Preocupa el hecho de que las autoridades libias estén cerrando los campos de migrantes, refugiados y desplazados en Trípoli sin ninguna estrategia clara de atención posterior a estas poblaciones, dejándolas en una situación de mayor vulnerabilidad. Ya el 14 de febrero, un campo donde se habían refugiado cientos de migrantes principalmente subsaharianos cerró y fue evacuado. El 20 de marzo, se evacuó otro campo que albergaba a unos 300 refugiados somalíes y ahora están esparcidos por todo Trípoli. Médicos Sin Fronteras (MSF) tenía clínicas móviles en ambos campos y ahora está intentando localizar a los pacientes para seguimiento médico en caso necesario.
MSF sigue llevando clínicas móviles a dos campos de desplazados en la capital libia, donde ofrece atención sanitaria básica y apoyo psicológico, y también da soporte cuando hay que referir a pacientes a estructuras de salud secundarias. Estos dos campos albergan a un total de unas 4.000 personas, la mayoría procedentes de la ciudad de Tawerga, al este de Trípoli, cuya población fue duramente castigada al final del conflicto en Libia. Muchos habitantes de la ciudad se vieron forzados a desplazarse entonces, y ahora no pueden volver a sus casas. MSF realiza unas 50 consultas semanales en estos dos campos.
Recientemente la organización ha donado dos depósitos blandos de agua y una rampa de distribución a un centro de detención en Garyan, al sur de Trípoli, donde están retenidos migrantes principalmente subsaharianos procedentes de África del Oeste. MSF también ha donado importantes cantidades de material médico a dos centros de salud en Bani Walid y sus alrededores, una ciudad del distrito de Misrata que apenas recibe apoyo externo por haber sido una de las plazas fuertes de Gadafi.
Fin de las actividades en Misrata
MSF llegó a la ciudad de Misrata en abril de 2011, cuando la ciudad fue asediada y se produjeron los peores enfrentamientos, para dar apoyo médico y quirúrgico a las estructuras de salud desbordadas por los heridos y las urgencias.
Los equipos también prestaron atención médica en varios centros de detención de la ciudad, pero en enero se suspendieron todas las actividades en protesta por las torturas sufridas por varios pacientes durante los interrogatorios, a pesar de haberse exigido el cese inmediato de todo maltrato. Desde entonces, MSF ha seguido el tema a través de conversaciones con las autoridades y actividades de presión política a nivel de distrito.
Los equipos también han prestado apoyo de salud mental a más de 3.000 personas desde que en julio de 2011 iniciara actividades psicoeducativas en escuelas, centros comunitarios, fábricas, centros coránicos y la universidad de Misrata.
Habiendo dado cobertura a las necesidades más acuciantes por el periodo de un año, MSF pondrá fin en abril a sus actuales actividades en Misrata. En estos momentos la organización está evaluando la situación y viendo otras formas de ofrecer apoyo médico y suministros a las poblaciones vulnerables en Libia.