Un cambio invisible que podría salvar vidas
El cielo de El Manchén es tan azul como siempre. Este suburbio de la capital hondureña continúa la rutina diaria de gente que se apresura para ir a trabajar y de coches que tocan la bocina en medio del intenso tráfico. A simple vista, esta zona densamente poblada parece igual que hace un año. Pero un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha estado trabajando duro para lograr un cambio microscópico que podría salvar vidas.
Una prueba reciente descubrió que ocho de cada diez mosquitos capturados en El Manchén portan Wolbachia. Esta bacteria es inofensiva y está presente en más del 50% de los insectos.
Hace un año, casi ninguno de los mosquitos locales era portador de Wolbachia.
Wolbachia: la bacteria que reduce el dengue
Esto es importante porque la Wolbachia reduce drásticamente la probabilidad de transmisión de enfermedades como el dengue. Esta enfermedad puede ser mortal y afecta cada año a entre 100 y 400 millones de personas en todo el mundo.
Nuestro equipo del Proyecto de Prevención de Arbovirus en Tegucigalpa liberó el año pasado en El Manchén más de ocho millones de mosquitos con Wolbachia.
La esperanza era que estos mosquitos prosperaran, se reprodujeran y transmitieran la Wolbachia a futuras generaciones. Esto reduciría radicalmente la tasa de dengue en la zona.
El reto de ganar la confianza de la comunidad
Sin embargo, había muchas cosas que podían salir mal.
«Como seguíamos liberando mosquitos, cada vez había más en la zona, lo que causaba angustia a las comunidades locales. Al mismo tiempo, estalló otra epidemia de dengue en la capital. Esto hizo más difícil hablar a la gente sobre el dengue, pero al implicarles directamente en las actividades, pudimos cumplir el objetivo de las liberaciones», afirma Edgard Boquín, coordinador del proyecto.
Teresa Arteaga es vecina de la colonia Canaán. Aquí observa con curiosidad a los mosquitos portadores de Wolbachia que serán liberados en su comunidad. © Martín Cálix/MSF
Teresa Arteaga, junto a Lorena Rodríguez, supervisora de promoción de la salud de MSF, participan en la suelta de mosquitos portadores de Wolbachia en la comunidad de Canaán. © Martín Cálix/MSF
Un esfuerzo colaborativo sin precedentes
«Hemos trabajado en colaboración con las comunidades locales, las autoridades sanitarias hondureñas, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y el World Mosquito Program (WMP). ¡Ha sido un verdadero trabajo en equipo! Es la primera vez que nuestros equipos y el WMP trabajan juntos en la prevención de arbovirus como el dengue. Nuestra fuerza en la participación comunitaria y la experiencia técnica del WMP se complementaron para hacer de esto una realidad»
Edgard Boquín, coordinador del proyecto.
¿Está funcionando la estrategia?
Anteriormente, El Manchén tenía una de las tasas más altas de dengue de la ciudad. Sin embargo, en el último año se han registrado menos casos que en años anteriores, y las tasas son más bajas en comparación con otras zonas de la ciudad.
«Aún es pronto para cantar victoria», dice Boquín con cautela. «En septiembre analizamos 294 mosquitos, y nos alegró mucho que el 85,7% fueran portadores de Wolbachia. Sin embargo, se trata de resultados preliminares. En el primer trimestre de 2025 se harán las pruebas definitivas que nos dirán hasta qué punto esta estrategia ha servido para reducir el impacto del dengue en El Manchén».
Aunque se cuida de mostrar demasiado entusiasmo antes de tiempo, Boquín se muestra esperanzado. «Esto es indudablemente prometedor», dice, con una sonrisa de satisfacción.
«Si seguimos por este camino, el método Wolbachia será una herramienta positiva para reducir el dengue en el país. Durante mucho tiempo hemos visto cómo la gente sufría a causa del dengue, pero ahora oímos historias positivas de la comunidad de que algo está cambiando tras la liberación de los mosquitos portadores de Wolbachia; esto da esperanzas a quienes han padecido el dengue o han visto enfermar a alguien cercano», concluye.