Nuestro compromiso
Conocedores de nuestro propio impacto sobre el problema global de las emisiones de carbono y de las agresiones al medio ambiente causadas por el ser humano, nos hemos comprometido a reducir nuestras emisiones en al menos un 50 % para el año 2030 con respecto a los niveles de 2019. Con esta meta, nos proponemos trazar una trayectoria firme hacia la descarbonización, en consonancia con los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima para reducir el calentamiento global por debajo de los dos grados. El movimiento internacional de MSF ha acordado por unanimidad este ambicioso objetivo y que se informe sobre los avances logrados para alcanzarlo.
“La salud de las personas sufrirá cada vez más las consecuencias negativas de la emergencia climática”, afirma el Dr. Christos Christou, presidente de MSF Internacional. “No basta con ofrecer una respuesta a los problemas de salud una vez que surgen. Es necesario que pongamos de nuestra parte para evitar que estos se produzcan en primer lugar. No actuar ahora significaría faltar a nuestras obligaciones médicas y éticas con los pacientes y las comunidades”.
Ya se han emprendido evaluaciones para calcular la huella de carbono de MSF en 2019, pero está claro que nuestra organización tendrá que seguir adaptándose y abordando cuestiones relacionadas con el transporte de personas, los suministros, la construcción, la energía y la gestión de residuos.
La crisis climática afecta más a quienes se encuentran en una situación más vulnerable
En muchas de las zonas en las que MSF desarrolla proyectos, nuestros equipos médico-humanitarios se enfrentan a situaciones relacionadas con el cambio climático. Entre ellas, el aumento del número de personas con enfermedades infecciosas como la malaria, el dengue y el cólera, a consecuencia de los cambios en los patrones de precipitación y temperatura.
También aumentan los casos de enfermedades zoonóticas (que se transmiten de los animales a las personas) debido a la creciente presión ejercida sobre el medioambiente; y son más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos, como los ciclones, los huracanes y las sequías, que pueden contribuir a la desnutrición.
En numerosos lugares donde trabajamos actualmente, nuestros equipos atienden a personas con múltiples necesidades sanitarias derivadas de las frecuentes epidemias, la inseguridad alimentaria, los conflictos y los desplazamientos, que se ven exacerbadas por la emergencia climática.
Es urgente actuar
De acuerdo con el Pacto por el Medio Ambiente de 2020 de MSF, reconocemos la necesidad de hacer cambios reales e inmediatos para ayudar a detener los efectos del cambio climático en la salud. Por ello, nos comprometemos a reducir drásticamente nuestras emisiones en esta década y nos sumamos a las casi 200 organizaciones humanitarias que han firmado la Carta sobre el clima y el medioambiente para organizaciones humanitarias.
Nuestra prioridad, como organización médica de emergencia, siempre será prestar asistencia inmediata a las personas en algunos de los lugares más remotos del mundo, pero debemos encontrar la manera de hacerlo minimizando nuestra huella medioambiental. En MSF, en todo el sector humanitario y en el conjunto de la sociedad, debemos cambiar nuestra forma de operar. No será fácil, pero será cada vez más necesario a medida que el cambio climático agudice las emergencias humanitarias.
“Descarbonizar la ejecución y el apoyo a nuestros proyectos de emergencias médicas en más de 70 países no es una tarea fácil. Pero estamos dispuestos a hacerlo y estamos esforzándonos por encontrar soluciones desde diferentes frentes”, señala Christou. “Si queremos que las generaciones futuras no padezcan más sufrimiento y catástrofes, todas y todos debemos asumir nuestra responsabilidad. La crisis climática es, a fin de cuentas, una crisis de salud y frenar las emisiones ya forma parte de nuestra acción humanitaria”.