Durante años, los pescadores tunecinos se han encontrado con botes de migrantes en situaciones de peligro y han salvado vidas rescatando a personas y subiéndolas a sus botes pesqueros. Con el objetivo de incrementar su capacidad de realizar rescates marítimos, Médicos Sin Fronteras (MSF) llevó a cabo un entrenamiento de 6 días con 116 pescadores tunecinos en la ciudad de Zarzis.
«A través del intercambio de experiencias entre MSF y los tunecinos y libios involucrados, estamos incrementando la capacidad para ayudar a la gente en peligro y manejar las desastrosas consecuencias. Estoy totalmente conmovido por la motivación de los pescadores y las difíciles situaciones a las que se están enfrentando” dice Wiet Vandormael, coordinador de los entrenamientos de MSF.
Estos son algunos de sus testimonios:
ABDESSALEM TRIKI (Pescador)
«A veces me he visto obligado a saltar al agua para rescatar personas, dejando mi bote atrás. Sé que esto me pone en un gran riesgo, pero no puedo dejar que alguien se ahogue frente a mí y no hacer nada. Normalmente los llevamos a nuestros botes y cuidamos de ellos. A veces están en muy mal estado físico, así que les damos comida o cocinamos algo caliente. Perdemos dinero y trabajo, pero tenemos que hacerlo.”
NOURDIN ACHOURMTENT (Pescador de Zarzis)
“Cada vez encontramos a más y más refugiados y gente muerta en el mar. Hace unos cinco años, los primeros doce cadáveres fueron arrastrados por la corriente hacia la costa y tuvimos que enterrarlos. Incluso hemos encontrado cadáveres en nuestras redes pesqueras. Enterramos a la gente de la mejor manera que podemos. El problema viene desde Libia, ahora encontramos barcos con más de 700 refugiados a bordo y no podemos rescatarlos a todos. Pedimos ayuda y dividimos a la gente entre los diferentes botes pesqueros que se encuentren trabajando cerca del lugar. Ya no podemos trabajar como lo hacíamos antes, ahora tenemos muchos problemas cuando salimos al mar, pero tenemos que enfrentarlos y ayudar a estas personas.”
SLAH BLEHBISKIS (Buzo)
“Soy buzo, me sumerjo hasta a 20 o 50 metros de profundidad. Comencé a encontrar cadáveres bajo el mar hace un largo tiempo. Cuando un bote de refugiados se hunde, los pescadores me avisan y yo voy a ayudarles a recuperar los cadáveres que se encuentran bajo el agua. Llevamos los cuerpos al puerto y le decimos a los policías y los bomberos que lidien con ellos. Desde hace cuatro o cinco años la situación se ha puesto cada vez peor. Cada vez hay más gente que sale de Libia e intenta cruzar el mar.”