Médicos Sin Fronteras (MSF) ha puesto en marcha una intervención para dar respuesta al brote confirmado de enfermedad por el virus del Ébola en la provincia de Ecuador, en el norte de la República Democrática del Congo (RDC). La organización médico-humanitaria, presente en RDC desde hace más de 30 años, ha enviado un equipo compuesto por médicos, enfermeros, expertos en logística y especialistas en higiene a la zona donde se ha identificado el brote.
El domingo recibimos la confirmación de que cuatro de las muestras que nuestro equipo recogió la semana pasada han dado positivo por virus del Ébola, explica Jeroen Beijnberger, coordinador médico de MSF en RDC. Estamos respondiendo de forma inmediata para ingresar en áreas de aislamiento a los pacientes confirmados y sospechosos y comenzar las labores de rastreo y seguimiento de contactos.
MSF ha puesto en marcha, en colaboración con el Ministerio de Salud de RDC, un centro para pacientes con Ébola en Lokolia, la zona más afectada por el brote en el área sanitaria de Boende. Nuestro principal objetivo, en estos momentos, es hacer todo lo posible para detener la extensión del brote y proteger así a otras personas de contraer el virus, afirma Beijnberger.
No se ha establecido conexión con el brote de Ébola en África Occidental, aunque no puede descartarse en estos momentos de forma categórica. Por ahora, consideramos que este brote es una coincidencia desafortunada, declara Beijnberger. Estamos intentando confirmar el origen del mismo, pero en este momento nada indica que tenga relación con la epidemia en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
En la primera fase de respuesta a este nuevo brote de fiebre hemorrágica, la prioridad es la protección de los pacientes y de los trabajadores sanitarios. También se requiere una buena coordinación para asegurar que todos los niveles de liderazgo – desde las autoridades gubernamentales pasando por los líderes comunitarios locales y jefes de aldeas transmiten información precisa y constructiva a la población, que los equipos de enterramientos siguen medidas de control de infecciones adecuadas y que el rastreo de contactos y la vigilancia epidemiológica se realizan de forma rápida y eficaz para evitar la propagación del brote.
«Por lo general, seríamos capaces de movilizar equipos especialistas en fiebres hemorrágicas pero, actualmente, estamos respondiendo a una epidemia masiva en África Occidental», añade Beijnberger. «Esta situación limita nuestra capacidad de respuesta al brote en la provincia de Ecuador. Necesitamos a otras organizaciones para intensificar y articular los esfuerzos para apoyar al Ministerio de Salud: no vamos a ser capaces de hacerlo solos».