Se estima que al menos 32 millones de mujeres y niñas en todo el mundo están siendo forzadas a desplazarse de sus lugares de origen. Algunas siguen en el camino. Necesitan acceso a métodos anticonceptivos, un lugar seguro para dar a luz a sus bebés, apoyo después de haber sufrido violencia sexual y necesitan poder cuidar a sus propios hijos. Ellas no son diferentes de cualquier otra mujer o niña en el mundo.
Pero, al ser desplazadas se enfrentan a desafíos significativamente mayores simplemente porque son mujeres y niñas. Como respuesta a esta situación, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha ampliado sus actividades para atenderlas durante su trayecto en diversos lugares como Tanzania, Bangladesh y Grecia.
Una mujer huye de la violencia en Myanmar hacia Bangladesh ©Moises Saman/Magnum Photos for MSF
A lo largo de sus trayectos, las mujeres y niñas desplazadas necesitan urgentemente atención médica en cinco áreas clave: atención obstétrica, planificación familiar, atención para el aborto seguro, atención para víctimas de violencia sexual, y atención en salud mental.
Solo así tendrán alguna chance de controlar mínimamente su salud a la vez que siguen buscando por su seguridad, pero con menos riesgos de enfermedades, de sufrimiento o de muerte.
Prevenir las muertes maternas: atención obstétrica
Gloria es una mujer refugiada originaria de Burundi en espera de su tercer hijo. Tuvo muchas dificultades para llegar a Tanzania. Ahora está en el campo de refugiados de Nduta, donde finalmente tiene acceso a una atención obstétrica de emergencia.
Las embarazadas forman parte de todas las poblaciones desplazadas, pues muchas mujeres y niñas que se ven obligadas a buscar seguridad, dentro o fuera de su propio país, se encuentran en edad reproductiva: tienen entre 15 y 45 años.
La falta de acceso a una atención de rutina pone en riesgo las vidas de las mujeres embarazadas y sus bebés, pero la falta de atención de emergencia puede ser mortal. Huir cuando se está embarazada aumenta el riesgo de abortos espontáneos y de partos prematuros. Además, problemas que son controlables -tales como tratar una anemia o vacunar contra el tétanos- pueden agravarse severamente.
La evidencia demuestra que la muerte de una madre también afecta la sobrevivencia de sus hijos.
En Nduta, Tanzania, al igual que en otros lugares, el trabajo en red es tan importante como los puntos individuales de atención sanitaria. Las clínicas móviles, los puestos de salud, el hospital de maternidad de MSF y el hospital externo de Kibondo están vinculados entre sí para garantizar que la atención esté disponible lo más ampliamente posible para las mujeres embarazadas y niñas.
Dar opciones a las mujeres: planificación familiar y anticoncepción
En septiembre de 2016, MSF abrió un Centro Diurno de Atención diaria en Atenas, Grecia, para proporcionar servicios de salud a personas desplazadas que están en tránsito o asentadas en Atenas. El centro se enfoca en garantizar el acceso continuo a la atención médica.
Aproximadamente el 40% de los embarazos a nivel mundial no son planeados; en términos de planeación las mujeres desplazadas corren más riesgos. Para aquellas que ya estaban tomando anticonceptivos, escapar precipitadamente y emprender un viaje prolongado facilita que las pastillas (de toma diaria) se acaben o se pierdan, o que la inyección de acción más prolongada, expire. Sin embargo, las mujeres y sus parejas pueden estar confiando en esta protección.
Para otras personas a las que se les niegan los anticonceptivos, sea por las reglas de sus comunidades o por el sistema sanitario del que vienen, obtener acceso a estos métodos supone una oportunidad para proteger su salud frente a una gran incertidumbre. Necesitan servicios a los que puedan acceder de manera confidencial.
Sin anticonceptivos, las mujeres y niñas se arriesgan a quedar embarazadas muy jóvenes, demasiado pronto o bajo circunstancias que ellas no desean.
Embarazos no deseados: atención para un aborto seguro
A nivel mundial, 1 de cada 4 embarazos termina en un aborto inducido, y casi la mitad de ellos son riesgosos. Se estima que el aborto inseguro causa alrededor del 13% de todas las muertes maternas. Con una atención médica para un aborto seguro, estas muertes pueden prevenirse.
En Grecia, por ejemplo, el sistema sanitario ofrece la interrupción del embarazo a pedido, pero tiene muy pocos recursos para responder oportunamente a esta y otras necesidades de salud de las migrantes.
El Centro Diurno de Atención diaria de MSF en Atenas ayuda a cubrir algunas de estas brechas en la salud, y también pone a disposición mediadores culturales y traductores para quienes los necesiten.
Aliviando el sufrimiento: atención a sobrevivientes de violencia sexual
Jonquil es partera en el barco de búsqueda y rescate gestionado por SOS Mediteranée con el apoyo médico de MSF. No todos los que cruzan el Mediterráneo sobreviven. Para quienes sobreviven al viaje, el tiempo a bordo del barco puede ser la primera vez que reciben atención médica en su largo camino.
