Cada día de agosto de 2023, la comunidad indígena de Bajo Chiquito, en el Darién panameño, ha visto llegar entre 2.000 y 3.000 migrantes: esto es entre cuatro y seis veces su población local. En total, más de 79 mil personas han atravesado desde el 1 al 25 de agosto la selva que une a Colombia y Panamá.
Los peligros de cruzar el Darién
Son más 2.000 personas que a diario se ven forzadas a enfrentar riesgos como lesiones y ahogamientos por las condiciones geográficas y robos, agresiones y violencia sexual por cuenta de las bandas criminales. Luego, a su llegada a Panamá, no encuentran la atención que necesitan.
Las organizaciones humanitarias no damos abasto ante el incremento de personas que llegan a diario. En las últimas semanas hemos tenido días de hasta 3.000 migrantes en un solo punto”, explica José Lobo, nuestro coordinador de terreno en el Darién panameño.
La gran mayoría llegan con algún tipo de afección: desde heridas en la piel de los pies y dolor en las extremidades por las intensas jornadas; diarreas y enfermedades gástricas por beber agua de ríos; hasta depresión, ansiedad y estrés postraumático luego de vivir o presenciar hechos violentos.
Las rutas varían por temporadas, pero actualmente la mayoría de caminantes salen desde Capurganá o Acandí (en Colombia) y llegan a Bajo Chiquito, desde donde se embarcan en piraguas hacia la Estación Temporal de Recepción Migratoria (ETRM) de Lajas Blancas. En ambos puntos ha habido condiciones de hacinamiento en las últimas semanas, que agravan los riesgos en salud y seguridad para los migrantes ante la escasez de agua y de espacio para dormir.
“El aumento ha sido tan grande que tanto las comunidades de acogida como la capacidad de las organizaciones en las ETRM, especialmente la de Lajas Blancas, se han visto desbordadas”, insiste Lobo. El martes 22 de agosto llegó a haber más de 4.800 migrantes entre los cuatro puntos de llegada de migrantes a Panamá.
La atención de Médicos Sin Fronteras a los migrantes que cruzaron el Darién
Nuestra organización cuenta con tres puestos de atención en la región: uno en Bajo Chiquito y dos en las ETRM de Lajas Blancas y San Vicente. En las filas de espera afuera de los puestos de salud, decenas de migrantes se cansan de esperar. “Es que hay muchos niños deshidratados y con diarrea, entonces nada que hacer, primero van ellos”, reconoció una mujer venezolana de unos 30 años con ampollas en los pies por la rozadura con las botas.
Entre enero y julio de 2023, nuestro equipo ha brindado:
- 35.912 consultas médicas y de enfermería, incluyendo a 673 mujeres embarazadas y 206 personas sobrevivientes de violencia sexual.
- 1.611 consultas de salud mental y 6.952 curaciones.
En la zona hacen presencia otras organizaciones, pero las necesidades actuales sobrepasan todas las capacidades. Por eso, insiste Lobo:
Hacemos un llamado de urgencia a todos los donantes y las organizaciones humanitarias a multiplicar los esfuerzos y a los gobiernos de Panamá y Colombia a desarrollar acciones efectivas para garantizar una ruta segura a la población migrante y garantizar su acceso a servicios básicos.