En los últimos cien días, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha contribuido con recursos y equipos a las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central. En este período, los dispositivos de MSF han rescatado a 11.482 personas. Estas operaciones se realizan a través de los barcos de MSF: Bourbon Argos, Dignity I y MY Phoenix (este último operado en colaboración con la organización maltesa MOAS). Desde que la operación comenzó, el pasado 2 de mayo, MSF ha localizado numerosas embarcaciones que se encontraban en evidente riesgo de naufragio. Las vidas de las personas que viajaban hacinadas en ellas se han salvado porque los barcos de rescate estaban en el lugar correcto y en el momento adecuado.
Los datos de rescate de MSF muestran que la mayor parte de los salvamentos se producen en dos áreas principales de la costa de Libia, cerca de Trípoli y Zuwara. Los barcos de búsqueda y rescate operados por MSF y MOAS centran su atención en patrullar estas aguas de manera activa, con la única misión de rescatar a la gente que viaja en embarcaciones en peligro. Sin embargo, este no es el caso de muchos otros barcos que participan en las tareas de búsqueda y rescate y que tienen otros mandatos. Estos buques no están posicionados en esta zona a menos que reciban una petición específica por parte del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Roma (CCSM) para intervenir en una operación. En 2014, los buques mercantes llevaron a cabo el 40% de los rescates. Los recientes ataques a barcos comerciales frente a las costas de Libia han hecho que los capitanes ahora sean reacios a entrar en esta área por razones de seguridad.
«Cada vez más, nos vemos en la obligación de llevar a cabo múltiples rescates de varias embarcaciones en cuestión de horas«, afirma Lindis Hurum, coordinadora de MSF a bordo del Bourbon Argos. «Nuestros equipos también han asistido a barcos que transportaban a personas fallecidas durante el viaje a causa de la deshidratación o por asfixia. Esto nos indica que, a pesar de que la respuesta de la Unión Europea sea supuestamente mayor y mejor que el año pasado, no hay suficientes navíos disponibles ni están en el lugar adecuado para responder debidamente a las necesidades de quienes cruzan el Mediterráneo«.
«Las personas se ahogan en segundos«, añade Will Turner, coordinador de MSF a bordo del MY Phoenix. «Para salvar la mayor cantidad posible de vidas, los barcos deben centrarse exclusivamente en la localización y el salvamento y deben estar situados tan cerca de la costa del norte de África como sea posible. No es suficiente que se esté a la espera de una llamada de alerta fondeado en las aguas entre Sicilia y Malta; las misiones de búsqueda y rescate deben hacerse de forma proactiva«.
La mayoría de las personas rescatadas por MSF proceden de Eritrea, Somalia, Siria, Bangladesh, Sudán y Gambia, y huyen de conflictos y regímenes opresivos o en pos de una vida mejor en Europa. Los equipos médicos de MSF han tratado diversas dolencias que van desde lesiones y patologías menores a problemas más graves como insuficiencia orgánica, heridas de bala y quemaduras causadas por el aceite de motor y el combustible.
«Las misiones de localización y rescate salvan muchas vidas, pero no importa cuántos barcos de salvamento operen en el Mediterráneo: un barco de pesca de madera sobrecargado o un bote inflable son embarcaciones demasiado frágiles y nunca estarán a salvo«, explica Lindis Hurum. «Para detener estas muertes innecesarias, la UE necesita establecer formas seguras y legales para que las personas lleguen a Europa y no tengan que embarcarse, en primer lugar, en estas precarias naves«.
«Cuando le pregunto a la gente por qué arriesgan sus vidas de esta manera siempre obtengo la misma respuesta«, dice Will Turner. «No hay alternativa; no la tienen. Conocen los peligros, pero se la juegan todos modos. Nos dicen que prefieren ahogarse buscando la seguridad y la libertad que permanecer en sus países de origen o en Libia, donde la vida no vale la pena«.
Así narra su experiencia Zachariah, un anciano palestino desplazado de su hogar por tercera vez en su vida, la más reciente por la inseguridad en Libia: «Cuando la situación en Libia empeoró, decidí llevar a mi familia a Europa, pero sin documentos era imposible salir. Todos hemos tenido que tratar de llegar cruzando el mar porque no teníamos otra opción«.
Se espera que agosto sea el mes más activo en la ruta del Mediterráneo. El mar en calma y el clima cálido hacen de esta época la que reúne las mejores condiciones para intentar la travesía. «En Europa, para muchos ciudadanos, agosto es sinónimo de vacaciones, un mes de merecido descanso«, recuerda Paula Farias, coordinadora del Dignity I de MSF. «Pero para muchas personas en todo el mundo, es otro mes en el que huir de la guerra, el hambre y la opresión. Nadie arriesga su vida en el Mediterráneo para tener una pantalla de televisión más grande«.
MSF continuará las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo en los próximos meses, proporcionando la mejor asistencia a las personas que emprenden el peligroso viaje a través del mar.