El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus que se transmite por la tos y los estornudos, el contacto personal cercano o ponerse en contacto directo con secreciones nasales infectadas o con secreciones de la garganta. Es tan contagioso que el 90% de las personas sin inmunidad que comparten espacios con una persona infectada la contraen.
En las poblaciones con altos niveles de desnutrición y falta de atención de salud adecuada, el 10% de las personas con sarampión pueden morir.
Las personas que corren mayor riesgo de contraer sarampión son quienes no están vacunados, especialmente los niños menores de cinco años. Las áreas de conflicto o entornos de alta densidad, con bajas tasas de inmunización y sistemas de salud locales debilitados, a menudo sufren epidemias.
Países con bajos ingresos, tal como la República Democrática del Congo (RDC), son propensos a los brotes porque las autoridades sanitarias locales a menudo carecen de los recursos para realizar la vacunación de rutina. Además, llegar a las zonas remotas de estos países hace que la logística de transporte de materiales necesarios para las campañas de vacunación sea extremadamente desafiante.
¿Cuáles son los síntomas del sarampión?
Los síntomas aparecen entre 10 y 14 días posteriores a la exposición al virus e incluyen secreción nasal, tos, infecciones oculares, erupciones cutáneas y fiebre. Hasta en un 20% de los casos, el sarampión causa complicaciones graves y potencialmente fatales, como diarrea grave, infecciones del tracto respiratorio como neumonía, ceguera y encefalitis (inflamación del cerebro).
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es esencialmente clínico y se requiere que haya un historial de al menos 3 días de fiebre y alguna de las tres siguientes: tos, catarro, conjuntivitis. Pequeños cúmulos de pequeños puntos blancos dentro de la boca, conocidos como puntos Koplik, también son un síntoma de la enfermedad. Normalmente se presentan dos días antes del brote de cutáneo del sarampión. En países de ingresos altos puede confirmarse por pruebas serológicas.
¿Cómo se trata?
No existe tratamiento específico contra el sarampión. Para curar a los enfermos, hay que tratar los síntomas y prevenir las complicaciones. Para esto es necesario aislar a los pacientes, ya que es muy contagioso.
Las complicaciones graves del sarampión se pueden evitar con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, el tratamiento de la deshidratación y la ingesta adecuada de líquidos y suplementos de vitamina. Se deben prescribir antibióticos para prevenir infecciones de los ojos y tratar con antibióticos complicaciones como las neumonías.
En países de ingresos elevados, la mayoría de las personas infectadas con sarampión se recuperan entre dos y tres semanas y la mortalidad es baja. En países en desarrollo, la mortalidad puede llegar al 10%, aumentando al 20% cuando hay brotes y acceso limitado a la atención médica.
La muerte se debe principalmente a infecciones respiratorias severas como la neumonía, a la diarrea y a la estomatitis que pueden llevar a la desnutrición.
¿Cómo se previene el sarampión?
Existe una vacuna segura y económica contra el sarampión y se la considera uno de los mayores avances en salud pública de las últimas décadas.
Sin embargo, la cobertura sigue siendo insuficiente en países con un sistema sanitario débil o cuya población tiene dificultades para conseguir atención médica, y esto deja a amplios grupos expuestos a la enfermedad.
En la mayor parte de los países donde trabajamos, las vacunaciones de rutina solo incluyen una dosis contra el sarampión; con esta única dosis, solo el 85% de los niños están protegidos. Para aumentar este porcentaje al 99%, hace falta una segunda dosis, que muy pocos países han incluido por razones meramente económicas.
Nuestro trabajo en la República Democrática del Congo
Cada dos o tres años, los brotes de sarampión afectan a decenas o incluso a miles de niñas y niños en RDC. El año pasado hubo más de 148.600 casos y 1.800 muertes a causa de la enfermedad.
El virus causa estragos regularmente entre las niñas y niños y es desde hace años el principal motivo de intervención de nuestros equipos de emergencia en la región. En 2022, se llevaron a cabo 45 intervenciones de urgencia relacionadas con el sarampión. Tal como afirma el Dr. Louis Massing, referente médico de nuestra organización en la RDC, dicho número supone más de las tres cuartas partes de nuestra respuesta de emergencia en la región.
