La epidemia de cólera desborda la capacidad de repuesta en Puerto Príncipe. Entrevista con Stefano Zannini, coordinador general de MSF en Haití.
Desde que la epidemia de cólera se confirmó en octubre en la región de Artibonite en Haití, los equipos de MSF han tratado más de 10.000 casos sospechosos en todo el país. Además de los 3.000 trabajadores de MSF que ya estaban en Haití, más de 100 trabajadores internacionales y 400 haitianos trabajan en la intervención de cólera. MSF apoya dos hospitales del Ministerio de Salud en la región de Artibonite, donde el cólera empezó. Para reforzar clínicas en algunas de las zonas periféricas en el norte y el centro del país, como Gros Morne, MSF está suministrando solución IV, sales de rehidratación oral, y materiales de higiene. También se han repartido suministros en el hospital de la ciudad de Port de Paix, en el norte, y otro equipo de MSF está trabajando en el Cap Haitien para tratar casos sospechosos. MSF apoya centros de tratamiento de cólera (CTC) en Gonaives y Gros Morne. También se ha instalado un CTC con 20 camas en Leogane, donde MSF gestiona un hospital. La epidemia ya ha llegado a Puerto Príncipe, donde los equipos de MSF están incrementando su capacidad hasta 1.000 camas en toda la ciudad. El número de casos ya se ha desbordado en los centros de MSF y los centros sanitarios públicos. Stefano Zannini es el coordinador general de MSF en Haití. A continuación explica la situación para los equipos de MSF que están respondiendo a la extensión del cólera en Puerto Príncipe.
La situación es muy preocupante para nosotros en estos momentos. Todos los hospitales en la capital están llenos de pacientes y estamos viendo siete veces más casos que el número total de casos que teníamos hace tres días.
Ayer llegaron 216 casos de cólera al hospital de la barriada de Cite Soleil, en el norte de la ciudad, mientras que el número total contabilizado hace cinco días era de 30. Los pacientes vienen de todas partes de la ciudad, desde barriadas hasta zonas más ricas. Por el momento tenemos 400 camas aisladas para estabilización y rehabilitación de pacientes y esperamos tener hasta 1.000 para el fin de semana.
Estamos muy preocupados por el espacio. Si el caso de casos continúa creciendo a este ritmo, tendremos que tomar medidas drásticas para poder tratar a los pacientes como usar espacios públicos e incluso calles. No me extrañaría que esta situación se deteriorase hasta el punto de tener que poner pacientes en la calle esperando su tratamiento. Por el momento, no tenemos muchas opciones.
Estamos mirando espacios alternativos pero no hay que olvidar cuál es la situación de Puerto Príncipe. Desde el terremoto, cualquier lugar disponible que no estaba dañado se ha llenado de campos donde la gente vive en condiciones muy precarias. Encontrar una zona vacía en la ciudad ya es un reto por lo que encontrar espacio donde tratar a la gente es muy complicado.
Por el momento tenemos más de 100 trabajadores internacionales y más de 400 haitianos trabajando en CTC por todo el país, pero no es suficiente. Está llegando más personal medico pero la falta de personal es un problema crónico en Haití y estamos casi desbordados. Nuestros equipos trabajan 24 horas al día y empiezan a estar cansados, ya no dan más de si y están muy estresados por la carga de trabajo. Trabajar en un CTC con el olor, el ruido y la presión de tener tantos pacientes no es fácil, pero seguiremos dando tratamiento
Como coordinador general, estoy muy orgulloso de la pasión y el compromiso que mis equipos están mostrando en Haití. Pero estamos en un punto crítico. No se recuerda un cólera en décadas y por lo tanto hay poco conocimiento de la enfermedad. Eso significa que hay muchas ideas falsas y rumores que han provocado el pánico entre la población. Hay personas que se alejan de los CTC o están asustados de tenerlos en sus barrios porque piensan que contribuirán a extender la enfermedad. Hemos intentado explicar que la realidad es justo lo contrario: cuánto más cerca haya un centro a la población, mejor.
Intentamos explicar que el cólera mata pero, al mismo tiempo, es una enfermedad que se puede tratar fácilmente. Es extremadamente importante que los pacientes lleguen lo más pronto posible al centro para recibir el tratamiento.
En los CTCs, donde se puede aislar a los pacientes, los accesos son controlados para que quien entra o sale sea desinfectado con un spray con cloro, así se previene la expansión de la infección. Según el número de camas, cada centro de tratamiento puede ocupar entre 50 metros y una hectárea. Cada paciente recibe una cama y normalmente no está ingresado más de dos días.
Pero otro problema es que cuando el paciente acaba el tratamiento y deja el centro, vuelve a una zona potencialmente infectada por cólera. En Puerto Príncipe, 1.4 millones de personas aún viven en campos, donde la higiene, el saneamiento y el agua potable son escasos. Este 1.4 millón de personas dependen completamente de las agencias humanitarias para tener agua potable. La infraestructura es débil y es muy difícil conseguir asistencia médica y agua para todas estas personas.
Hace dos semanas estuve en Petite Riviere en la región de Artibonite, y esta mañana he visitado nuestro hospital y el centro de tratamiento en Cite Soleil. La gente llega llorando o gritando. El pánico se ha extendido por toda la ciudad porque el cólera es un completo desconocido para estas personas.
Uno de los momentos más tristes que recuerdo es un niño de unos 10 años que traía a su madre al centro y estaba con ella, esperando a que recibiera tratamiento. Normalmente son las madres quienes traen a sus hijos al hospital, pero ahora son los niños quienes ayudan a sus padres.