Con motivo del Día Mundial de la Malaria, Médicos Sin Fronteras pide que se amplíe el acceso a los diagnósticos y tratamientos más efectivos en los países endémicos.
La malaria (paludismo) causa cada año más de un millón de muertes, sobre todo en los países de África subsahariana, y 500 millones de personas se infectan con el parásito anualmente. Hoy en día, existen herramientas eficaces para luchar contra la enfermedad: pruebas de diagnóstico rápido y terapias combinadas con artemisinina (TCA). Sin embargo, sólo una pequeña proporción de los enfermos tienen acceso al diagnóstico y el tratamiento que necesitan. La mayoría sólo recibe medicamentos obsoletos e ineficaces, o ninguno. Según un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) sobre su experiencia en Sierra Leona, Chad y Malí, las barreras económicas y geográficas son los principales obstáculos para que los enfermos reciban una medicación adecuada.
Desde hace más de cinco años hay tratamientos eficaces contra la malaria, las terapias combinadas con artemisinina, un derivado de la planta de la artemisia que se combina con otro antimalárico. Los medicamentos que combinan estos dos componentes en un solo comprimido facilitan la toma del tratamiento por parte de los pacientes. Es imprescindible que se priorice el uso de este tipo de medicamentos para asegurar un buen resultado. Aunque la toma por separado es en teoría eficaz, en la práctica muchos enfermos no siguen el tratamiento de forma adecuada, aumentando el riesgo de aparición de resistencias.
Ahora mismo, las terapias combinadas con artemisinina son el último recurso que tenemos contra la malaria. Si se desarrollaran resistencias afrontaríamos una situación catastrófica, explica la Dra. Nines Lima, referente técnico de MSF España para malaria. Aunque de momento no existen resistencias a las TCA, en el sureste de Asia, donde empezaron a detectarse las resistencias a anteriores antimaláricos como la cloroquina, la mefloquina y la sulfadoxina-pirimetamina, ya estamos viendo que se necesita más tiempo para que los medicamentos eliminen el parásito.
En el pasado, en las regiones con alta prevalencia de malaria, todas las personas con fiebre eran directamente consideradas enfermos de malaria. Hoy existen pruebas de diagnóstico rápido que permiten saber si una persona está infectada en 15 minutos y con sólo una gota de sangre. Un aumento del uso de las pruebas de diagnóstico rápido permitiría reservar la medicación para la malaria sólo para los casos confirmados, y asegurar que se busque la causa real de la fiebre en los otros.
Los enfermos de malaria deben ser diagnosticados con pruebas al microscopio o con pruebas de diagnóstico rápido, que son muy útiles en entornos remotos. Hay que dejar de tratar con antipalúdicos a todas las personas que tienen fiebre en las zonas donde la malaria es endémica. Si tratamos a personas que no lo necesitan, no estamos atacando la verdadera causa de esa fiebre y además podemos aumentar la posibilidad de que aparezcan resistencias a estos medicamentos, añade la Dra. Lima.
Cada año, MSF trata aproximadamente a 1.300.000 enfermos confirmados de malaria en 185 proyectos, salvando directamente la vida de mucha gente pero también demostrando que la integración de un correcto diagnóstico y tratamiento, la supresión de las barreras económicas y la implementación de medidas preventivas es la mejor estrategia en la lucha contra la enfermedad. Alrededor de tres millones de enfermos han sido testeados usando pruebas de diagnóstico rápido.