Dondequiera que MSF se encuentra con mujeres y niñas desplazadas, algunas de ellas están embarazadas a causa de violaciones. Los testimonios de violación y otras formas de violencia sexual son comunes en el «refugio de mujeres» a bordo del Aquarius.
En 2017, dos de cada tres mujeres y niñas a bordo del barco de rescate eran solteras, lo que las convertía en otro grupo muy vulnerable en el contexto del desplazamiento. Dos de cada cinco de ellas eran de Nigeria, y los informes afirman que muchas están siendo objeto de trata para el comercio sexual en Europa. Entre los ciudadanos nigerianos rescatados en este cruce peligroso hoy es frecuente encontrar más mujeres que hombres.
Los dos o tres días que MSF está junto a estas mujeres jóvenes son una breve, pero valiosa oportunidad para alertarlas sobre los riesgos a los que podrían enfrentarse, y para aconsejarlas sobre la asistencia a la que pueden acceder, como la protección en tierra firme.
Ruksana es una partera que ha estado trabajando en Kutupalong, Bangladesh, por casi seis años. En agosto de 2017, la clínica en la que trabaja comenzó a notar un gran aumento en el número de pacientes que habían sufrido violencia sexual entre los refugiados rohingya que llegaron durante la última afluencia desde Myanmar.
La violencia sexual puede ser azarosa u organizada. Puede ser una razón para huir, pero también se puede presentar en cualquier etapa del desplazamiento.
La violencia sexual es una emergencia médica que requiere tratamiento dentro de plazos de tiempo urgentes para evitar embarazos no deseados o posibles infecciones de enfermedades como el VIH. En muchos casos, la ventana de prevención se cierra para cuando se llega a la atención.
A pesar de esto, todavía hay servicios médicos importante que pueden ofrecerse. El apoyo psicológico es esencial para contribuir a la resiliencia y la recuperación. Pero es posible que los sobrevivientes de la violencia no busquen atención debido al estigma, a la vergüenza o porque se sienten abrumados por otras necesidades.
Una de las maneras más efectivas de llegar a las personas que necesitan atención es hacerles saber que está disponible gratuitamente, garantizarles la confidencialidad de la misma, e integrarla en otros servicios de salud con personal preparado.
Apoyar las fortalezas: Atención en salud mental
La mitad de la población siria ha sido desplazada forzosamente. Salma huyó con sus hijos y su cuñado de Damasco, Siria, al sur de Daraa, y luego cruzó la frontera hacia Jordania. Tras una breve estadía en el campo de refugiados de Zaatari, se mudó a Irbid.
Para algunas mujeres y niñas desplazadas es posible encontrar seguridad, o al menos una seguridad relativa, en comparación a lo que abandonan. Pero se yuxtapone con el legado de violencia y las múltiples presiones en el nuevo entorno. Además de esto, las mujeres frecuentemente priorizan las necesidades de su familia antes que las propias.
En Jordania, por ejemplo, muchas mujeres sirias necesitan recurrir a todas sus fuerzas internas para asumir responsabilidades complejas. Pueden estar luchando para mantener a su familia o, si perdieron a sus esposos, para criar solas a sus hijos. Por lo general, es el sufrimiento de sus hijos lo que las lleva a acudir a una clínica como la de MSF.
MSF ofrece atención en salud mental a niños y a sus madres en Irbid y Mafraq, Jordania. Un equipo de consejería totalmente femenino comparte estrategias para ayudar a las mujeres a comprender lo que está sucediendo y para responder de manera efectiva a estas situaciones. Fortalecidas con un nuevo sentido de resiliencia, las mujeres desplazadas y sus familias pueden comenzar a prosperar en lugar de simplemente sobrevivir.
Siguiendo sus pasos
El desplazamiento mundial ha aumentado en los últimos años, y al mismo tiempo también crece el número de mujeres y niñas en movimiento, ya sean desplazadas internas, migrantes, solicitantes de asilo o refugiadas. Sus viajes también se han diversificado y alargado frente a cada nuevo obstáculo que encuentran para conseguir seguridad. No necesitan nuestro juicio; necesitan una variedad de servicios de apoyo que puedan encontrar a lo largo de su camino.
Las mujeres y las niñas en particular necesitan protección y atención médica y psicológica adicional. Para muchas, estas necesidades a menudo se superponen. Su salud y bienestar pueden verse severamente afectados si se les niega la atención médica, y esto sucede en muchos puntos críticos de su trayecto.
Aunque muchas mujeres desplazadas permanecen invisibles, MSF está siguiendo sus pasos donde es posible para brindarles atención médica. También estamos capacitando con conocimiento y herramientas a las mujeres con las que nos encontramos para que tomen decisiones sobre el manejo de su salud, a la vez que su incierto trayecto continúa.