El mayor brote de sarampión documentado en RDC ocurrió entre 2018 y 2020. En ese momento, cerca de 460.000 niñas y niños contrajeron la enfermedad y 8.000 murieron. Las autoridades sanitarias organizaron campañas de vacunación a gran escala, con el apoyo de socios internacionales como nuestra organización, lo que permitió reducir drásticamente el número de casos para 2021.
Sin embargo, durante el 2022, casi la mitad de las zonas de salud del país volvieron a estar en situación epidémica y ya en enero 2023, se notificaron cerca de 20.000 casos sospechosos de sarampión. Nuestros equipos ya han respondido a brotes de sarampión en las provincias de Tshopo, Maniema, Kivu Sur, Kivu Norte, Lomami y Lualaba.
Es urgente garantizar la máxima cobertura de vacunación
Dado que el sarampión es uno de los virus más contagiosos del mundo y las personas portadoras del mismo pueden contagiar hasta un 90% de las personas no vacunadas a su alrededor, es vital garantizar la máxima cobertura de vacunación. Esto requiere inversiones masivas en vacunación de rutina, vigilancia y campañas de recuperación.
“La lucha contra el sarampión es como una cadena alrededor del virus: si se rompe un eslabón, el virus puede escapar”, explica el Dr. Massing. “En primer lugar, el país debe garantizar la disponibilidad de cantidades suficientes de vacunas para evitar que se agoten las existencias en los centros sanitarios. Después, hay que asegurarse de que las vacunas lleguen a los centros sanitarios y de que éstos disponen de una cadena de frío eficaz para mantener las vacunas almacenadas en buenas condiciones.”
“También es necesario contar con personal en el lugar para vacunar a las niñas y niños durante las consultas, y que las familias dispongan de los medios económicos y físicos necesarios para desplazarse hasta allí. Por último, hay que organizar campañas periódicas de recuperación para proteger a las niñas y niños que se quedan sin vacunar… dada la virulencia del sarampión, no puede haber eslabones débiles”, agrega.
Desafortunadamente, muchos elementos de esa cadena son débiles en RDC y esta situación se ve agravada por las restricciones a causa de la seguridad, los retos geográficos para llegar a muchas áreas y la elevada tasa de natalidad del país.Para los padres y madres que desean vacunar a sus hijos e hijas, la distancia a un centro de salud en funcionamiento, los costos de transporte y, a veces, las tarifas de las consultas pueden ser factores desalentadores. Algunos niños y niñas mueren solo porque sus padres y madres no tienen dinero para pagar el tratamiento.
A pesar de las campañas de emergencia realizadas durante cada brote, la cobertura de inmunización sigue siendo insuficiente. Las últimas estimaciones de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que para 2021, solo el 55 % de las niñas y niños estaban cubiertos por una dosis de vacuna contra el sarampión. Se recomienda una cobertura mínima del 95% con dos dosis para evitar la propagación de la enfermedad.
Impulsamos la inmunización como vía para combatir el sarampión
En 2022, nuestros equipos vacunaron a más de 2 millones de niñas y niños en 14 provincias de la RDC y trataron a más de 37.000 pacientes con sarampión.
La comunidad médica de nuestra organización trabaja en colaboración con el Ministerio de Salud para organizar campañas de vacunación y establecer unidades de tratamiento cuando se registra un rápido aumento de casos de sarampión en un área y la capacidad de respuesta local es limitada o el acceso es difícil. A su vez, brindamos apoyo logístico para las actividades de vacunación de rutina en los centros de salud de varias provincias donde nuestros equipos están presentes durante todo el año.
No obstante, se necesitan esfuerzos e inversiones mucho mayores por parte de las autoridades sanitarias y sus socios para aumentar la cobertura de inmunización en la región y detener el interminable ciclo de epidemias.
Es esencial organizar sin demora en todo el país las campañas masivas de vacunación de recuperación, previstas desde finales de 2022. Nos comprometemos a seguir respondiendo a los brotes de sarampión con el objeto de ponerle fin a esta emergencia recurrente.