En 2016, solo 4.800 personas tuberculosis resistente a los medicamentos (TB-DR) fueron tratadas con los dos fármacos más nuevos y efectivos. Médicos Sin Fronteras (MSF) lamenta que apenas el 5% de los enfermos que requieren estos nuevos medicamentos los reciban a pesar de que estos llevan en el mercado cuatro años.
Al margen de un reducido número de ensayos clínicos y programas de uso compasivo, solo 469 personas fueron tratadas con delamanida en 2016. En el mismo periodo, poco más de 4.300 pacientes recibieron bedaquilina. El resto de enfermos que reciben tratamiento para la tuberculosis resistente a los medicamentos siguen regímenes más antiguos y más tóxicos que solo curan el 50% de los casos. Además, estos tratamientos tienen efectos secundarios graves que van desde la sordera a la psicosis.
Los Gobiernos y las compañías farmacéuticas que producen bedaquilina y delamanida deben aumentar el acceso a estos fármacos.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que más de medio millón de personas estaban infectadas con TB-DR. De ellas, solo una de cada cuatro había sido diagnosticada y recibía tratamiento para este tipo de tuberculosis.
«Resulta francamente desalentador que con cientos de miles de personas viviendo con la mortal tuberculosis resistente a los medicamentos, solo 4.800 personas hayan accedido el año pasado a los dos nuevos fármacos que podrían aumentar drásticamente las vidas salvadas«, señala el Dr. Isaac Chikwanha, asesor de Tuberculosis de la Campaña de acceso a medicamentos de MSF.
La tuberculosis está entre las diez enfermedades que más mortalidad causan en todo el mundo. Se calcula que cada año, 1,8 millones de personas mueren a causa de la enfermedad.
La delamanida y la bedaquilina, dos nuevos fármacos prometedores, fueron introducidos en el mercado hace tres y cuatro años, respectivamente. Estos nuevos medicamentos trajeron grandes esperanzas de conformar la columna vertebral de un tratamiento nuevo y notablemente mejorado para la TB-DR. El tratamiento estándar actual para la TB-DR implica que los pacientes tomen casi 15.000 pastillas durante dos años. Este régimen causa efectos secundarios graves y debilitantes y tiene éxito solo en uno de cada dos enfermos.
«Cuando tenemos acceso a estos nuevos fármacos, incluso de forma combinada, damos a los pacientes una oportunidad real de sobrevivir a esta enfermedad letal», explica Jennifer Hughes, doctora especializada en tuberculosis de la clínica de MSF en Khayelitsha, un suburbio cerca de Ciudad del Cabo. “El 90% de los 18 pacientes que reciben tratamiento combinado a base bedaquilina y delamanida en nuestro proyecto dio negativo en el cultivo de muestras de esputo tras seis meses de tratamiento. Este resultado constituye un primer signo de que el tratamiento tendrá éxito en última instancia».
«Los esfuerzos para aumentar el acceso a estos dos nuevos fármacos se han movido a un ritmo glacial. Solo el 1% de quienes podrían beneficiarse de la delamanida la están recibiendo en Sudáfrica hoy en día; y la mayoría se concentra en un solo centro», añade la Dr. Hughes. «¿Cuánto tiempo más tienen que esperar los enfermos de otros lugares?».
Desde que estos fármacos fueron aprobados por la OMS para incorporarse a los regímenes de tratamiento para las personas con formas graves de TB-DR, MSF y otras organizaciones luchan por obtener acceso a estos nuevos medicamentos. El acceso a la bedaquilina (comercializado por Janssen – Johnson & Johnson) y a la delamanida (comercializado por Otsuka) está restringido por varias razones. Una de ellas es que las compañías farmacéuticas no los han registrado en muchos países que soportan una incidencia alta de tuberculosis.
«Nuestro primer gran problema es que las farmacéuticas ni siquiera están registrando nuevos fármacos en algunos de los países más afectados por la enfermedad; el segundo gran obstáculo es su alto precio«, asegura el Dr. Chikwanha. «Tanto Janssen como Otsuka – especialmente esta última – deben acelerar urgentemente el registro de sus medicamentos en los países que soportan una alta carga de tuberculosis y establecer un precio asequible».
Los países también deben facilitar un mayor acceso a los nuevos medicamentos permitiendo su importación antes de que se complete su registro.
«Los Gobiernos deben hacer todo lo posible para ayudar a salvar la vida de sus ciudadanos», reclama Isaac Chikwanha. «Los países tienen la responsabilidad de proporcionar tratamiento para la tuberculosis resistente a los medicamentos con las herramientas recomendadas y a su disposición, incluyendo la bedaquilina y la delamanida; especialmente para las personas que se han quedado sin otras opciones de tratamiento».
«Tuve mucha suerte, porque fui una de las primeras personas en Sudáfrica en obtener la delamanida», explica Sinethemba Kuse, de 17 años, residente de Khayelitsha. «He estado bajo tratamiento 14 meses y me siento bien, apenas he tenido efectos secundarios. Creo que mucha gente debería poder recibir este tratamiento porque funciona de verdad. Muchos enfermos que no tienen la oportunidad de tomar estas píldoras están sufriendo y muchos de ellos mueren. Por eso pido a los Gobiernos que compren estas pastillas para que los pacientes de esta enfermedad tengan una segunda oportunidad de vivir».