Norte de Gaza: un sistema sanitario reducido a cenizas

Edificios destruidos en Beit Lahia, norte de Gaza.

Caroline Seguin, coordinadora de emergencias de MSF, comparte sus impresiones desde el norte de Gaza tras el alto al fuego.

Aunque el alto el fuego en Gaza se aplicó el 19 de enero, tras 15 meses de guerra contra la población atrapada allí, todos los componentes de la sociedad han quedado destruidos, lo que la hace casi inhabitable.

Nuestros equipos ya pueden llegar al norte de la Franja, antes asediada por las fuerzas israelíes, para evaluar las necesidades médicas y humanitarias. La situación es espantosa: no queda nada. Nuestros colegas ya no reconocen sus propios barrios, los hospitales han sido arrasados y la gente se está asentando en los escombros de sus casas sin otro refugio para hacer frente a las condiciones invernales.

Caroline Seguin, coordinadora de emergencias de nuestra organización, comparte sus impresiones desde el terreno.

¿Cuál es la situación actual en el norte?

En la Gobernación del Norte, el nivel de destrucción es total, es una tierra llana. No he visto nada igual en mi vida. Nuestros colegas palestinos ya no son capaces de reconocer sus propios barrios, algunos estaban en estado de shock, otros literalmente se derrumbaron.

En la ciudad de Gaza ya estábamos conmocionados por el nivel de destrucción, pero luego fuimos al norte, a Jabalia, y no pudimos decir ni una palabra. Allí ya no hay nada. Sólo ruinas y olor a muerte por todas partes debido a los cadáveres que siguen atrapados bajo los escombros.

Tiendas de campaña instaladas cerca de edificios dañados en Jabalia, al norte de la ciudad de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF

¿Cuál es el estado del sistema de salud en el norte de Gaza?

En el norte de la Franja ya no hay sistema sanitario. El hospital Kamal Adwan ha sido arrasado, mientras que los hospitales Al Shifa, Al Awda e Indonesio están gravemente dañados y sólo funcionan parcialmente. Nos quedamos estupefactos al observar que en el hospital Indonesio todas las máquinas médicas parecían haber sido destruidas deliberadamente; las hicieron pedazos, una a una, para asegurarse de que ya no se pudiera prestar atención médica. Cabe preguntarse cuál es la motivación de semejante acción. Estas máquinas están hechas para salvar la vida de personas, madres, padres, niños. Es devastador ver el estado de estos hospitales.

Primer plano de equipo biomédico atacado y destruido en el Hospital Indonesio. © MSF

La prestación de atención médica es muy insuficiente en comparación con las necesidades de los cientos de miles de personas que viven en la zona. Por ejemplo, entre el norte de Gaza y la ciudad de Gaza sólo hay seis camas de cuidados intensivos pediátricos, frente a las 150 que había antes de la guerra, y el número de camas hospitalarias para pacientes se ha desplomado de 2.000 a 350.

¿Y qué hay del abastecimiento?

El flujo de suministros vitales ha mejorado desde el alto el fuego, pero el nivel de necesidades es tan alto que la población sigue careciendo de artículos básicos. La necesidad de alimentos, agua, tiendas y material de refugio en esta zona sigue siendo crítica. La escasez de agua es un verdadero desafío dado el alto nivel de daños en las instalaciones de agua y porque se encuentran en lugares inaccesibles. Nuestros equipos han iniciado actividades de transporte de agua en camiones cisterna en Jabalia y Beit Hanoun y reparan los pozos dañados, pero se trata de una solución temporal y no es suficiente para la población. El problema es que, debido a la guerra, hemos localizado nuestras actividades en el sur y ahora se necesita tiempo para redistribuirlas al norte.

Después de cuatro semanas desde la aplicación del alto el fuego, seguimos sin ver el aumento masivo de la ayuda humanitaria necesaria en el norte de Gaza. La comunidad humanitaria no está prestando servicios vitales a una población que necesita urgentemente ayuda humanitaria y médica. Tanto Israel como los actores internacionales deben garantizar urgentemente la entrega de suministros vitales, como refugio y alimentos, y aumentar las capacidades para su distribución.

¿Cuál es la realidad para la población en el norte de Gaza?

La gente vive en condiciones terribles. Intentan asentarse lo mejor que pueden sobre las ruinas de sus casas, pero es extremadamente difícil. El clima invernal hace que la gente tenga que enfrentarse a temperaturas muy bajas, lluvias torrenciales y fuertes vientos, y ni siquiera tienen muros a su alrededor para protegerse. No tienen acceso a atención sanitaria, vivienda digna ni agua.

Sin embargo, las condiciones a las que tuvieron que enfrentarse durante los 15 meses de guerra, siendo desplazados y viviendo en tiendas de campaña fueron aún peores. Después de estas penurias, la gente necesita reunirse con sus seres queridos y quiere quedarse y reconstruir su vida. Muchos de ellos no tienen intención de marcharse. Es esencial garantizar un suministro constante y seguro de ayuda humanitaria a las personas que han sufrido un trauma inimaginable.

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