Los datos recabados por los hospitales y las clínicas que apoyamos en el enclave de Guta oriental, en Siria, son atroces. Según nos han informado desde allí, durante las dos primeras semanas de ofensiva -desde la tarde del 18 de febrero a la del 3 de marzo de 2018- las cifras revelan que 1.005 personas murieron y 4.829 resultaron heridas. O lo que es lo mismo: 71 muertos y 344 heridos de media cada día.
Los números ponen de manifiesto un incesante aluvión de víctimas, mientras que los suministros médicos son extremadamente limitados, las instalaciones médicas han sido alcanzadas por los bombardeos y el fuego de artillería y los médicos están completamente exhaustos.
Los datos se han recogido en 10 instalaciones médicas que apoyamos y en otra decena más a las que hemos ido distribuyendo material médico de urgencia del suministro del que aún disponíamos en Guta oriental. Dos de estas instalaciones aún no han enviado sus reportes del pasado 3 de marzo, con lo que las cifras podrían ser mayores. Hay otras muchas instalaciones médicas en Guta oriental que no reciben el apoyo de MSF, lo que significa que el número total de bajas y heridos en este enclave es mayor.
“Las cifras hablan por sí solas, pero dicen mucho más las palabras que escuchamos de los médicos a los que estamos apoyando en terreno”, explica Meinie Nicolai, nuestra directora general. “Diariamente, vemos cómo aumenta la desesperación a la vez que nuestros colegas llegan a su límite. Están exhaustos y al borde del colapso, durmiendo a ratos, solo cuando es posible, y con miedo permanente a que los bombardeos o el fuego de artillería los alcancen. Hacen todo lo posible para que los servicios médicos estén operativos en su totalidad. La situación y el pisoteo infame de las reglas de la guerra por los actores armados les llevan a hacer lo imposible”.
Nuestras reservas de suministros médicos en Guta oriental se están distribuyendo en medio de bombardeos y fuego de artillería casi constantes, pero las instalaciones médicas a las que apoyamos se agotan rápidamente lo que se les envía y algunos materiales esenciales. En particular, los materiales quirúrgicos se han agotado. Un convoy oficial de ayuda que tuvo acceso al norte del enclave el lunes sufrió una requisa por parte de las autoridades sirias, según fuentes de Naciones Unidas, una de las organizaciones responsables de dicho convoy. La necesidad de un reabastecimiento masivo de material médico, sin que se requise el material esencial para salvar vidas, es más urgente a cada hora que pasa.
De los 20 hospitales y clínicas a los que estamos apoyando, 15 han sido afectados por bombardeos o fuego de artillería y han sufrido daños de diversa consideración. Esto reduce aún más su capacidad de proporcionar atención médica. Cuatro de los médicos con los que colaboramos han sido asesinados y 20, heridos.
Las necesidades médicas van más allá de los pacientes heridos. En muchos de los vecindarios de Guta oriental, la mayoría de los residentes viven en sótanos y refugios subterráneos improvisados, en condiciones insalubres, con poca agua potable y, a menudo sin instalaciones sanitarias ni de higiene.
Antes de que comenzara la ofensiva militar el 18 de febrero, ya habíamos aumentado la asistencia a un hospital de campaña en el vecindario de Harasta, donde los bombardeos y la artillería han sido intensos desde noviembre de 2017 y donde el 70% de la población ya vivía en habitáculos bajo tierra. Los datos médicos de ese vecindario mostraron un claro incremento de las infecciones respiratorias y de la piel y de las enfermedades diarreicas; muchos de estos pacientes son niños.
De acuerdo con las normas básicas del Derecho Internacional Humanitario, reiteramos nuestro llamamiento urgente, a todas las partes del conflicto y a los que las apoyan, a que:
- Detengan los bombardeos y el fuego de artillería para permitir una reorganización de la respuesta médica.
- Garanticen antes, durante y después de cualquier alto el fuego que las áreas e infraestructuras civiles a ambos lados, incluidas las instalaciones médicas, no se vean afectadas.
- Permitan el reabastecimiento de medicinas y suministros médicos vitales, sin obstrucciones ni que se eliminen artículos esenciales de los convoyes de ayuda.
- Permitan la evacuación médica de los pacientes más críticos.
- Permitan la entrada al área de cuerpos médicos humanitarios e independientes para proporcionar asistencia.
Al inicio de la reciente escalada de los combates, apoyábamos a una decena de instalaciones de salud en Guta oriental. Desde el 18 de febrero, hemos aumentado el suministro a otras instalaciones con donaciones médicas de urgencia. Incluso las instalaciones que no habían solicitado nuestro apoyo durante años han estado pidiendo ayuda. Así, estamos proporcionando donaciones de urgencia a otros 10 hospitales y clínicas con los suministros que ya teníamos en el enclave. De todos modos, el material clave para salvar vidas, como el quirúrgico, se ha agotado.
Ningún miembro de nuestro personal trabaja en las instalaciones que apoyamos. Gestionamos directamente cinco centros de salud y tres equipos de clínicas móviles en el norte de Siria y apoya a cinco instalaciones más. También proporcionamos apoyo a distancia a alrededor de 50 instalaciones de salud en áreas de Siria donde nuestros equipos no pueden trabajar directamente, entre las que se encuentran las ubicadas en Guta oriental.
Nuestras actividades en Siria no incluyen áreas controladas por el grupo Estado Islámico, ya que no se han obtenido garantías de seguridad e imparcialidad de sus líderes. Tampoco podemos trabajar en áreas controladas por el Gobierno, ya que nuestras solicitudes hasta la fecha no han sido aceptadas. Para garantizar su independencia, no recibimos fondos de Gobiernos para sus operaciones en Siria.