El doctor Dr Masood Nasim es el responsable del equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital de trauma en Kunduz, al norte de Afganistán. Nasim describe las primeras 72 horas en el hospital tras los enfrentamientos en la ciudad el lunes:
«Llegué al hospital a primera hora de la mañana del lunes, después de escuchar como aumentaban los gritos y el sonido de los impactos de los proyectiles y el tiroteo.
Al mediodía, nuestro hospital estaba en la primera línea de los combates, los enfrentamientos tenía lugar a las mismas puertas del recinto hospitalario.
Podíamos escuchar perfectamente el sonido de los bombardeos, los misiles y el paso de los aviones.
Algunos disparos llegaron a impactar en el hospital e incluso atravesaron el techo de la unidad de cuidados intensivos.
Sin embargo y a pesar de estar en medio de los combates, tanto nuestro hospital como el personal han sido respetados y hemos podido continuar nuestro trabajo.
Hemos recibido 296 heridos desde la mañana del pasado lunes, entre ellos 64 niños. 74 de los pacientes han llegado en condiciones críticas. La mayoría presentaba heridas de bala producidas tras verse atrapados en el fuego cruzado. Nuestros cirujanos han tratado heridas muy graves en abdomen y lesiones en extremidades y cabeza.
El hospital está completamente lleno de pacientes. Normalmente tenemos una capacidad de 92 camas, pero la hemos ampliado de inmediato aumentándola hasta las 150 camas.
Hemos atendido pacientes en las oficinas, en las salas de exploraciones y a muchos los hemos estabilizado en colchones distribuidos en el suelo.
Estamos intentando facilitar atención médica a tantas personas como nos sea posible. Con este objetivo, nuestro equipo está trabajando sin descanso para brindar una asistencia vital. En los últimos dos días, hemos realizado 90 intervenciones quirúrgicas. Contamos con 400 trabajadores humanitarios afganos y diez expatriados internacionales.
Todos ellos han trabajado durante dos días seguidos sin dormir y están completamente exhaustos.
Ahora, tratamos de que cuenten con espacio y algo de tiempo para que puedan recuperar fuerzas. Además, estamos intentando de ampliar nuestro personal con nuevos equipos. Desde que abrimos el hospital en agosto de 2011, hemos venido recibiendo a muchos pacientes heridos en combates, por este motivo nuestro personal es muy eficiente y tiene mucha experiencia a la hora de tratar con múltiples víctimas de este tipo.
Sin embargo, lo que hace que esta situación sea diferente, es que en lugar de recibir una gran afluencia de heridos durante un corto período de tiempo, hemos estado recibiendo muchos pacientes de manera constante, como un goteo continuo y todos ellos en estado muy crítico. Esto resulta muy complicado de gestionar ya que apenas hay tiempo para recuperarse o para reponer los suministros médicos.
Estamos intentando conseguir nuevo personal y traer más suministros médicos, pero resulta muy complejo a causa de los combates y los enfrentamientos en los que está sumida actualmente la ciudad. Dado que esta situación se está prolongando va a ser cada vez más difícil obtener nuevo material y personal. Estamos muy preocupados sobre cómo vamos a poder atender a tantos pacientes sin suministros.
Durante varios días, el nuestro ha sido el único hospital que funcionaba en la zona, y estamos recibiendo heridos que vienen desde la otra punta de la ciudad. Tratamos a mujeres, hombres, niños; civiles y combatientes. Asistimos a todos, independientemente de su origen étnico o de sus afiliaciones políticas, siempre y cuando, dejen sus armas en la puerta. Estoy muy orgulloso de que podamos mantener en marcha este hospital especializado en traumatología, el único de esta clase en todo el noreste de Afganistán.
De vez en cuando, la intensidad de los combates se reduce. Aunque he podido salir brevemente fuera, he centrado toda mi energía en continuar con las actividades médicas aquí, dentro del hospital.
Soy afgano, y he crecido rodeado de batallas, bombardeos y balas al igual que la mayor parte de nuestro equipo. Nadie parece asustado, pero estés o no estés acostumbrado a la violencia, cuando ésta tiene lugar a tu alrededor te preocupas, por supuesto que te afecta. Interfiere con tus actividades normales y con tus pensamientos. No se ve, pero tu cuerpo lo siente”.