MSF refuerza la asistencia a los refugiados malienses en Mauritania

Aunque la fase de emergencia ha terminado, no está todo controlado. Las condiciones de vida aún precarias de los refugiados exigen una estrecha vigilancia de la situación sanitaria, y es necesario seguir con los esfuerzos ya iniciados. Louis Kakudji Mutokhe, médico de MSF en Mauritania, cuenta la situación en el campo de refugiados de Mbéra. […]

Aunque la fase de emergencia ha terminado, no está todo controlado. Las condiciones de vida aún precarias de los refugiados exigen una estrecha vigilancia de la situación sanitaria, y es necesario seguir con los esfuerzos ya iniciados. Louis Kakudji Mutokhe, médico de MSF en Mauritania, cuenta la situación en el campo de refugiados de Mbéra.

¿Ha mejorado la situación nutricional desde enero?

En enero, la situación se degradó muy rápidamente con un nuevo flujo de refugiados que huían de la reanudación de los combates en Malí. Desde entonces, y a pesar de la movilización de las diferentes organizaciones en el campo, la situación nutricional es muy preocupante: está por encima del umbral de la emergencia. Cada mes, los centros nutricionales de MSF registran a una media de 330 niños con desnutrición severa, ¡lo que significa que cada día reciben asistencia 12 niños en peligro de muerte! Afortunadamente, un 85% de estos niños consiguen curarse y ser dados de alta.

¿Qué medidas ha tomado MSF para mejorar la situación médica?

Construimos un tercer puesto de salud en la zona de ampliación del campo para mejorar el acceso a la atención sanitaria y la cobertura médica. El resultado es que recibimos a más de 1.800 pacientes cada semana. El aumento de las posibilidades de recibir tratamiento, el refuerzo de las capacidades del personal sanitario y la mayor movilización de promotores de salud nos ha permitido mejorar nuestra eficacia: los niños llegan antes al hospital y hay menos abandonos antes de terminar el tratamiento.

En colaboración con el Ministerio de Sanidad y de UNICEF, también hemos desplegado equipos de vacunación en las instalaciones sanitarias para reforzar las actividades de vacunación rutinarias (EPI): difteria, poliomielitis, tétanos, sarampión, tos ferina…todas son enfermedades fáciles de prevenir y la vacunación sigue siendo una gran manera de proteger a los niños. En lo que respecta a la lucha contra la malaria, esperamos un aumento de los pacientes con la llegada de la estación de las lluvias; cerca de 45.000 mosquiteras van a ser distribuidas en el campo, dando prioridad a los niños menores de 5 años y a las mujeres embarazadas.

¿Podemos decir que la situación está bajo control?

Se han hecho muchos esfuerzos estos últimos meses. Hay que intensificarlos para poder mantener un nivel aceptable de ayuda. Sin embargo, la situación sigue siendo preocupante.

Es poco probable que los refugiados regresen pronto a Malí. Aunque algunas familias han regresado, las tensiones en el norte del país no ofrecen las condiciones favorables para un retorno voluntario de los refugiados. Las últimas familias que llegaron aquí hace algunas semanas están asustadas, se niegan a ir al campo y prefieren quedarse en Fassala, una ciudad en a frontera con Malí. Asimismo, un gran número de refugiados que llegaron durante el año 2012 siguen temiendo regresar a Malí por miedo a las represalias.

En cuanto a las condiciones de vida en el campo, siguen siendo precarias: la inseguridad alimentaria sigue existiendo a pesar de que la considerable mejora de distribuciones de alimentos. Una vez al mes, los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 24 meses reciben raciones alimenticias que incluyen CSB ++ (una mezcla enriquecida de leche, aceite y azúcar), productos esenciales para su crecimiento y que ayudan a prevenir la desnutrición. Sin embargo, teniendo en cuenta la falta de recursos de las familias, estas raciones a veces se reparten con los niños más mayores. MSF añade pues galletas nutricionales a las raciones que se entregan a las familias en las que hay un niño desnutrido. Resulta por tanto difícil ser totalmente optimista ya que siguen existiendo algunas causas estructurales de desnutrición.

¿Qué otras dificultades han encontrado en el terreno?

Con la estación de las lluvias, las carreteras están enfangadas, y a veces resulta difícil llegar al campo de Mbéra. Procuramos anticiparnos siempre que podemos: reforzando las instalaciones médicas para que puedan ser resistentes al agua y a las tormentas de arena, preparándonos para hacer frente al pico de la malaria, luchando contra las diarreas y las infecciones que siguen siendo las principales causas de muerte, movilizándonos para mejorar el acceso al agua y las condiciones de higiene…

Otra dificultad es la falta de personal médico. MSF actualmente tiene problemas para reclutar recursos humanos sanitarios que estén dispuestos a trabajar en el campo de Mbéra, en pleno desierto, cosa que es fundamental para que mejore la situación médica y nutricional de los refugiados.

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