Dos años después del inicio de la epidemia de cólera el tratamiento continuado de los pacientes todavía es incierto. Todo ello en un momento en el que gran parte de la población aún está expuesta a los riesgos de contagio.
En Puerto Príncipe, más de 350.000 supervivientes del terremoto viven aún alojados en campamentos, y muchos miles habitan en barrios marginales donde las condiciones sanitarias son deplorables y los dejan expuestos a la enfermedad. La población no cuenta todavía con los medios ni ha aplicado las medidas de salud que necesita para protegerse.
Wilsème ha estado viviendo en un campamento desde hace casi tres años: Vivimos en condiciones difíciles, sin acceso a agua limpia ni jabón. Sabemos que estamos en riesgo de ser infectados por el cólera, pero no tenemos ninguna de las medidas necesarias para resguardarnos de la enfermedad.
Desde principios de año, más de 12.000 enfermos de cólera han recibido tratamiento en los cincos centros de tratamiento de cólera (CTC) que Médicos Sin Fronteras (MSF) gestiona tanto en Puerto Príncipe como en Leogane, una ciudad situada a unos 30 kilómetros al oeste de la capital. Los números han descendido si los comparamos con los cerca de 35.000 casos que ingresaron durante el mismo periodo de 2011 en Puerto Príncipe, indicó Oliver Schulz, jefe de misión de MSF en Haití. Seguimos viendo un promedio de 250 casos a la semana en nuestros centros, lo que sigue siendo un número alto, se lamenta.
La reducción de la financiación internacional está limitando la respuesta de las agencias humanitarias que trabajan en las áreas de atención médica y acceso a agua potable y saneamiento. «Este año MSF ha tenido que mantener a la mayoría de los CTC abiertos todo el año, porque el cólera está lejos de ser controlado. Las medidas para prevenir y tratar el cólera aún no son suficientes», ha lamentado Schulz. De hecho, la capacidad de respuesta del Ministerio de Salud sigue siendo extremadamente débil dos años después de la aparición de la epidemia. Como resultado, durante el pico más reciente en mayo pasado, MSF trató a más del 70% del total de pacientes registrados en Puerto Príncipe. Wilsème es uno de estos casos. Fue hospitalizado con carácter de urgencia: «Fui al hospital público, pero me dijeron que no me podían tratar y me enviaron a un centro de tratamiento de MSF, donde recibí atención.»
Sólo conseguir progresos duraderos en las áreas de agua y saneamiento permitirán contener el cólera. «Esto va a tomar tiempo, y esta es la razón por la que la atención médica para los pacientes de cólera sigue siendo un reto fundamental que las autoridades haitianas deben abordar ahora mismo», explica Schulz. El cólera es una enfermedad que se puede tratar fácilmente, pero resulta crucial que los centros específicos de tratamiento sean accesibles y que los pacientes sea llevados a los mismos tan pronto como sea posible después de que aparezcan los primeros síntomas. Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad puede cobrarse la vida de una persona en tan sólo unas horas. Medidas sencillas para incluir el tratamiento del cólera como parte de los servicios ofrecidos a través de los centros de salud haitianos darían lugar a una reducción y facilitarían el acceso de los pacientes al tratamiento.
Por consiguiente, MSF mantiene la movilización en apoyo de las autoridades de salud haitianas durante los períodos de mayor incidencia y proporciona apoyo técnico y logístico a los centros de salud con vistas a facilitar la integración y el tratamiento del cólera.
Desde que la epidemia de cólera comenzó en octubre de 2010, la enfermedad se ha cobrado más de 7.500 vidas y ha alcanzado alrededor de 600.000 casos conocidos (aproximadamente el 6% de la población del país).
Tan pronto se confirmaron los primeros casos, MSF puso en marcha una operación sin precedentes en todo el país. Entre octubre de 2010 y noviembre de 2011, MSF implantó 75 CTC diseminados por todo el país. Durante este periodo, 4.000 haitianos y 400 cooperantes internacionales fueron movilizados para facilitar tratamiento a más de 160.000 personas.