En medio de un conflicto cada vez más intenso y de la afluencia masiva de víctimas en el área del este de Ghouta, en las cercanías de Damasco, Médicos Sin Fronteras (MSF) logró conversar durante unos momentos del viernes 25 de noviembre con un médico generalista (se requirió anonimato por razones de seguridad personal) que trabaja en una clínica improvisada de la zona:
Durante las últimas tres semanas hemos experimentado nuevas oleadas de ataques tanto desde tierra como desde el aire. Estas embestidas han golpeado áreas residenciales, especialmente escuelas. Todavía hay centros médicos en funcionamiento, pero a duras penas estamos pudiendo hacer frente a esta nueva ola de violencia.
Las redes médicas han sido afectadas –algo a lo que ya nos hemos acostumbrado – pero ahora también las escuelas están siendo atacadas y esto ha hecho que este momento sea mucho más difícil.
Nuestro centro médico es fundamental en esta zona. La mayoría de nuestros servicios continúan funcionando y están disponibles para los pacientes. Contamos con cirugía general y especializada, un departamento de radiografías, un laboratorio, ambulancias y personal que aún viene a trabajar, por lo que cuando hay un bombardeo, nos llegan muchos heridos. La mayoría de las lesiones que hemos visto en el último tiempo requieren intervenciones quirúrgicas complejas, lo que lamentablemente significa amputaciones. Sumado a eso, tenemos muchos casos de daños en los nervios, para lo cual traemos un médico especialista que se encarga de estas emergencias.
La mayoría de los heridos que hemos recibido en estas últimas semanas han sido niños. Debido a los ataques, hemos visto muchos fallecidos; familias enteras destruidas. Hubo un caso reciente en el que toda una familia, excepto por el padre, murió. En otra familia, el hombre, que es médico, sobrevivió a un bombardeo aéreo, pero su esposa y su suegra están internadas en terapia intensiva, y su hija ha muerto. Ahora mismo, mientras hablo contigo, me avisan de más muertos y heridos que están por llegar – dicen que uno de ellos es una niña que falleció inmediatamente.
Ayer, luego de un ataque aéreo, trajeron a otro niño que llegó ya sin vida. Tres hombres que estaban trabajando en un poste eléctrico también fueron ingresados requiriendo cirugías intensivas, y una mujer que estaba caminando de regreso a su casa fue herida y traída al centro.
Hoy en día, en una jornada lenta o promedio, estamos haciendo al menos 5 o 6 cirugías de urgencia para salvar la vida de nuestros pacientes.
Pienso que si esta situación continúa, la mejor solución sería que tal vez todos nosotros –la comunidad entera- nos trasladásemos a vivir bajo tierra para poder sobrevivir.