En la Franja de Gaza, después de más de seis meses de una guerra implacable, los trabajadores de salud han tenido que enfrentar desafíos sin precedentes para brindar asistencia médica a miles de personas, mientras intentan sobrevivir y gestionar el costo que la guerra les ha cobrado personalmente.
Según nuestro personal de salud mental, el impacto de trabajar en condiciones tan extremas dejará cicatrices en los años venideros.
Algunos trabajadores de la salud en la Franja de Gaza dicen que viven en constante miedo, estrés y ansiedad mientras continúan atendiendo a los pacientes.
Han descrito haber recibido repetidamente un gran número de víctimas con miembros aplastados y quemaduras por explosiones. También debieron realizar amputaciones sin suficientes analgésicos o anestesia.
Además, han denunciado la agobiante escasez de suministros médicos que necesitan para salvar vidas, provocada por el asedio total de Gaza por parte de Israel en los primeros meses de la guerra.
Huyeron de hospitales que fueron evacuados por la fuerza o atacados por las fuerzas israelíes y han tomado la impensable decisión de dejar a los pacientes atrás para salvar sus propias vidas.
¿Cómo es la vida del personal médico en Gaza?
La Dra. Audrey McMahon, psiquiatra de nuestra organización, que recientemente regresó de Palestina, explica que el personal médico en Gaza está trabajando bajo una profunda tensión psicológica:
“Muchas veces, por los bombardeos o por la inseguridad, el personal médico tuvo que dejar a los pacientes atrás. Muchos de ellos comparten un sentimiento de culpa por no poder hacer más”, dice McMahon.
“Otras veces, la culpa es por haber tomado la decisión de proteger primero a su familia y no ir al hospital a tratar a los pacientes”.
Unos 300 integrantes de nuestro personal palestino se encuentran en Gaza, incluida la doctora Ruba Suliman, que trabaja en el hospital de campaña indonesio de Rafah. Ha sido desplazada de su hogar y vive en un refugio en Rafah, en el sur de Gaza, con su marido y sus dos hijos.
“Hay un ruido constante de los drones, que nunca nos abandonan.”, cuenta la Dra. Suliman. «Tengo la obligación moral de ayudar a las personas que me rodean y tengo la otra obligación de salvar a mis hijos. Estamos vivos, pero no estamos bien”, continúa. «Estamos cansados. Todo el mundo aquí está devastado”.
Los trabajadores de la salud en Gaza enfrentan las mismas difíciles situaciones que los 2.2 millones de personas que viven en el enclave: personal médico, de enfermería y de emergencia también han perdido sus hogares. Algunos viven en tiendas de campaña y muchos de sus amigos y familiares han sido asesinados.
Más de 6 meses de guerra: el costo psicológico y humano
La intensidad y la larga exposición a estos acontecimientos traumáticos están destrozando el estado psicológico de muchos palestinos en Gaza. Esto también incluye a los trabajadores de la salud, que explican que vienen a trabajar para no pensar en la guerra.
Sin embargo, temen que lo que ven que les sucede a sus pacientes les suceda a ellos o a sus seres queridos.
«Los trabajadores sanitarios siguen trabajando a pesar de su estado emocional, a pesar de sus constantes preocupaciones por la seguridad de sus familias«, comenta Gisela Silva González, nuestra coordinadora de las actividades de salud mental en Gaza.
“Esto aumenta el nivel de estrés en el trabajo, que ya es muy alto en este contexto. El caso de cada paciente puede ser un desencadenante emocional para los profesionales de la salud”.
Nuestro personal de salud mental en Gaza cuenta que está viendo síntomas en el personal médico relacionados con este nivel de estrés psicológico continuo y agotamiento. El personal experimenta:
- Ansiedad.
- Insomnio.
- Depresión.
- Pensamientos intrusivos.
- Evasión emocional.
- Pesadillas.
Todos estos indicadores pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental.
Estamos intentando brindar urgentemente atención de salud mental al personal médico, aunque aún queda mucho por hacer para ampliar este apoyo.
Davide Musardo, nuestro coordinador de actividades de salud mental en Gaza, dice que el enfoque del apoyo en salud mental para los profesionales médicos es muy diferente al de los pacientes, porque son más conscientes del impacto de su trabajo.
“Para nuestro personal ofrecemos un tipo de actividad diferente, que está más basada en su propia experiencia”, menciona Musardo.
“Se trata principalmente de una intervención psicológica con la posibilidad de expresar a otros profesionales lo que están pasando. Intentamos darles un servicio más especializado a través de mucha psicoeducación”.
Nadie está seguro en Gaza
Un elemento esencial necesario para el apoyo y el tratamiento psicológico es la seguridad. No obstante, en un entorno donde ni siquiera los cuidadores están seguros, es imposible desarrollar resiliencia y mecanismos de afrontamiento.
Nadie ni ningún lugar está seguro en Gaza. Según las autoridades sanitarias locales, desde el 7 de octubre han sido asesinadas más de 34.000 personas, incluidos 499 trabajadores sanitarios. Cinco de nuestros colegas se encuentran entre ellos.
“Cuando decimos que hoy en día no hay un lugar seguro en Gaza, no nos referimos sólo al bombardeo”, dice Amparo Villasmil, psicóloga de nuestra organización que trabajó en Gaza en febrero y marzo.
“Ni siquiera existe un lugar seguro en la mente de la gente. Viven en un estado de alerta constante. No pueden dormir, piensan que en cualquier momento van a morir; que, si se quedan dormidos, no podrán reaccionar rápidamente y huir, ni proteger a su familia”.
Reiteramos nuestro llamamiento a un alto el fuego inmediato y sostenido para evitar más muertes y destrucción de las vidas de la población de Gaza.