El acceso a la atención sanitaria se ha convertido en un desafío para la población después de que el este de Alepo fuera testigo de los bombardeos más feroces desde que empezó la guerra siria. La búsqueda de tratamiento médico es un peligro en sí misma como muestra el hecho de que, desde que comenzó en julio el asedio de esta zona de la ciudad, los ocho* hospitales que permanecían operativos hayan registrado, al menos, 23 ataques.
Las dos principales instalaciones médicas quirúrgicas del este de Alepo, que reciben el apoyo de Médicos Sin Fronteras (MSF) y de otras organizaciones, han resultado dañadas en cinco ocasiones cada una de ellas. Los daños dejaron uno de estos centros fuera de servicio el 1 de octubre. En las últimas dos semanas, la campaña de bombardeos se ha cobrado la vida de, al menos, 377 personas según la Dirección de Salud que solo contabiliza las víctimas mortales registradas en los centros hospitalarios. Se da la circunstancia de que muchos de los heridos están siendo atendidos en hogares y en estructuras no sanitarias y, por lo tanto, no son contabilizados.
«La situación es insoportable», afirma Carlos Francisco, coordinador general de MSF en Siria. «Los escasos médicos restantes que pueden proporcionar atención vital también se enfrentan a la muerte. Hace solo unos días, un barril bomba mató al director de uno de los centros de salud que apoyamos y a toda su familia, incluyendo niños».
Los siete hospitales en el este de Alepo están saturados y reciben un alto número de heridos de guerra. Los pacientes y heridos mueren, literalmente, en el mismo suelo de los centros. En una zona donde viven unas 250.000 personas, solo hay siete profesionales médicos con conocimientos y capacidad para realizar cirugías en pacientes con heridas de guerra.
«Estamos viendo gran cantidad de personas heridas porque las bombas están cayendo en zonas muy concurridas como colas del pan, aglomeraciones de personas en puntos de distribución de ayuda o calles atestadas», explica el Dr. Abu Waseem, gerente de un hospital quirúrgico apoyado por MSF.
La población del este de Alepo padece la falta de productos de primera necesidad a causa del completo aislamiento provocado por el estado de sitio. El combustible también se ha agotado lo que genera un impacto añadido en el funcionamiento tanto de las ambulancias como de los hospitales.
“Los Gobiernos sirio y ruso han llevado esta batalla a una nueva dimensión», asegura Pablo Marco, director de Operaciones de MSF en Oriente Próximo. «El conjunto de la zona oriental de Alepo está en el punto de mira. Cientos de civiles están siendo masacrados y sus vidas se han convertido en un infierno».
MSF facilita apoyo a ocho hospitales de la ciudad de Alepo. Así mismo, la organización médico-humanitaria gestiona seis centros médicos en todo el norte de Siria y asiste a más de 150 centros de salud y hospitales de todo el país, muchos de ellos, en zonas sitiadas.