Desde el 1 de abril de 2015 Médicos sin Fronteras (MSF) ha estado trabajando en la remota región de Boga, en el distrito de Ituri (en la provincia Oriental) para mejorar la calidad de la atención ofrecida a la población local y a los desplazados en República Democrática del Congo (RDC). El proyecto se enfoca principalmente en el ámbito de la salud reproductiva y en tratamiento médico y psicológico de las víctimas de la violencia.
La aislada región de Boga, en el sur del territorio de Irumu, se ve acosada por el merodeo de grupos armados, así como por tensiones interétnicas. Los centros de salud son escasos, a menudo están en mal estado y el personal médico de la región está insuficientemente capacitado. Por otra parte, el coste de la atención es demasiado alto para la población local. “Hay un uso generalizado de la medicina tradicional, mientras que algunas personas van a la vecina Uganda para un tratamiento que, por desgracia, deriva en complicaciones médicas debido a la falta de seguimiento”, explica Kevin Coppock, coordinador general de MSF.
Para responder a esta situación MSF, que ha estado trabajando en la Provincia Oriental desde 2003, ha puesto en marcha un nuevo proyecto con agrupaciones locales para mejorar la calidad de la atención en una región donde muy pocas organizaciones humanitarias están presentes. MSF está actualmente trabajando para apoyar el hospital de referencia, el Hospital General de Boga (GRH), así como el centro de salud de Rubingo.
A principios de abril MSF instaló una sala de emergencias y una unidad de cuidados intensivos con diez camas en el hospital de Boga (GRH) y está trabajando para mejorar la unidad de laboratorio y esterilización. El equipo también comenzó la rehabilitación y mejora de las instalaciones, como la sala de operaciones y la sala de maternidad . Durante el primer mes de actividades más de 160 pacientes fueron atendidos en la sala de emergencias
MSF se está centrando en la salud reproductiva y en el tratamiento médico y psicológico de las víctimas de la violencia. “Los centros de salud de la región tienen una capacidad limitada para tratar a las personas más vulnerables, como las víctimas de violencia sexual, la violencia doméstica o las víctimas de la violencia armada”, señala Coppock. “Las consultas que ofrecemos están disponibles no solo para las mujeres, sino también para hombres, que a menudo son también víctimas olvidadas de la violación y la violencia”. Esta labor se complementa con las actividades de sensibilización en las comunidades locales. En abril, 2750 personas de 37 localidades recibieron información relevante sobre cuidados de la salud.
En la unidad maternidad del centro de atención médica de Rubingo, los equipos tuvieron que ampliar las consultas prenatales de uno a dos días a la semana para poder cuidar de todas las mujeres embarazadas que llegaban. En abril, alrededor de 200 consultas se llevaron a cabo en este centro. En los próximos meses, MSF llevará a cabo las mismas actividades en el centro de atención médica de Burasi.
MSF siempre ha tenido en mente su retirada desde el inicio de este proyecto. “Estamos trabajando junto con instituciones locales, tales como la Oficina Central de Zona, los comités de gestión y la sociedad civil para promover un sistema de salud rentable, confiable y sostenible. Al mantener la atención médica a un costo asequible, nos aseguramos de que los establecimientos de salud podrán autofinanciarse después de nuestra partida. También hay que garantizar que los conocimientos necesarios se transfieren al personal de salud locales”, concluye el Jefe de Misión.