En los últimos dos días, los Gobiernos de Estados Unidos y de otros países se han referido a informaciones de varias organizaciones, entre ellas Médicos Sin Fronteras (MSF), para declarar que el uso de armas químicas es innegable y señalar a los responsables. MSF alerta de que su información médica no puede ser utilizada como una prueba para certificar el origen preciso de la exposición a un agente neurotóxico, ni para atribuir la responsabilidad del suceso a una de las partes en conflicto.
El pasado sábado día 24, MSF explicó que tres hospitales a los que da apoyo en la provincia de Damasco habían informado de la llegada de 3.600 pacientes con síntomas neurotóxicos, de los cuales 355 murieron (ver comunicado).Aunque esa información apunta a una exposición masiva a un agente neurotóxico, MSF aclaró que se precisaba una confirmación científica de la causa de estos síntomas. La organización espera que una investigación independiente esclarezca lo que constituiría, si se confirma, una enorme e inaceptable violación del derecho internacional humanitario. MSF también declaró que, desde su papel como organización médico-humanitaria, no estaba en posición de señalar quién es el responsable del suceso.
Ahora que está teniendo lugar una investigación de la ONU, MSF se niega a que nuestro comunicado sea usado para sustituir la investigación o justificar una acción militar. Como organización independiente médico-humanitaria, el único propósito de MSF es salvar vidas, aliviar el sufrimiento de las poblaciones afectadas por el conflicto y dar testimonio de graves sucesos, en estricto cumplimiento de los principios de neutralidad e imparcialidad.
El flujo de pacientes con síntomas neurotóxicos en la provincia de Damasco se suma a una ya de por sí catastrófica situación humanitaria, caracterizada por la extrema violencia, el desplazamiento de poblaciones y la destrucción de centros médicos. En buena parte del territorio sirio, la acción humanitaria se está viendo severamente restringida o bloqueada.