Seis años después del inicio de la guerra, los civiles aún sufren las consecuencias de un conflicto cada vez más brutal y despiadado. La crisis humanitaria se ha vuelto enormemente compleja, los niveles de sufrimiento son cada vez mayores y millones de personas carecen de los servicios médicos más básicos.
“Todas las partes del conflicto, los países vecinos y los actores internacionales deben permitir el acceso de la ayuda médica y humanitaria y no usarla como una herramienta política”, afirma Pablo Marco, nuestro coordinador en Oriente Medio. “Además, deben permitir que aquellos que necesiten asistencia médica accedan a áreas donde puedan recibir tratamiento especializado por parte del personal sanitario. A su vez, deben asegurar la protección de las unidades de emergencia, el personal sanitario y las instalaciones médicas”.
En los últimos años, los ataques a hospitales y personal médico se han convertido en una rutina dentro del conflicto sirio. Esto ha debilitado dramáticamente un sistema de salud que, antes del conflicto, funcionaba normalmente. Ahora, además, debe soportar el enorme aumento de las necesidades médicas, consecuencia directa de la guerra.
Nuestros equipos en la zona trabajan en varias gobernaciones de Siria para proporcionar atención médica de emergencia. Sin embargo, desde el principio de la guerra, el Gobierno sirio no nos ha autorizado a operar en los territorios bajo su mando a pesar de nuestras repetidas demandas. Por otro lado, tampoco tenemos presencia en áreas bajo control del Estado Islámico debido a falta de garantías fiables para proteger la seguridad de nuestro personal.
Necesitamos un espacio imparcial y seguro
“De este modo, una gran extensión del territorio queda fuera de nuestro alcance”, señala Marco. “Continuamos haciendo esfuerzos día tras día por trabajar en todo el territorio sirio. Y mientras tanto, reiteramos nuestro llamamiento para que se proporcione un espacio que nos permita ejercer una ayuda imparcial e independiente, y para que se permita a las organizaciones de ayuda humanitaria desarrollar una respuesta humanitaria y médica en las áreas que sea necesario”, añade.
“Turquía, Irak, Jordania y Líbano han hecho un esfuerzo inmenso para ayudar a los refugiados, acogiendo casi 4,8 millones de sirios dentro de sus fronteras. Sin embargo, cientos de miles de personas continúan buscando refugio fuera de su país. Hacemos un llamamiento a los países vecinos de Siria para que permitan la evacuación a través de sus fronteras. No solamente de los casos más críticos -heridos y enfermos graves-, sino también de aquellos que busquen refugio, respetando así lo establecido en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados”, argumenta Marco.
“El resto del mundo no puede dar la espalda a las miles de personas que han huido de la guerra y de la persecución. Es fundamental que se respeten los derechos de las personas a buscar asilo y a obtener una debida asistencia y protección”.
Con el conflicto entrando en su séptimo año, Siria continua siendo una las crisis humanitarias más complejas y volátiles del mundo. En un país devastado por la guerra, el Derecho Internacional Humanitario (DIH) ha sido ignorado completamente, llevando a las distintas partes enfrentadas a faltar a su deber de evitar las bajas civiles.
“Las partes del conflicto en Siria deben tomar medidas para proteger a la población civil y a las infraestructuras civiles, tal y como dictamina el DIH en las zonas de guerra. Las infracciones que se están cometiendo son absolutamente inaceptables”, concluye Marco.