Benoit de Gryse, Director de operaciones de MSF, Myanmar.
Estamos profundamente preocupados por las recientes detenciones ilegales y retenciones de trabajadores sanitarios y personas del público en general, tras el golpe militar en Myanmar el 1 de febrero de 2021.
Los arrestos y las restricciones generalizadas tras el «estado de emergencia» impuesto recientemente tienen el potencial de interrumpir severamente la atención médica vital que Médicos Sin Fronteras y otros han estado dando a algunas de las personas más vulnerables de Myanmar. Esto pone en riesgo la seguridad del público en general, y es probable que las detenciones masivas provoquen nuevos brotes de COVID-19. Junto con los arrestos, los informes de violencia contra los manifestantes y la posible escalada de esta violencia son muy preocupantes.
También estamos profundamente preocupados por el acoso y la intimidación que enfrentan los miembros de la comunidad médica en Myanmar, y así como por la intimidación y las detenciones de personas en la comunidad en general. Vemos que esta crisis trae temores reales, expresados por muchos de nuestros colegas, y nos preocupa el efecto inmediato y a largo plazo en la salud pública y la seguridad general.
En todas las circunstancias, e independientemente de la edad, religión o afiliación política, nuestros pacientes están primero, al igual que la seguridad de nuestro personal y los socios con los que trabajamos. Continuaremos brindando atención médica imparcial a los más vulnerables lo mejor que podamos y mientras el acceso y las circunstancias aún permitan la prestación de atención. Actualmente, nuestros programas están funcionando, pero los movimientos de personal se han restringido. Continuamos monitoreando la situación de cerca y estamos listos para adaptar nuestra respuesta médico-humanitaria según sea necesario.