Decenas de miles de personas seguirán muriendo innecesariamente a causa de las mordeduras de serpiente a menos que la comunidad sanitaria internacional adopte medidas para garantizar la disponibilidad del tratamiento y del antídoto, advierte Médicos Sin Fronteras (MSF) con ocasión de un simposio que tuvo lugar en Basilea (Suiza) el 8 de septiembre.
Se estima que, cada año, 5 millones de personas en el mundo sufren una mordedura de serpiente; de ellas, 100.000 mueren y 400.000 quedan discapacitadas o desfiguradas de forma permanente. Solo en África subsahariana, cada año mueren 30.000 personas a causa del veneno de serpiente y se estima que 8.000 sufren amputaciones. Es probable que el número de víctimas aumente ya que las existencias de uno de los contravenenos más eficaces para las mordeduras de serpiente en África subsahariana caducan en junio de 2016.
El Fav-Afrique, producido por la compañía farmacéutica francesa Sanofi, es el único antídoto que ha demostrado ser seguro y eficaz en el tratamiento de casos de envenenamiento provocados por diferentes tipos de serpientes en todo África subsahariana. En África existen algunos productos contravenenos similares alternativos, pero su eficacia y seguridad todavía no han sido establecidas apropiadamente. Sanofi dejó de producir Fav-Afrique en 2014 y el último lote caducará en junio de 2016. Entonces, no habrá ningún producto que reemplace a este fármaco durante al menos otros dos años, lo que se traducirá en más muertes y discapacidades innecesarias.
Las mordeduras de serpiente siguen siendo una de las emergencias de salud pública más desatendidas del mundo ya que, por desgracia, los actores globales en el ámbito sanitario muestran escaso interés por este problema. El desarrollo de un enfoque claro sobre el tratamiento y el diagnóstico permitiría salvar miles de vidas.
“Nos enfrentamos a una auténtica crisis. ¿Cómo es posible que los gobiernos, las empresas farmacéuticas y los organismos sanitarios internacionales se escabullan cuando más los necesitamos?”, se pregunta el Dr. Gabriel Alcoba, asesor médico en materia de mordeduras de serpiente de MSF. “¿Se imaginan la aterradora experiencia de ser mordido por una serpiente, sentir el dolor y el veneno extendiéndose a través del organismo sabiendo que es algo que podría matarte, y ser consciente de que no hay tratamiento disponible o que no puedes permitirte el lujo de pagarlo?”
MSF trata cada vez más mordeduras de serpiente en sus programas en el terreno. Esto incluye entre 300 y 400 víctimas de mordedura de serpiente al año en Paoua (República Centroafricana) y más de 300 mordeduras en Agok (Sudán del Sur) en 2014. Muchas de las víctimas son niños.
Las mordeduras de serpiente afectan, fundamentalmente, a las personas que viven en las zonas rurales. Al carecer de un centro de salud en las proximidades y no poder pagarse un tratamiento que resulta muy caro, muchos recurren a los curanderos tradicionales o no buscan atención en absoluto. De esta manera, el número de víctimas es probablemente superior al registrado oficialmente. Si está disponible, el tratamiento puede costar entre 250 y 500 dólares por paciente, lo que equivale a cuatro años de salario en los países afectados. Subvencionar los costes del antídoto para que las víctimas de las mordeduras no paguen o lo hagan un porcentaje muy pequeño resulta crucial para mejorar el acceso a este tratamiento capaz de salvar vidas.
«Hasta que exista un antídoto que pueda ocupar el lugar del Fav-Afrique, esperamos que Sanofi pueda empezar a generar el material de base necesario para producir el Fav-Afrique, y más adelante busque las oportunidades adecuadas dentro de su capacidad de producción para refinar el contraveneno”, afirma Julien Potet, asesor en materia de enfermedades olvidadas para la Campaña de Acceso a medicamentos esenciales de MSF.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) debería desempeñar un papel de liderazgo para afrontar las mordeduras de serpiente como un problema de salud pública, pero todavía las considera como “una enfermedad olvidada que carece de programa formal”, a pesar de las elevadas tasas de mortalidad.
Por todo ello, MSF considera que la comunidad sanitaria internacional, los donantes, los gobiernos y las compañías farmacéuticas deberían asumir su responsabilidad por su escasa contribución al reconocimiento de las mordeduras de serpiente como una emergencia de salud pública. Así mismo, estos actores tienen que adoptar, de forma conjunta, medidas inmediatas y apropiadas.