La guerra en Sudán, que comenzó el 15 de abril de 2023, creó una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo.
Desde el inicio del conflicto, caracterizado por el enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), millones de personas han vivido intensos combates, incluidos ataques aéreos, bombardeos, tiroteos y asaltos.
Los saqueos han sido generalizados y los ataques contra las personas, incluida la violencia sexual, siguen siendo una característica definitoria de la guerra.
En poco más de un año, más de 10 millones de personas se han visto forzadas a tener que dejar sus hogares, de las cuales más de 680.000 han huido a Sudán del Sur, un país cuyo sistema sanitario ya tenía grandes dificultades y en el que la ayuda humanitaria no alcanzaba a cubrir ni una mínima parte de las necesidades de la población.
Diversos estudios alertan del riesgo de que en los próximos meses se produzca un aumento de la presión sobre los servicios sanitarios y sobre las organizaciones de ayuda y se calcula que en julio habrá unas siete millones de personas no tendrán acceso a alimentos suficientes.
La situación actual en Sudán del Sur: el impacto de la guerra
Renk, en el estado del Alto Nilo de Sudán del Sur, se encuentra a unos 60 kilómetros de Joda, el punto de entrada oficial para las personas que huyen de la guerra. Unos 13.000 refugiados y retornados (sursudaneses que estaban refugiados en Sudán y que ahora regresan a su país de origen) se encuentran actualmente varados en el centro de tránsito de la ciudad y en sus alrededores.
El número fluctúa en función de los desplazamientos, ya que hay gente que permanece allí a la espera de poder continuar su viaje a través de Sudán del Sur, mientras que otras personas están a la espera de regresar a sus hogares en Sudán.
Las condiciones de vida que soportan todos ellos son terribles: apenas disponen de alimentos, agua, cobijo, instalaciones sanitarias o atención médica.
La mayoría de las personas llegan a la frontera tras haber caminado durante semanas para ponerse a salvo.
Muchos están heridos y gravemente desnutridos y, aunque reciben dinero por parte de las agencias de ayuda para poder comprar comida para siete días, un alto porcentaje se encuentran atrapadas en el centro de tránsito de Renk durante semanas o incluso meses, mientras esperan a poder encontrar medios de transporte para continuar su viaje.
Hambruna, enfermedades y conflicto en Sudán del Sur
A unos 300 kilómetros de Renk, miles de refugiados y retornados también malviven en el centro de tránsito de Bulukat, cerca de la ciudad de Malakal. Allí, nuestros equipos constataron cómo la escasez de alimentos, agua, refugio y saneamiento adecuado provocan un aumento de enfermedades como la diarrea y las infecciones respiratorias.
“Es probable que la continua afluencia de refugiados y retornados a Sudán del Sur empeore la ya aguda escasez de alimentos y agua, tanto entre los recién llegados como en las comunidades de acogida, y dificulte aún más el acceso de la población a la atención médica.”
Dr. Eltigani Osman, nuestro coordinador médico en Sudán del Sur.
Antes de abril de 2023, entre 30 y 50 niños con desnutrición severa ingresaban cada mes en nuestro centro hospitalario de tratamiento de la desnutrición que tenemos en la ciudad de Malakal. Desde el estallido de la guerra en Sudán, el número de niños gravemente desnutridos ingresados en el centro ha aumentado un 200%.
“La situación es preocupante, ya que la desnutrición aumenta el riesgo de infección, especialmente entre los menores de cinco años, que tienen más probabilidades de morir de enfermedades como la meningitis, el sarampión, la fiebre amarilla, el cólera y la malaria.»
Dr. Eltigani Osman, nuestro coordinador médico en Sudán del Sur.
La escasez de agua en toda la región obliga a la población a tener que recoger agua en los ríos. Beber agua sin tratar, que puede estar contaminada, plantea riesgos sanitarios adicionales, sobre todo en una región propensa a los brotes de cólera.
Es probable que estos riesgos aumenten con la llegada de la estación de lluvias, que causará graves inundaciones en toda la región, contaminando los pozos y fuentes de agua, lo que dificultará aún más la respuesta humanitaria.
La ayuda humanitaria en Sudán del Sur no es suficiente
Las organizaciones humanitarias se esfuerzan actualmente por responder a la crisis y ayudar a todos aquellos que lo necesitan.
Desde abril de 2023, gestionamos una clínica en el principal paso fronterizo y dos clínicas móviles en los alrededores de Renk y Bulukat, que atienden a unos 190 pacientes cada día, además de prestar apoyo al hospital de Renk. Sin embargo, esto no es suficiente, y la magnitud de la crisis exige una respuesta internacional mucho mayor.
«La respuesta humanitaria sigue siendo insuficiente ante la verdadera magnitud de las necesidades.
Afortunadamente en Médicos Sin Fronteras no dependemos de los fondos procedentes de Gobiernos o de las Naciones Unidas, y nuestra independencia, también económica, nos permite dar respuesta inmediata a esta crisis, pero resulta sumamente urgentemente que los donantes internacionales asignen fondos y recursos suficientes para atender las necesidades de los retornados, refugiados y poblaciones de acogida en Sudán del Sur.
Esto debe incluir el suministro de alimentos, agua, refugio, saneamiento y atención médica, así como los medios para que las personas puedan continuar sus viajes.»
Iqbal Huda, nuestro coordinador general en Sudán del Sur