Afortunadamente, las instalaciones médicas de MSF han resistido bien. El hospital, la maternidad, el centro de nutrición terapéutica intensiva (que cuenta con un total de 107 camas) y el centro de salud, continúan operando. Los pacientes están todos ubicados en sus respectivas camas y permanecen secos, gracias a que el equipo de logística de MSF […]
Afortunadamente, las instalaciones médicas de MSF han resistido bien. El hospital, la maternidad, el centro de nutrición terapéutica intensiva (que cuenta con un total de 107 camas) y el centro de salud, continúan operando. Los pacientes están todos ubicados en sus respectivas camas y permanecen secos, gracias a que el equipo de logística de MSF elevó esas tiendas entre 30 y 40 centímetros y las rodeó de un sistema de drenaje. “Para proteger el hospital antes de la temporada de lluvias tuvimos que hacer venir 100 camiones. Cada uno trajo 5 metros cúbicos de tierra”, dice Suzanne Ceresko, coordinadora de logística de la organización. “El hospital de MSF es ahora una isla. Para que no se inunde también, cada día que llueve tenemos que bombear el agua hacia fuera”, explica Ceresko. La logística es un componente vital del trabajo de MSF en este campo, pero supone un coste económico considerable.
Lo más importante ahora es encontrar un emplazamiento adecuado que no se inunde, un lugar como el que alberga los campos de Kule y Tierkidi, pero en el que también haya árboles que puedan dar protección contra las altas temperaturas de la estación seca, y de los que se pueda extraer leña con la que hacer el fuego necesario para preparar los alimentos. Además, este nuevo lugar tiene que cumplir con una serie de medidas que garanticen la seguridad de las personas refugiadas. Ninguno de los lugares identificados hasta ahora por las autoridades – Nip Nip, Dima y Pugnido- cumple con estos criterios.
MSF está preparada para ofrecer atención médica a los refugiados una vez sean trasladados a un lugar apropiado. Mientras tanto, los equipos de la organización médica siguen prestando atención en el campamento de Lietchuor, donde continúan aumentando las necesidades. El mayor número de consultas que se reciben estos días son pacientes aquejados de malaria o que presentan infecciones respiratorias. También llegan muchos casos de hepatitis E y de ictericia.
Las condiciones higiénicas actuales amenazan la salud de la población, sin embargo aún no se han producido casos de cólera. MSF pudo finalizar el pasado 23 de agosto la campaña de vacunación en Lietchuor, en la que inmunizó a más de 39.000 personas contra esta enfermedad.
Por otra parte, el hospital de MSF situado en Itang, que tiene 120 camas y cerca de los campos de Tierkidi y Kule, también está inundado. El dique que había sido reforzado para proteger el hospital cedió durante una tormenta a finales de agosto y 35 pacientes tuvieron que ser trasladados a otras tiendas. El resto fue llevado a instalaciones de otras organizaciones. La clínica donde se realizaban el 80% de las consultas para los refugiados y para la población local ya no está operativa.
El acceso a la atención sanitaria sigue siendo un asunto de máxima prioridad para la salud de los refugiados. Hay que encontrar una solución para garantizar la asistencia médica en los campos a todas aquellas personas que la necesitan.
Los equipos de MSF también están presentes en los campamentos de Kule y Tierkidi, en la región de Gambella, donde prestan atención médica y proporcionan servicios de abastecimiento de agua y saneamiento.