Las mujeres, hombres y niños en los condados de Leer y Mayendit soportan niveles extremos de violencia, en los que se incluyen violaciones colectivas y asesinatos en masa. El alto nivel de violencia impide que muchas personas accedan a los servicios básicos como la atención médica. Las aldeas han sido saqueadas y quemadas, y las reservas de alimentos y otras posesiones han sido destruidas.
«Entraron al pueblo a las seis en punto de la mañana, cuando todavía estábamos durmiendo. Nos despertamos y corrimos, no tuvimos tiempo de llevarnos nada», explica una mujer, madre de nueve hijos. «Los vi disparando a las personas. Mi hijo fue golpeado en el pecho por una bala. Comenzaron a quemar las casas mientras la gente seguía dentro de ellas. Lo peor de estos ataques es la forma en que destruyen todo».
Los continuos enfrentamientos ya han obligado a miles de civiles a buscar refugio donde sea que puedan; en los matorrales, los pantanos y las islas, y algunas personas han tenido que mudarse varias veces debido a los repetidos ataques.
«El pueblo al que acudimos en busca de atención médica también fue atacado. Fue atacado nuevamente por la misma gente «, continúa la madre. «Esta vez, no tuvimos la oportunidad de escapar, así que nos tumbamos en el suelo para escondernos. No pudieron encontrarnos. Cuando volvió la calma, huimos al monte».
Las personas llevan más de cuatro semanas sin acceso a refugio, agua potable y comida, y tienen poco acceso a atención médica. Las condiciones de vida de quienes huyeron han dejado a las personas más vulnerables, como los niños y las mujeres embarazadas, en mayor riesgo de contraer enfermedades.
«Por ahora, la mayoría de los casos que estamos viendo son diarrea aguda, infecciones respiratorias y de la piel, así como trastornos con pacientes que presentan dolor muscular o articular», dice Georgina Brown, coordinadora médica de MSF en Sudán del Sur. «Todos estos problemas médicos están directamente relacionados con las precarias condiciones de vida. Con la llegada de la temporada de lluvias, más personas podrían enfermarse».
Nuestros equipos han brindado atención médica básica a las comunidades a las que han podido llegar, incluyendo a un número significativo de personas que han sufrido violencia sexual.
«En uno de los pueblos a los que logramos acceder atendimos a 21 sobrevivientes de violencia sexual en 48 horas. Unos días más tarde, en un área diferente, tratamos a otros 20 sobrevivientes. Los números que estamos viendo son muy preocupantes«, dice Brown. «Sin embargo, sabemos que muchos sobrevivientes no reciben ningún tratamiento. Las personas todavía se esconden en el monte y los pantanos porque temen a la violencia en curso; así que no tienen acceso a los servicios básicos como la atención médica. Hasta que la violencia no se calme, no podemos contactar a estas personas para darles el tratamiento que necesitan«.
Además, los ataques contra las instalaciones médicas están bloqueando a las comunidades locales de la asistencia médica que tanto necesitan. En dos lugares donde trabajamos, nuestros suministros médicos fueron saqueados y nuestras propiedades destruidas.
Los enfrentamientos actuales en los condados de Leer y Mayendit son el último episodio de la violencia despiadada que azota el área durante años. La población civil es blanco directo de todas las partes enfrentadas y es forzada a vivir una vida en fuga caracterizada por un acceso limitado a refugio, comida, agua y asistencia médica que salva vidas.
Desde Médicos Sin Fronteras hacemos un llamado a todos los actores armados para que pongan fin de inmediato a la violencia contra la población local en los condados de Leer y Mayendit.