Nos horroriza escuchar los informes de que un complejo hospitalario, que cuenta con una sala de maternidad, fue atacado en Mariúpol, Ucrania. Si bien no podemos confirmar que se trató de un ataque dirigido, sabemos por nuestro personal que las casas y los hospitales han resultado dañados durante los ataques de los últimos días.
Con fuego de mortero, tiroteos, y bombardeos aéreos en Mariúpol, buscar asistencia médica se ha vuelto cada vez más difícil, especialmente para las mujeres embarazadas y las personas mayores que tienen movimientos limitados.
Los ataques a las estructuras sanitarias destruyen la poca capacidad que queda para tratar los casos urgentes. En una ciudad donde el sistema sanitario está al borde del colapso, privar a las personas de la atención médica que tanto necesitan es una violación de las reglas de la guerra.
Las personas en Mariúpol llevan días viviendo el asedio en condiciones angustiosas, y cada nuevo ataque a la infraestructura civil aumenta su desesperación. Es imperativo que la población civil y las infraestructuras civiles, incluyendo las instalaciones sanitarias, no sufran ataques y que se garantice el derecho de las personas a buscar atención médica y seguridad.