Más de 300.000 personas viven hacinadas en los barrios marginales de Tondo, que están adheridos a los muelles del puerto de Manila, la capital de Filipinas. Tondo tiene muy pocos médicos: sólo hay uno por cada 36.000 habitantes.
En estos distritos, Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzó una campaña de vacunación a gran escala para inmunizar a 25.000 niñas contra el virus del papiloma humano (VPH), una de las principales causas de cáncer cervicouterino.
En el laberinto de Aroma y Happyland
Diariamente mueren 12 mujeres en Filipinas debido al cáncer cervicouterino. En 2015 el gobierno escalo sus esfuerzos para combatir la enfermedad, priorizando las regiones más pobres del país. Manila, que también es la capital financiera de Filipinas, no era una de estas regiones. Y mientras que sólo unos cuantos kilómetros separan a los prósperos distritos comerciales de los vecindarios de Tondo, la brecha entre los ricos y los pobres es enorme.
Con el apoyo de Manila City Health y en colaboración con la organización local Likhaan, MSF lanzó una primera ronda de vacunaciones en febrero de 2017. Más de 25,000 niñas de entre 9 y 13 años recibieron la primera dosis de una vacuna que, para ser efectiva, requiere una segunda dosis seis meses después.
Los barrios bajos de Tondo se pueden sentir como un laberinto, y muchos de sus habitantes tienen vidas impredecibles. Es común que las personas se muden súbitamente, dependiendo de sus condiciones de vida y oportunidades económicas.
Manila es una de las ciudades más pobladas del mundo, con más de 70.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Y aunque los nombres de sus barrios bajos puedan sonar pintorescos, reflejan las difíciles condiciones en las que viven sus habitantes. Uno se llama “Happyland” (tierra feliz), un juego de lenguaje con la palabra ‘hapilan, que significa ‘basurero’ en un lenguaje local. Otro es ‘Aroma’, que evoca los fuertes olores que emanan de las montañas de basura que rodean los barrios marginales.
La mayoría de las viviendas –y sus habitantes– no tienen una dirección oficial. Grandes almacenes en desuso se han convertido en refugios improvisados, cada uno alberga a cientos de familias. En este caos, encontrar a 25,000 niñas a principios del año fue todo un desafío. Volverlas a encontrar seis meses después lo fue aún más.
La relativa falta de acceso a educación de la salud en Tondo podría haber minado la concientización de la gran importancia de la segunda dosis de la vacuna. Además, planear citas con 6 meses de anticipación para estas niñas no era una opción, ya que estas familias normalmente viven día a día en condiciones desfavorables.
Aquí es en donde el conocimiento de Likhaan sobre los barrios marginales demostró ser crucial.
Mobilizando a las comunidades
Junto a Likhaan, Médicos Sin Fronteras realizó una campaña de sensibilización a gran escala. Likhaan ha apoyado la salud de las mujeres y la planificación familiar en Filipinas por más de 20 años. El objetivo de la campaña era movilizar a las familias e instar a las niñas a regresar por su segunda dosis de la vacuna.
Conocidos como movilizadores de la comunidad, los trabajadores sociales recorrieron muchas calles, fueron puerta por puerta, para contactar a tantas niñas como les fuera posible. También organizaron una campaña de mensajes de texto con los 10.000 números de teléfono que se registraron durante la primera ronda de vacunaciones y así enviar recordatorios sobre la segunda dosis.
Finalmente realizaron sesiones de educación comunitaria en los barrios marginales para recordar a la gente la importancia de la vacunación, además de sus sesiones regulares sobre salud reproductiva y planificación familiar.
Después de semanas de arduo trabajo, los equipos consiguieron resultados que sobrepasaron las expectativas: casi el 90% de las niñas recibieron la segunda dosis de la vacuna.
En este tipo de campaña, en la que se espera que los pacientes acudan por sí mismos al centro de salud, los organizadores normalmente logran reubicar entre el 60 y 70 por ciento de las personas que recibieron la primera dosis.
Venciendo al cáncer cervicouterino
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda vacunar a las niñas menores de 15 años para reducir el número de mujeres que desarrollan cáncer cervicouterino cuando crecen. En 2011 el gobierno de Filipinas integró la vacuna del VPH dentro de su plan de inmunización nacional y después lo extendió en 2015, pero las mujeres más grandes para quienes está vacuna no existía cuando eran jóvenes tienen más probabilidades de contraer esta enfermedad.
MSF y Likhaan también crearon programas de diagnóstico y tratamiento. Sus equipos brindan información sobre el cáncer cervicouterino, realizan consultas y brindan tratamiento gratuito en su clínica de Tondo y en su clínica móvil, una camioneta que atraviesa los distritos más pobres de Manila para poder llegar a un mayor número de mujeres.
Los exámenes de rutina sólo toman tres minutos. Las mujeres con células precancerosas son tratadas inmediatamente con crioterapia, mientras que quienes se sospecha que están en una etapa más avanzada de la enfermedad son referidas al hospital para su diagnóstico. El equipo apoya a estas mujeres en cada etapa del proceso.