Por segundo año consecutivo, el proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte de Jordania para pacientes de enfermedades crónicas ha registrado un aumento considerable de visitas.
En las dos clínicas en las que trabajamos en la gobernación de Irbid, al norte del país, un total de 3.700 pacientes –un 69% de refugiados sirios y un 31% de jordanos vulnerables- reciben tratamiento y seguimiento gratuitos de enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
«Tratar las enfermedades crónicas es tan importante como tratar una herida de bala», explica Marjan Besuijen, nuestra coordinadora en la zona. «La diferencia es que las enfermedades crónicas pueden pasar desapercibidas durante años; las llamamos las ‘enemigas silenciosas«.
Entre ellas se incluyen la diabetes, la hipertensión, el asma, las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Juntas, son las causas de muerte más comunes de toda la región y, en particular, de Jordania.
En colaboración con el Ministerio de Salud de Jordania y la Sociedad Árabe de Socorro Médico (AMR por sus siglas en inglés), nuestro proyecto busca ayudar a las personas que carecen de asistencia médica básica y apoyar al sistema de salud jordano a hacer frente a las necesidades sanitarias de un gran número de refugiados sirios.
«Las enfermedades crónicas son muy habituales entre los sirios. Para muchos, el tratamiento es inasequible, sobre todo debido alto coste de los medicamentos en Jordania», comenta nuestro coordinador médico, el doctor Shoaib Muhamad, tras señalar que «nuestro trabajo en Irbid se centra principalmente en esto”.
Según él, se necesita hacer más para que la población vulnerable siria y jordana pueda contar con una atención médica de calidad. «Esto incluye reducir el precio de los medicamentos esenciales en Jordania y que las organizaciones inviertan más en el tratamiento de enfermedades crónicas».
Muchos gastan todos sus ahorros
Casi seis años después del inicio del conflicto en Siria, el gran número de refugiados sirios que cruzan a Jordania (hasta que la frontera se cerró el pasado mes de junio), ha ejercido una presión considerable en el sistema de salud local.
En noviembre de 2014, el Ministerio de Salud de Jordania decidió que ya no ofrecería asistencia sanitaria gratuita a los refugiados. Desde entonces, los registrados han tenido que obtener documentación legal del Ministerio del Interior para recibir asistencia sanitaria en las instalaciones de salud pública y a precios subvencionados.
A medida que el acceso a la asistencia sanitaria se ha hecho cada vez más difícil para los refugiados sirios que viven en comunidades de acogida, optan por trasladarse a campos de refugiados oficiales donde se proporciona atención médica.
«Muchos sirios terminan gastando los ahorros de toda su vida para pagar una atención médica a largo plazo, mientras que otros se ven obligados a buscar medios alternativos para contar con unos tratamientos médicos demasiado caros”, añade Besuijen.
Además de gestionar dos clínicas en Irbid, desde agosto de 2015 nuestros equipos realizan visitas a domicilio para hacer chequeos médicos a aquellos pacientes incapaces de asistir a los centros debido a alguna discapacidad física o a restricciones financieras, por ejemplo.
Aliviar el estrés y los traumas
Desde abril de 2016, también proporcionamos apoyo psicosocial integral. El objetivo, aliviar los problemas de salud mental de estos pacientes fruto del estrés y el trauma causado por la guerra en Siria. Desde abril pasado, hemos realizado más de 1.600 sesiones de apoyo psicosocial.
«Bombardearon mi casa, perdí mi casa y mi sustento por culpa de la guerra en Siria», dice Muafaq Mreish, de 51 años. «Sufrí un ataque al corazón a causa de lo que había vivido. Para ayudarme a superar esta prueba, el doctor me animó a asistir a sesiones de apoyo psicosocial. Gracias a ellas, me he vuelto psicológicamente estable y he superado mis temores de sufrir otra complicación de salud», confiesa.
Así, en los dos últimos años, sumamos 44.000 consultas a pacientes sirios y jordanos -incluidas las visitas a domicilio-.
Además, debido al aumento del número de pacientes con enfermedades crónicas, en marzo de 2016 lanzamos un segundo proyecto similar en el distrito de Ar Ramtha.
El cierre de la frontera de Jordania con Siria en junio de 2016 ha afectado nuestra capacidad para tratar a sirios heridos de guerra en el hospital de Ar Ramtha, y forzó el cierre de nuestro centro de atención post-operatorio en el campamento de Zatari, a principios de este mes. Sin embargo, nuestros proyectos de enfermedades crónicas registran más pacientes que nunca.
Así, seguimos supervisando las necesidades de salud de los refugiados sirios en Jordania, particularmente en lo que respecta el acceso a atención especializada. Todo ello con el fin de proporcionar atención médica a las personas que más lo necesitan.