición terapéutica en Chad se ha duplicado en un año y en varias regiones se han empezado a distribuir alimentos, como suplementos nutricionales adaptados a las necesidades de la primera infancia.
Pero será difícil continuar con estas actividades durante la estación de lluvias. En la zona del Sahel, la población está muy dispersa, las carreteras son poco más que pistas polvorientas y las aldeas están muy alejadas entre sí. Hacen falta considerables recursos para poder llegar a todos los niños que padecen desnutrición. Las primeras lluvias ya han llegado y en pocas semanas los caminos serán impracticables.
Detección activa, prevención y tratamiento
En Yao, MSF ha iniciado una carrera contrarreloj para intentar tratar a tantos niños como sea posible antes de que las aldeas sean totalmente inaccesibles. Los equipos se desplazan entre 18 puntos de consulta periféricos, donde están haciendo detección activa de la desnutrición entre los niños, antes que caigan gravemente enfermos.
«En Chad, al igual que en los demás países del cinturón del Sahel, la respuesta de emergencia no debería ser la única opción. En cierto modo, es como si cada año descubriéramos el problema de la desnutrición, como si fuera algo nuevo, cuando en realidad es un problema recurrente y estructural», explica Michel-Olivier Lacharité, responsable de programas de MSF en Chad. «Además de las operaciones de emergencia para hacer frente a situaciones realmente graves, la prevención y tratamiento de la desnutrición debería ofrecerse durante todo el año y ser parte integral de la atención médica básica para los niños, como la vacunación rutinaria».
En Massakory, en la región de Hadjer Lamis, un proyecto de MSF iniciado en 2010 está buscando formas de conseguir esta integración. Además de gestionar un hospital de 200 camas y prestar apoyo a 11 áreas de salud, el equipo también ha formado a personal no sanitario para que pueda detectar y tratar la desnutrición en las aldeas. Este enfoque tiene dos ventajas: muchos niños reciben tratamiento antes que su estado se agrave y se acumulan menos pacientes en los centros de salud, algo importante en un país donde el personal sanitario es ya de por sí insuficiente para responder a las necesidades.
A mediados de junio, 10.000 niños con desnutrición severa ya habían sido tratados en los centros de nutrición terapéutica de MSF en Chad. En estos momentos, unos 500 trabajadores locales e internacionales están trabajando en cinco hospitales especializados y en más de 40 centros de nutrición terapéutica ambulatorios. La organización sigue realizando evaluaciones en distintas partes del país y abrirá nuevos programas en las próximas semanas.