“Una y miles”: un corto animado que alerta sobre la violencia extrema contra las mujeres migrantes en México

Presentamos junto a 13 artistas mexicanas el corto documental animado “Una y miles”, que narra las historias de dos mujeres en tratamiento tras haber sobrevivido a violencia extrema o tortura en la ruta migratoria.

«Me dijeron: ‘¿Crees que por estar embarazada te salvas? Pues no, niña’.» La mujer, con 37 semanas de embarazo, contó su experiencia a nuestro equipo en el Centro de Atención Integral (CAI). Este espacio en la Ciudad de México está enfocado en tratar a víctimas de violencia extrema y tortura.

Mientras ella intenta recuperarse de la violencia extrema de la que es sobreviviente, miles de mujeres son violentadas en el trayecto hacia Estados Unidos. Sin importar origen, edad, posición o condición, la ruta migratoria es testigo de una violencia normalizada, desbordada y desproporcionada contra mujeres. Ellas huyen de condiciones de vida insoportables, como amenazas a su vida.

Para mostrar la resiliencia y fortaleza de estas mujeres atendidas en el CAI, así como la violencia que enfrentan en la ruta migratoria, presentamos junto a 13 artistas mexicanas, el corto documental animado “Una y miles”. Siguiendo las historias de dos pacientes del CAI, que podrían ser cualquiera, se relatan episodios de violencia individual, como secuestro y extorsión. Estos hechos, tristemente comunes, se vuelven universales para miles de mujeres que abandonan su lugar de origen en busca de una vida mejor.

Este documental busca destacar cómo las mujeres latinoamericanas migran cada vez más de forma independiente o como responsables de sus familias. Ellas enfrentan riesgos no solo por migrar en estas condiciones, sino también por su género.

“Queremos hacer un llamado a la acción y a la empatía por las mujeres que actualmente se encuentran en la ruta, lejos de sus familias o cualquier apoyo, así como alertar, una vez más, sobre el empeoramiento de las condiciones a las que se enfrentan al migrar”

Ramón Márquez, coordinador del proyecto del CAI.

Más mujeres bajo la sombra de la violencia

Desde 2022, se presenta una mayor afluencia de familias con mujeres, niñas, niños y adolescentes en la ruta migratoria hacia Estados Unidos. En los puntos de atención de MSF se registran más mujeres jóvenes, embarazadas y lactantes, viajando solas o con menores. Conforme el perfil demográfico de las personas en movimiento se ha transformado, también se han agudizado las violencias en contra de más y más mujeres.

niñas migrantes en mexico
Tucson, Arizona – April 29, 2024 © Christopher Lee

Nuestros equipos están detectando múltiples casos de violencia extrema. Una de las más crudas y normalizadas es la violencia sexual. Solo entre enero y agosto de 2024, se realizaron 744 consultas relacionadas con violencia sexual en México. El 93 % son mujeres de todas las edades, lo que conlleva a una adaptación de los servicios.

El CAI, por ejemplo, se establece ante la falta de acceso a servicios de salud integral. En este centro, hacemos una intervención interdisciplinaria que integra medicina, psicología, psiquiatría, trabajo social y terapia ocupacional.

Redoblar esfuerzos contra la violencia sexual: una nueva estrategia

Dar respuesta a esta crisis de salud en la ruta migratoria, derivada de la violencia y la violencia sexual, se ha convertido en un pilar fundamental de nuestra atención en el país.

Los retos para brindar estos servicios se agudizan por los factores que enfrentan mujeres y menores para conseguir su derecho a la salud.

Muchas personas no quieren acercarse a autoridades de seguridad o salud por miedo a poner en riesgo su continuidad en la ruta. Además, hay reportes cada vez más alarmantes de sobrevivientes de agresiones sexuales en puntos de control y alcabalas durante su recorrido por el país.

Crisis de salud en la ruta migratoria: retos y necesidades de las mujeres

“Un reto importante para atender a la población es la criminalización de la migración, que contribuye a la escasez de servicios de salud”, agrega Márquez. “Como resultado, muchos sobrevivientes no pueden recibir atención médica o psicológica dentro de las 72 horas posteriores a la violencia sexual”.

Una médica de MSF habla con una mujer haitiana alojada en el campamento informal de migrantes del parque Tláhuac, en Ciudad de México. © MSF

Los cateos dactilares por parte de autoridades de seguridad o grupos del crimen organizado se han vuelto herramientas de extorsión para mujeres y sus familias.

Las personas migrantes informan que a menudo se les desnuda para ser registradas. Esto incluye una inspección exhaustiva de su cuerpo, especialmente de sus genitales, y todo sucede sin su consentimiento.

Incluso si alguien no experimenta personalmente violencia sexual en la ruta, están constantemente expuestas a la violencia contra quienes les rodean. Algunas personas, incluidas familias y niños, se ven obligadas a presenciar violencia sexual contra sus seres queridos. «Una tiene suerte porque no la revisan, pero escuché los gritos de mis hermanas cuando lo hacían», comentó una paciente de MSF en Piedras Negras, ciudad fronteriza en el noreste de México.

Estrategias de atención integral: resiliencia y apoyo para sobrevivientes de violencia

Ante estos y otros desafíos, nuestros equipos se han adaptado para encontrar formas de atención que respeten la dignidad del paciente.

  • Esto incluye responder a sus necesidades específicas, como consultas especializadas.
  • También se han fortalecido los servicios de salud mental y las vías de referencia médica a centros de salud locales en casos particulares.
  • Además, se llevan a cabo actividades de educación y sensibilización sobre la violencia sexual, sus derechos médicos y legales, y los servicios disponibles.

“La violencia en cualquiera de sus formas deja rastros en la memoria corporal a largo plazo. Por lo tanto, abordar el impacto en la salud mental es tan central como brindar atención médica”, explica Márquez. “El equipo del proyecto atiende casos de pacientes SoIT (Sobrevivientes de violencia extrema, malos tratos y tortura) y trabaja junto a los pacientes para sensibilizarlos sobre la importancia de una atención integral. Se les ofrece apoyo terapéutico, junto a su familia, con el objetivo de que tanto ellas como sus hijos o hijas, puedan recuperar su funcionalidad, confianza y autonomía. Sin embargo, este es un desafío constante porque muchas de estas personas se encuentran en un estado de alta vulnerabilidad y pérdida de funcionabilidad”.

Rosaura, una mujer de Venezuela, fue secuestrada en Piedras Negras, estado de Coahuila. La retuvieron durante una semana y la sometieron a abusos sexuales. Al no poder pagar a los secuestradores por su liberación, no acudió a una cita vital con las autoridades de inmigración estadounidenses y quedó con graves problemas mentales. © Yotibel Moreno / MSF

La gravedad de las necesidades y el aumento de la crueldad con la que ocurren estos actos, nos han obligado a ampliar nuestros servicios de salud, salud mental, trabajo social y promoción de la salud.

“‘Una y miles’ es un homenaje a la resiliencia, al poder y la fortaleza de las mujeres migrantes, pero también un llamado de atención para no dejarlas caminar solas; todos podemos contribuir para luchar contra todos los tipos de violencia”, finaliza Márquez.

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