BUSRA /ALEPO, SIRIA, 18 de junio de 2015. El hospital de Busra, ciudad perteneciente a la provincia de Dara, quedó completamente destrozado tras ser alcanzado por diez barriles bomba el pasado lunes por la noche.
Este hospital era la única instalación médica que tenía capacidad para proporcionar servicios de neonatología y diálisis en toda la provincia.“Atacaron el edificio sobre las 11 de la noche. Cuatro barriles rompieron puertas y ventanas. Cuando llegamos, oímos los helicópteros que aún sobrevolaban el hospital y evacuamos al equipo médico y a los pacientes. Una hora después, lanzaron otros seis barriles bomba que hicieron que se perdiera una buena parte del equipamiento médico y que destrozaron el edificio”, explicó uno de los médicos que gestionan el hospital.
“Una vez más, pedimos a las partes involucradas en el conflicto que respeten a los civiles, a las estructuras médicas y al equipo médico, de acuerdo con el derecho internacional humanitario”, afirma Carlos Francisco, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en Siria. “Estos nuevos ataques contra estructuras médicas son inaceptables”, añade.
Ataques en el norte de Siria
El hospital de Busra es solo una más de las 10 estructuras de salud que han sido atacadas en el último mes. Esta agresión sucede apenas cinco días después de que otro ataque alcanzara el pasado 10 de junio un hospital apoyado por MSF en Alepo. En dicho ataque, un barril bomba explotó fuera del hospital dañando el equipamiento médico, la farmacia y todas las ventanas y puertas del edificio. La sala de cuidados post operatorios está fuera de servicio desde entonces a consecuencia del bombardeo.
La intensidad y el número de ataques contra los hospitales de Alepo se están incrementando cada vez más. Sólo en el último mes y medio, según los informes a los que ha podido acceder MSF, nueve estructuras de salud han sido atacadas. Entre ellas, seis eran hospitales.
‘Los hospitales son el principal objetivo, pero recientemente varias ambulancias también han sido atacadas con misiles. Los centros de salud también”, explica uno de los médicos que trabaja en el hospital apoyado por MSF en Alepo.
El ataque del 10 de junio fue el tercero que sufre ese mismo hospital en el último año. Según el personal que trabaja en él, fue también el más duro y el que más daños causó.
“El equipo médico estaba en el hospital. Uno de mis compañeros resultó herido, pero seguimos trabajando incluso después del ataque. Es normal tener miedo, pero estamos comprometidos a seguir trabajando. Nos sentimos decepcionados porque el mundo está viendo lo que sucede y nadie interviene para protegernos. Necesitamos que se nos proteja de estos ataques. Esta situación es muy dura y dolorosa”, añade el médico.
“Los barriles bomba han dañado y destrozado equipamiento médico, almacenes de medicamentos y generadores. También han provocado el cierre de muchas estructuras de salud en Alepo. Cuando todos estos hospitales tienen que cerrar, los pacientes se ven obligados a buscar alternativas, pero sus opciones son cada vez más limitadas. El personal médico está huyendo y muchos medicamentos no están disponibles. Hay escasez de profesionales sanitarios porque la mayoría de médicos se han ido al campo o a Turquía. Si los ataques continúan, la mayoría del personal médico que aún resiste en el país acabará por irse también”, explica Francisco.
MSF gestiona siete instalaciones médicas en Siria y apoya de forma directa más de 100 clínicas, puestos de salud y hospitales de campaña. MSF también presta atención médica y ayuda humanitaria a los refugiados sirios en Jordania, Líbano e Irak.