México: la crisis migrante detrás de las caravanas

El reciente aumento de las caravanas migrantes en el sur de México nos ha llevado a redoblar la asistencia móvil. Estas caravanas migrantes son apenas la punta visible del iceberg en un océano de desesperación.

Tras cruzar Sudamérica, Centroamérica, y hasta el Atlántico cientos de miles de personas migrantes que en su mayoría se dirigen hacia EE.UU. caen en el limbo en México, acorraladas entre la violencia de múltiples actores armados, estrategias de desgaste y un complejo rompecabezas burocrático para pedir asilo.

Por Daniel Bruce y Ricardo Santiago, responsables de las bases de Médicos Sin Fronteras en el sur de México

Tapachula como punto de partida: el constante flujo migratorio y sus desafíos

En Tapachula se aglomera una multitud de migrantes tras entrar a México. Hasta hace poco, muchos llegaban a esta ciudad fronteriza con Guatemala cruzando el río Suchiate en cámara neumática, pero últimamente no los vemos por ahí.

Las rutas migratorias en México cambian constantemente, ya que este país es de origen, tránsito, destino y retorno para miles de personas en movilidad. A pesar de estos cambios, el flujo constante de cientos de miles de migrantes no disminuye.

El flujo migratorio incluye cada vez más mujeres solas o acompañadas de niñas y niños de todas las edades. Estas personas provienen de países centroamericanos como Guatemala, Honduras o El Salvador, y del sur del continente, principalmente de Venezuela, aunque también en menor medida de Colombia y Ecuador. Y también vienen personas de Haití e incluso desde más allá del Atlántico: Senegal, Pakistán, China y un largo etcétera.

Dos trabajadores de MSF charlan con dos niños en el albergue Pumarejo de la ciudad de Matamoros, en el norte de México, en la frontera con EEUU. © Sara de la Rubia/MSF

En Tapachula, muchos migrantes inician gestiones burocráticas antes de continuar su camino por el extenso territorio mexicano hacia Estados Unidos. En esta ciudad se forman muchas de las caravanas migrantes, que han aumentado en frecuencia y tamaño en los últimos meses.

Sin embargo, la mayoría son disueltas antes de llegar a Ciudad de México mediante coacciones y engaños, según relatan los testimonios. Las personas migrantes caminan juntas para reducir su exposición a la violencia ejercida por múltiples actores armados en los 3.000 kilómetros que separan las fronteras sur y norte.

Múltiples formas de violencia hacia los migrantes

Los eventos violentos incluyen torturas, violencia sexual, robos, secuestros, amenazas, privación de agua y alimentos, quemaduras o extorsiones. Estas agresiones tienen graves consecuencias en la salud física y mental de los migrantes, a menudo de forma irreversible.

Muchas personas ya cargaban con un gran peso, pues habían huido de sus países debido al conflicto, la violencia o la exclusión. Posteriormente, enfrentaron nuevas agresiones en puntos del corredor migratorio latinoamericano, como la peligrosa jungla del Darién en Panamá.

El reciente aumento de las caravanas migrantes en el sur de México nos ha llevado a redoblar la asistencia móvil. Entre finales de septiembre y principios de diciembre hemos atendido en la llegada de 12 grupos que se trasladan en caravanas, compuestos por casi 10.000 personas, en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, brindando más de 1.900 consultas médicas.

Trabajadores de MSF hablan con un grupo de migrantes asentados en la Plaza de la Soledad, Ciudad de México. © Sara de la Rubia/MSF

Entre las personas atendidas, había pacientes con enfermedades respiratorias agudas, osteomusculares, afecciones de la piel y gastrointestinales, causadas por el consumo de agua no potable, las largas caminatas y las altas temperaturas. También identificamos casos de enfermedades crónicas como hipertensión arterial, asma y diabetes.

A pesar de la fragilidad con la que los migrantes terminan las caminatas, las fuerzas de seguridad a veces les cierran el acceso a zonas adecuadas de descanso. Esto ocurrió en noviembre pasado en La Venta, donde cientos de personas debieron parar en los arcenes de una carretera periférica, exponiéndose a accidentes.

Estas caravanas migrantes son apenas la punta visible del iceberg en un océano de desesperación. Representan una pequeña fracción de las más de 925.000 personas reportadas en situación migratoria irregular entre enero y agosto de 2024, según datos del Instituto Nacional de Migración. Esto implica un aumento del 131 % respecto al mismo periodo del año anterior y refleja que la crisis humanitaria de los migrantes en México supera el reciente aumento de las caravanas.

Enfrentamos grandes dificultades para acceder a las personas en movimiento. Muchas eligen rutas poco transitadas y son vulnerables a las redes de tráfico de personas. Sabemos que muchos no tienen acceso a servicios básicos y que en algunos casos necesitan atención médica y psicológica urgente.

Nuestra respuesta frente a la crisis migratoria

Los equipos de MSF informan a los migrantes recién llegados a la localidad sureña de Suchiate sobre los puntos de atención que la organización tiene a lo largo de las rutas migratorias en México. © Sara de la Rubia/MSF

Fuera de las caravanas, entre agosto y noviembre, nuestros equipos realizaron:

  • Cerca de 8.900 consultas médicas en clínicas fijas, consultorios o albergues en el sur de México.
  • También sensibilizaron a 17.195 personas en aspectos de salud
  • Entregaron 25.000 kits de ayuda.
  • Durante estas intervenciones, brindamos apoyo psicológico a 1.083 pacientes con ansiedad, depresión y estrés postraumático o agudo.
  • Tratamos a 37 supervivientes de violencia extrema y a 120 víctimas de violencia sexual. Los números de pacientes muy vulnerables que hallamos lejos de las caravanas son usualmente mayores, y también es mayor el tiempo que les podemos dedicar.

Rompecabezas burocrático para obtener asilo

Las personas migrantes se encuentran asfixiadas y desesperadas por un proceso extremadamente complejo para solicitar asilo. Este proceso está lleno de cambios arbitrarios tanto en México como en el sistema CBP One estadounidense. Además, enfrentan estrategias de desgaste por parte de las autoridades mexicanas, como retornos forzosos en autobuses. Estos retornos se realizan desde los tercios norte y central hacia localidades meridionales como Oluta, Villahermosa o Tuxtla.

Estas estrategias no logran detener el fenómeno migratorio. A pesar de su enfoque en contener el flujo, dejan a las personas migrantes desprovistas de protección. Están expuestas a la violencia del crimen organizado y otros actores armados.

Instamos a las autoridades de México, EE. UU. y otros países de la región a proporcionar vías seguras de migración. También deben reforzar los servicios básicos, incluida la atención en salud y espacios dignos para descansar.

El campamento de El Bordo, en la norteña ciudad mexicana de Matamoros, apenas alberga una docena de tiendas de campaña, pero en él vivieron miles de personas a la espera de poder cruzar a EE.UU. © Sara de la Rubia/MSF

Tras un 2024 violento e inhumano con las personas en movimiento, esperamos que los nuevos gobiernos de México, EE. UU. y otros países respeten el derecho al asilo. También deben respetar los derechos humanos.

Reconocer la enorme crisis migratoria permitirá mejorar las condiciones médico-humanitarias de las poblaciones en tránsito. Estas personas huyen a lo desconocido, dejando todo atrás, en busca de bienestar y seguridad.

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