Los refugiados, migrantes y solicitantes de asilo retenidos de forma arbitraria e indefinida en el país mediterráneo carecen de un trato digno: sufren desnutrición grave, abusos e infecciones de todo tipo. Trabajamos allí por ofrecerles asistencia sanitaria y garantizar su mejora inmediata.
Libia sigue fragmentada por el conflicto con incesantes combates en varias partes del país. La inseguridad, el colapso económico y la infracción de la ley y el orden hacen de la vida diaria de muchos libios una lucha constante.
Además, el país es a la vez un destino y un lugar de tránsito para los cientos de miles de refugiados, solicitantes de asilo y migrantes que huyen del conflicto, la pobreza extrema o la persecución.
Dentro de Libia, muchos migrantes no pueden regresar a sus hogares. Los refugiados y los solicitantes de asilo no pueden recibir protección debido a la falta de un régimen de asilo, el papel limitado de ACNUR y el hecho de que Libia no forma parte de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados.
Están expuestos a un nivel alarmante de violencia y explotación a manos de las fuerzas de seguridad, milicias, redes de contrabando, bandas criminales y particulares.
Nuestros equipos de los barcos de rescate en el mar Mediterráneo han escuchado los relatos y han visto las cicatrices de más de 50.000 hombres, mujeres y cada vez más niñosno acompañados (algunos de tan solo 8 años de edad) que han atravesado Libia y han emprendido el peligroso viaje hacia Europa.
Los que se interceptan en el mar por los guardacostas de Libia o son detenidos dentro de Libia se envían a centros de detención de migrantes, a menudo antiguas fábricas o almacenes.
Aquí las personas se enfrentan a la detención arbitraria durante períodos prolongados de tiempo en condiciones insalubres e inhumanas. No hay manera de impugnar la legalidad de su detención (prácticamente sin acceso al mundo exterior), los malos tratos y la falta de acceso a la atención médica.
Atención médica en los centros de detención
Actualmente, gestionamos clínicas móviles en siete centros de detención de migrantes ubicados en Trípoli y sus alrededores, y administrados por la Dirección de Lucha contra la Migración Ilegal (DCIM, en sus siglas en inglés), también conocida como Agencia Antiinmigración Ilegal (AIIA, en sus siglas en inglés).
Desde el inicio de nuestras actividades en julio de 2016, hemos llevado a cabo 5.579 consultas médicas, cerca de 500 por semana. Además, 32 mujeres embarazadas detenidas recibieron consultas de atención prenatal y 41 consultas fueron para niños menores de 5 años, varios de los cuales habían nacido en un centro de detención. El paciente más joven tenía solo 5 horas de vida.
En casos de emergencia médica en un centro de detención, con el acuerdo de la DCIM, intentamos organizar la derivación a un hospital. Hasta el momento, se han producido 113 casos de urgencia médica o complicación transferidos a un centro de salud para recibir tratamiento adicional, incluyendo siete personas con trastornos psiquiátricos graves. Las derivaciones son complicadas y requieren mucho tiempo, ya que muchos hospitales en Trípoli no quieren admitir a subsaharianos.
Condiciones inhumanas de detención
Nuestros médicos tratan infecciones de las vías respiratorias, diarrea acuosa aguda, enfermedades cutáneas e infecciones del tracto urinario. Estas dolencias están principalmente relacionadas con las condiciones de los centros de detención que no cumplen las normas nacionales, regionales ni internacionales. Estos centros están abarrotados y no disponen de luz natural ni ventilación, lo cual puede ser peligroso. En algunas instalaciones, el espacio por detenido es tan limitado (puede llegar a solo 0,41 m² por persona) que las personas no pueden tumbarse adecuadamente por la noche, lo cual da lugar a muchas quejas por dolor en el cuerpo.
La escasez de alimentos en los centros de detención hace que las personas sean más susceptibles a la enfermedad en general, y en especial a las formas agudas de enfermedad. Un gran número de detenidos ha padecido una drástica pérdida de peso, tiene un aspecto muy demacrado y presenta deficiencias nutricionales debido a las pequeñas raciones de unas 600-800 calorías por día de promedio y un contenido nutricional desequilibrado. Los alimentos suelen ser macarrones sin ningún tipo de condimento. A veces una ración de comida se comparte entre cinco o más detenidos, o la comida se sirve en cuencos comunes, lo que significa que los más débiles y enfermos no reciben nada.
Desnutrición y falta de agua potable
En consecuencia, cada vez somos testigos de más casos de desnutrición en adultos: en la primera mitad de noviembre de 2016 se detectaron 41 casos de desnutrición moderada o grave. Esto supone cerca del 3% de todos los detenidos en los centros que visitamos. Preocupa especialmente que el número de adultos con desnutrición grave procedan de un país que no ha sufrido sequía ni ningún desastre natural.
Por si esto fuera poco, los detenidos no tienen acceso suficiente a agua potable, a veces menos de un litro por persona por día, y como resultado sufren dolores de cabeza, estreñimiento y deshidratación. El limitado acceso a letrinas y duchas y la escasez de instalaciones de saneamiento da lugar a altas tasas de infecciones de la piel e infestaciones de piojos, sarna y pulgas.
En MSF hemos distribuido kits de higiene, bidones de agua, cubos y materiales de limpieza en los centros de detención visitados por nuestros equipos médicos. En casos concretos, cuando los suministros de alimentos se agotan y la situación se vuelve crítica, hemos tenido que llevar sacos de pan y cajas de queso procesado de los propios mercados locales para alimentar a los detenidos.
Instamos a todas las autoridades pertinentes a proporcionar la calidad y la cantidadsuficiente de suministros de alimentos.
Apoyo a la salud mental
Un equipo de primeros auxilios psicológicos apoya a detenidos que han sufrido incidentes traumáticos en el mar. El 27 de octubre, por ejemplo, prestamos apoyo a 29 supervivientesde un naufragio, donde al menos 100 personas se ahogaron. El equipo tiene el objetivo de mejorar el acceso a los servicios de salud mental y apoyo psicosocial no solo para las poblaciones migrantes, sino también para los libios de la zona de Trípoli.
Para nuestra organización, ha sido una decisión difícil trabajar en un entorno donde las personas se mantienen en condiciones sin dignidad humana, sin ninguna perspectiva inmediata de mejorar su situación, y sin ninguna idea de por qué o por cuánto tiempo van a permanecer detenidas.
Sin embargo, nuestra esperanza es que al estar presentes y ofrecer atención médica, desde MSF podemos garantizar una mejora inmediata de las condiciones de vida de los detenidos. Cada día, nuestros equipos abogan por el trato humano de los que están siendo retenidos, hacen hincapié en la importancia de que los detenidos reciban comida y agua suficientes y dispongan de acceso a letrinas en condiciones y lugares de aseo.
Por ello, urgimos a las autoridades a liberar a las mujeres embarazadas, mujeres con bebés y niños pequeños, las personas detenidas menores de 18 años, así como las personas discapacitadas o con problemas graves de salud.
Nos oponemos, una vez más, a la detención arbitraria indefinida de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en Libia.