En el último año, el abandono de la Franja de Gaza se ha hecho aún más patente con más de 6.500 manifestantes que han resultado heridos por disparos del lado israelí durante el curso de las protestas y que han sido mayoritariamente abandonados a su suerte. Con heridas graves y complicadas, sobre todo en las piernas, muchos de ellos esperan, cada vez con menos esperanzas, recibir el tratamiento adecuado. Buscan asistencia en un sistema de salud arruinado por más de una década de bloqueo israelí. Así mismo, han sido ignorados por unas autoridades palestinas atrapadas en el estancamiento político y que no tienen entre sus prioridades las necesidades médicas de la población.
La situación en Gaza excede médica, financiera y humanamente las posibilidades de las instituciones y organizaciones presentes en la Franja, a pesar de los esfuerzos de los equipos del Ministerio de Salud y de los escasos actores sanitarios que se mantienen activos. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha triplicado su capacidad en Gaza desde el inicio de 2018, pero nuestros equipos se ven sobrepasados por la magnitud de la tarea que afrontan. No hablamos de heridas que necesitan una simple sutura, sino de piernas que han perdido partes enteras y de huesos destrozados. Son pacientes que requieren varias cirugías solo para limpiar y cerrar unas heridas que en muchos casos están infectadas. La infección impide aplicar cirugía reconstructiva, que en cualquier caso solo es accesible para unos pocos en el interior de Gaza.
Hemos abierto departamentos de hospitalización que se suman a unos equipos que ya atienden y operan diariamente en nuestras clínicas a cientos de pacientes. Aun así, para tratar a todos los pacientes nos faltan camas y médicos con experiencia en tratamiento de infecciones resistentes o en intervenciones quirúrgicas de reconstrucción ósea muy complejas.
Las autoridades que tienen responsabilidades en la situación de Gaza, tanto en el lado palestino como en el israelí, tienen el deber de tomar medidas concretas para mejorar la situación en la Franja, pero no lo hacen y están dejando en el aire el destino de miles de personas. Por si todo esto fuera poco, continúa la violencia alrededor de la valla fronteriza y en las últimas semanas ha habido una escalada en la tensión. No somos ingenuos respecto a la situación política, pero las necesidades de atención sanitaria deben ser atendidas. Tenemos que mostrar nuestra decepción por la inacción de la comunidad internacional a pesar de nuestras reiteradas peticiones de apoyo.
Corremos el riesgo de dejar a miles de personas abandonadas a su suerte entre dolores terribles, riesgo de amputaciones y futuras discapacidades. Y los efectos de la situación no se limitan a los heridos de bala, sino que se extienden a toda una sociedad a la que el bloqueo ha situado al límite del colapso. Se avecina más miseria para una población atrapada por interminables disputas políticas que poco tienen que ver con ella.