Médicos Sin Fronteras (MSF) ha dado comienzo a los trabajos para construir un nuevo emplazamiento para los refugiados de Grande-Synthe, cerca de Dunkerke, en el norte de Francia. “En estos momentos, más de 2.500 personas duermen a la intemperie en Grande-Synthe en el barro, húmedo y frío, en condiciones insalubres y terribles. Estas personas necesitan un refugio y un entorno de vida mejor”, afirma André Jincq, director adjunto de operaciones de MSF.
Los trabajos de construcción han sido financiados en su totalidad por MSF y éste no será propiedad del Estado francés, al que el campo no le ha supuesto ningún costo. Los trabajos durarán al menos un mes, durante el que se instalarán 500 tiendas de campaña preparadas para el invierno (cada una con capacidad para cinco personas), duchas de agua caliente y letrinas suficientes para la población acogida.
“Hemos trabajado con el Ayuntamiento de Grande-Synthe para conseguir que este programa diera comienzo”, añade Jincq. El alcalde contactó con MSF debido a que las peticiones de ayuda del consejo municipal al Gobierno quedaban sin respuesta y el número de recién llegados aumentaba rápidamente. A principios de octubre, 800 personas dormían a la intemperie en Grande-Synthe. Durante las últimas semanas, este número se ha elevado a 2.500. La mayoría son kurdos que esperan cruzar a Reino Unido, entre los que se encuentran familias completas y 250 niños, algunos muy pequeños.
A pesar de la urgencia de la situación, ha llevado mucho tiempo conseguir empezar los trabajos del nuevo emplazamiento, ya que las limitaciones planteadas por las autoridades han sido muchas: una de ellas el riesgo de incendios. Irónicamente, donde este riesgo sí que está muy presente es en la ubicación y en las condiciones actuales, donde la única manera que tienen los refugiados de mantener el calor es a base de hogueras de leña y calentadores improvisados. MSF brinda consultas médicas en el actual campo y ya ha tratado a varios refugiados con lesiones por quemaduras.
Finalmente, los aspectos técnicos se resolvieron durante una reunión el pasado 11 de enero con la presencia del subprefecto, MSF y del Ayuntamiento de Grande-Synthe.
Una vez que esté construido el nuevo campamento, los refugiados serán alojados de forma voluntaria, siendo libres de ir y venir fuera del mismo. “Vemos esta posibilidad como algo esencial. No estamos creando un campamento para encerrar allí a los refugiados, sino para ofrecerles un espacio donde puedan superar el invierno en condiciones más dignas y humanas”, insiste Jincq.
MSF continuará proporcionando atención médica en el nuevo emplazamiento.