La ya de por sí frágil situación en la que se encontraba la población de Diffa, región situada en el sur de Níger, se ha visto agravada aún más durante los últimos meses por la escalada del conflicto armado que tiene lugar en este área fronteriza con el norte de Nigeria.
Toda la zona está haciendo frente a nuevas llegadas de desplazados y refugiados que huyen de la violencia que asola los alrededores del lago Chad, especialmente desde que el conflicto llegó a Níger el pasado febrero. Las condiciones de vida de la población desplazada, que cuenta con muy poco acceso a la atención sanitaria y al agua, son críticas.
La gran mayoría de las personas que ha buscado refugio en Diffa se ha establecido en asentamientos improvisados dispersos, o con familias locales. Sin embargo, los mecanismos de solidaridad están empezado a flaquear debido al creciente número de desplazados y a la ya de por sí precaria situación de la población local. A todo ello se añade el hecho de que cerca de 17.000 personas están viviendo en dos campos de desplazados que se crearon de forma espontánea tras la evacuación del lago Chad a finales de abril, en los distritos de Bosso y Nguigmi, y a que muy pocas organizaciones humanitarias están trabajando en la zona.
“Muchas de las personas que asistimos han vivido experiencias traumáticas y por eso han tenido que abandonar sus hogares. Al llegar a Diffa se han encontrado con que tienen que vivir una situación muy difícil, porque sus necesidades básicas no están cubiertas. Además, tienen miedo de ser atacadas de nuevo”, explica ElMounzer Ag Jiddou, coordinador general de MSF en Níger.
La época la lluvias y el periodo de escasez de alimentos, a la vuelta de la esquina
En las próximas semanas, Diffa tendrá que hacer frente al habitual periodo de escasez de alimentos en el que el número de niños con desnutrición aguda severa aumentará. La situación este año será especialmente crítica, ya que la violencia está afectando el normal funcionamiento del comercio en la zona y muchos campos han quedado sin sembrar.
Además, la inminente llegada de la estación de lluvias conlleva un aumento del número de casos de malaria, lo que unido al aumento de la desnutrición puede ser letal, sobre todo para los niños pequeños. Por otra parte, las lluvias, unidas a las pobres condiciones de saneamiento en los campos, también pueden deteriorar la situación sanitaria de la población, ya de por sí afectada por la crisis actual en la cuenca del lago Chad, donde el cólera es endémico.
“Las lluvias también complicarán el acceso a las zonas afectadas, dificultando todavía más la llegada de ayuda humanitaria. A pesar de las enormes necesidades que estamos constatando, ahora mismo hay muy pocas organizaciones humanitarias trabajando en la zona. Nos preocupa enormemente que la situación pueda deteriorarse todavía más en los próximos meses”, explica Luis Encinas, responsable de los proyectos de MSF en Níger. “Para responder a esta situación, ya hemos empezado a diversificar nuestras actividades, construyendo letrinas y suministrando agua, ya que estos aspectos son ahora una prioridad y todavía no están al nivel que deberían”.
Para mejorar la atención sanitaria de la población local y desplazada, Médicos Sin Fronteras está trabajando conjuntamente con el Ministerio de Salud en el centro de referencia materno-infantil de la ciudad de Diffa, y en seis centros de salud en los distritos de Diffa, Nguigmi y Bosso. Además, para prevenir el aumento de malaria, la organización va a empezar la distribución en la región de 25.000 mosquiteras impregnadas con insecticida.
La organización también está trabajando con clínicas móviles en los campos de Nguigmi y Bosso, donde los equipos proporcionaron atención médica a más de 2.500 personas en el mes de junio. En el campo de Yebi en Bosso, MSF también ha puesto en marcha actividades de agua y saneamiento para garantizar que cada persona tenga acceso a 20 litros de agua al día, la cantidad mínima recomendada en una situación de emergencia.
Médicos Sin Fronteras (MSF) en Diffa
MSF empezó a trabajar en Diffa el pasado diciembre para responder a un brote de cólera atendiendo a un total de 271 personas. Desde enero de 2015, la organización comenzó a apoyar los centros de salud de Ngarwa y Gueskerou (en el distrito de Diffa) y Nguigmi (en el distrito de Niguigmi). Después del ataque del 6 de febrero de Boko Haram en Diffa, MSF decidió aumentar sus operaciones apoyando el centro de referencia materno-infantil de la ciudad de Diffa. A principios de mayo, MSF volvió a ampliar sus actividades para asistir a la población desplazada que huyó del lago Chad y que se instaló en condiciones precarias en los campos de desplazados. Finalmente, desde principios de julio, MSF está apoyando tres centros de salud adicionales en Baroua y Toumour (en el distrito de Bosso) y en Ngalewa (en el distrito de Nguigmi). Desde principios de su intervención en Diffa, MSF ha llevado a cabo más de 15,000 consultas médicas, 12.000 de ellas a niños menores de 5 años. También ha hospitalizado a más de 450 personas en el centro materno-infantil de Diffa. Actualmente, MSF cuenta con 122 trabajadores en Diffa, de los cuales 11 son trabajadores internacionales y 111 nacionales.