Replicar de manera correcta y oportuna un mensaje puede salvar vidas. De esto está convencida Miyarley Ortiz, una venezolana que vive desde hace 17 años en la Comunidad Socialista Guadalupe, a unos pocos metros de Colombia, en el estado fronterizo venezolano de Táchira, al oeste de Venezuela.
Miyarley participó junto a otros 11 vecinos en un grupo de actividades de formación en promoción de salud que dictó nuestra organización en su comunidad con la idea de preparar en temas sanitarios a representantes de la zona para que estos puedan, a su vez, promover prácticas saludables en su entorno e incluso identificar cuándo alguien debe ser remitido a un centro de salud para recibir asistencia.
Lo que parece una pequeña acción, en realidad, tiene un impacto significativo para una comunidad. En un entorno lleno de necesidades causadas por la crisis política y económica que vive Venezuela, la información oportuna y correcta es vital. En la Comuna Socialista Guadalupe viven aproximadamente 15.000 personas y muchas presentan síntomas asociados a diversas patologías, pero no todos recurren a centros de salud para recibir asistencia. Es entonces cuando un representante de promoción de salud formado con conocimientos y herramientas sólidas juega un rol fundamental para orientar a sus vecinos.
“La organización se ha centrado en actividades de prevención a nivel comunitario, capacitando a los representantes en la identificación de síntomas de enfermedades comunes en este entorno, la toma de signos vitales y la referencia a instituciones de salud”, explica Victoria Caro, referente médica de nuestra organización en el estado Táchira.
En los talleres se han proporcionado herramientas y conocimientos sobre COVID-19, enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, primeros auxilios psicológicos y síntomas relacionados con enfermedades de salud mental.
Durante cuatro meses, un grupo de 12 personas de la comunidad de Guadalupe asistió de forma regular a formaciones realizadas por médicos, psicólogos y promotores de salud, con la idea de brindarles herramientas prácticas y útiles que puedan servir para ayudar a otras personas de su entorno. Es así como aprendieron a reconocer posibles síntomas relacionados a enfermedades comunes que pudiesen requerir de tratamiento indicado por un doctor o a saber cuándo podría tratarse de una emergencia médica. Adicionalmente, fueron dotados con estetoscopios, termómetros y tensiómetros.
Los representantes también fueron sensibilizados sobre cómo ser empáticos con otros en su entorno y tratar de determinar las necesidades que las personas pueden tener. Cuenta Miyarley que “en el sector donde yo vivo, somos alrededor de 300 familias y después de esta formación, he notado que muchas necesitan atención: a veces solo ser escuchadas, hablar de sus problemas”.
Cuando se gradúan, además de información y materiales para hacer afiches y pancartas informativas, los nuevos promotores llevan también una maleta cargada de empatía y entusiasmo para aportar a su comunidad.
“En estas jornadas uno aprende a ponerse en los zapatos de los otros, a ser más humanos”, agrega Miyarley.
© Matias Delacroix.
Planeamos continuar con estas formaciones en nuestros proyectos a nivel nacional: “Hace falta seguir trabajando en capacitación, hace falta que nos sensibilicemos por las necesidades del otro. Es una labor que debemos hacer todos juntos, que debemos hacer en nuestra familia, en nuestro trabajo y por supuesto, en medio de la sociedad”, concluye Caro.