A medida que los combates se intensifican en el estado de Alto Nilo en Sudán del Sur, y crecen las necesidades humanitarias de la población, se incrementan las dificultades de las organizaciones que brindan asistencia para acceder a las zonas más afectadas, de acuerdo con Médicos sin Fronteras (MSF)
«Decenas de miles de personas permanecen sin acceso a la atención médica desde hace tres meses«, afirma William Robertson, coordinador de emergencias de MSF en Sudán del Sur. «La nueva ola de violencia que afecta a la región está poniendo bajo amenaza la vida de innumerables civiles«, exclama Robertson.
La ciudad de Malakal, que ha cambiado de manos varias veces en los últimos 18 meses, ha quedado vacía como consecuencia de los continuos combates. En las últimas seis semanas, MSF sólo ha podido hacer una entrega de suministros médicos y alimentos a su centro de salud en Wau Shilluk, a las afueras de Malakal. Hay 77 niños con desnutrición aguda severa en el programa de alimentación terapéutica para pacientes ambulatorios de MSF, pero actualmente no hay manera de hacerles llegar las nuevas remesas de alimentos terapéuticos preparados. “Si no reciben pronto los alimentos terapéuticos preparados, su vida corre un serio riesgo”, afirma Robertson.
Con la ciudad de Malakal en alerta de máxima seguridad y una alta presencia militar, muchas personas han huido al Centro de Protección de Civiles cercano, gestionado por la Misión de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS). Sin embargo, este tampoco es un lugar seguro; MSF trató a nueve personas que resultaron heridas en un tiroteo dirigido directamente contra el centro a comienzos de julio.
El 19 y 20 de julio, el hospital de MSF en Malakal recibió 36 civiles heridos, entre ellos 16 mujeres y cinco niños, que viajaban en una camioneta cuando fueron atacados por un grupo armado. Algunos tenían múltiples lesiones por las ondas expansivas causadas por granadas, y otros llegaron con heridas de bala. Cinco necesitaron una cirugía de emergencia. “Este último, es sólo un ejemplo más de los innumerables episodios de violencia dirigidos contra la población civil en el estado de Alto Nilo”, explica Robertson.
Otras personas han huido de Malakal a la ciudad de Melut, al norte, donde MSF se ha visto obligada a suspender sus actividades médicas dos veces en las últimas seis semanas, dejando sin atención médica a las 20.000 personas desplazadas que viven en el campamento Denthoma 1.
Mientras tanto, otros han huido de Malakal hacia la otra orilla del Nilo Blanco, donde carecen de servicios básicos como alimentos, agua potable y medicinas.
«La situación continua de violencia en Sudán del Sur está forzando a la población civil a vivir en condiciones inhumanas«, dice Robertson. «Miles de personas están expuestas a la violencia constante, al desplazamiento forzoso, al miedo a los ataques, a los brotes de enfermedades y al riesgo de morir de hambre. Nos preocupa la continua denegación de acceso para las organizaciones de ayuda a las zonas de conflicto y otras áreas remotas de Sudán del Sur, ya que son muchos los que se están quedando sin la asistencia humanitaria que necesitan con urgencia”, concluye Robertson.