Mientras la población de Goma y aquellos que viven en los campos de refugiados de las inmediaciones siguen viviendo con el miedo de nuevos enfrentamientos entre el grupo rebelde M23 y el ejército, Médicos Sin Fronteras (MSF) es testigo de un aumento de la violencia en Masisi, 80 kilómetros al noroeste. En esta área aislada de Kivi Norte, la organización médica provee asistencia al principal hospital de la región.
Los niveles de violencia, los peores desde 2007, ha forzado a decenas de miles de personas a huir y ha restringido el acceso a los cuidados médicos en el área de Masisi. El coordinador de programas de MSF, Amaury Grégoire, explica la problemática.
¿Cuál es la situación actual en la región de Masisi?
Estamos muy preocupados por el drástico aumento de la violencia. El número de heridos que nuestro equipo quirúrgico ha tratado se ha multiplicado por tres en los últimos tres meses. Casi una de cada cinco operaciones que realizamos hoy en día son de pacientes heridos por bala o arma blanca. No habíamos visto este nivel de violencia desde que llegamos a Masisi en 2007.
¿Qué explica este nivel de violencia?
Hay muchos grupos armados en la región y la menor discrepancia se resuelve por medios violentos La gente está amenazada y atacada cada día en sus casas, en sus campos, en los caminos. Estos ataques, con frecuencia, tienen un móvil económico, pero a veces los objetivos son totalmente gratuitos. En otros casos, son asaltos con un trasfondo étnico. Y éstos pueden ser perpetrados por grupos armados pero también por civiles que pertenecen a una u otra comunidad.
¿Quiénes son las principales víctimas?
Los atendidos en los hospitales por heridas son la mayoría hombres armados, por supuesto, porque la región ha sido el escenario de luchas en las últimas semanas. Pero también estamos viendo un aumento en el aumento de civiles atendidos, incluyendo niños y mujeres. En algunos casos, la violencia ha llegado a niveles horribles. El 4 de noviembre, la población de Shoa, que está localizada a unos pocos kilómetros de Masisi fue atacada. Siete personas murieron en nuestro hospital por las heridas de machete recibidas. Las víctimas incluyen dos mujeres embarazadas y un bebé. Más tarde, el 29 de noviembre, tras una serie de ataques en el pueblo de Kihuma, los equipos de MSF trataron a 32 heridos, 8 de los cuales por traumatismos graves. Esta violencia sin precedentes, dejó a siete personas muertas.
¿MSF está viendo un aumento en el número de violaciones?
En Masisi, nuestros equipos suelen tratar a entre 40 y 70 víctimas de violencia cada mes. En Noviembre, nuestros equipos vieron a 20 mujeres víctimas de violencia sexual, lo cual no es una buena señal. La violencia contra las mujeres, por supuesto, no ha disminuido. La inseguridad y el aumento de tensiones étnicas son obstáculos para que la gente llegue al hospital o al centro de salud. El miedo hace que la población se quede en su casa.
¿Cuál es el impacto directo de esta nueva situación en las vidas de la población?
Hay alrededor de 40.000 personas desplazadas solamente entre las dos poblaciones de Rubaya y Kibaki. Estas familias están viviendo en condiciones muy precarias; un brote de cólera hizo la situación todavía más desesperada. Además, la gente teme acudir a los centros de salud. Con la excepción de las urgencias, en las que vemos un aumento de víctimas de violencia, las admisiones al hospital de Masisi han disminuido considerablemente. Sabemos que las necesidades están ahí pero la gente tiene miedo de dejar sus casas. Por ejemplo, hay muchos embarazos de riesgo en la región. En esta área, hemos encontrados que entre cinco y quince mujeres de cada cien requieren operaciones de cesárea de emergencia. En las últimas semanas , muchísimas menos mujeres nos han llegado. Es muy preocupante. Estas mujeres no tienen otras alternativas que dar a luz solas, sin ayuda. Sabemos que algunas de ellas no sobrevivirán.
¿Cuáles son las consecuencias para MSF?
Cuando la gente no puede dejar sus casas, los equipos de MSF tienen que llegar a ellos. Muy a menudo tenemos que cruzar las líneas del frente para ofrecer asistencia sanitaria. También dotamos a las poblaciones de ambulancias y sistemas de referencia a hospitales. En el campo de desplazados de Rubaya, apoyamos a un centro de salud y hemos dispuesto un centro de tratamiento de cólera. En tres semanas, los equipos pudieron llevar a cabo más de 3.000 consultas y nuestro centro de tratamiento de cólera admitió a 199 pacientes. Las necesidades son enormes y hay muy pocas ONG.
¿Cómo deberían cambiar las cosas?
Nos gustaría enfatizar la situación humanitaria en este territorio remoto y ver más organizaciones de ayuda que vinieran o retornaran a la región porque las necesidades son elevadas y la situación no parece que se vaya a calmar en el futuro próximo. El territorio de Masisi tiene la misma población que la de Goma y las necesidades allí no son tan acuciantes. Sin embargo, las organizaciones aquí son muchas menos. Después de las últimas semanas de conflicto, los equipos de MSF se encuentran prácticamente solos. La violencia en Masisi no está recibiendo la atención de los medios que merece.
MSF trabaja con el Hospital General de Masisi, República Democrática del Congo, desde 2007 y provee cuidados primarios y secundarios allí. Entre enero y septiembre de 2012 MSF ha hospitalizado más de 5.800 pacientes, llevado a cabo más de 1320 cirugías y admitió a 462 niños desnutridos y 653 mujeres embarazadas.