Los violentos enfrentamientos en el centro-norte de Nigeria han obligado a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares en los últimos años. Muchos se han instalado en campamentos en los alrededores de Makurdi, la capital del estado de Benue.
Las condiciones de vida en los campamentos son precarias y la vida cotidiana es una lucha, especialmente para las mujeres. Tras recibir informes de niveles alarmantes de violencia sexual contra mujeres y niñas en los campos, estamos proporcionando a las supervivientes atención médica y psicológica.
En 2023, tratamos a más de 1700 mujeres sobrevivientes de violencia sexual en Benue. Algunas de ellas han decidido compartir sus historias con nosotros.
«Me prometió que me daría dinero y me pidió que nos viéramos en una casa fuera del campo», cuenta Iyua, madre de seis hijos que vive en el campo de Mbawa, a unos 20 km al norte de Makurdi. Desesperada por conseguir dinero prestado para comprar comida para sus hijos, había pedido ayuda a un hombre que conocía.
«Cuando llegué allí, me dijo que sólo me ayudaría si mantenía relaciones sexuales con él. Me negué, pero me forzó físicamente», cuenta. Tras la agresión sexual, Iyua buscó tratamiento en nuestra clínica en el campo.
¿Qué está pasando en el norte de Nigeria?
El estado de Benue es una región agrícola del centro-norte de Nigeria, a menudo conocida como la cesta de alimentos de Nigeria, atravesada por la segunda vía fluvial del país, el río Benue.
En los últimos años, la inseguridad en el norte de Nigeria ha obligado a muchos pastores a desplazarse hacia el sur, a la región centro-norte, mientras que el cambio climático y la degradación medioambiental han reducido la disponibilidad de tierras fértiles.
La promulgación de una ley en 2017 que prohíbe el pastoreo al aire libre provocó el éxodo de pastores del estado de Benue que no podían mantener su modo de vida tradicional, lo que llevó a una intensificación de los enfrentamientos armados entre pastores y agricultores.
La violencia resultante ha desplazado de sus hogares a casi 400.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones, y muchas de ellas se han instalado en campamentos repartidos por todo el estado de Benue.
La vida en los campos es una lucha. Las condiciones de vida son precarias e insalubres, y hay una grave escasez de alimentos, agua potable y servicios básicos, incluida la atención sanitaria.
También se alcanzan niveles alarmantes de violencia sexual, agravados por:
- El empobrecimiento.
- Los desequilibrios de poder entre mujeres y hombres.
- Los escasos medios de la población para ganarse la vida.
- El contexto de extrema violencia.
Según los datos recolectados por nuestros equipos, la mayoría de los autores de violencia sexual son parejas íntimas de las supervivientes, pero también la ejercen conocidos y desconocidos, civiles o no. A menudo son las únicas que mantienen a sus familias, por lo que muchas mujeres no tienen más remedio que abandonar los campos en busca de comida y leña, exponiéndose al riesgo de sufrir violencia sexual.
Relatos de mujeres sobrevivientes de episodios de violencia sexual
- Dooshima trabajaba un día en una granja cuando fue obligada por su madre y su hermana a dar un paseo en moto con hombres que no conocía.
«Cuando nos acercábamos a un pueblo, una multitud de gente empezó a gritar, cantar y vitorear», cuenta. «Reconocí las canciones de boda». En ese momento Dooshima se dio cuenta de que su familia la había vendido para casarse. Tal era su desesperación que recuerda haberse preguntado si llevaba algo consigo que pudiera utilizar para suicidarse.
Tras la boda con un hombre 30 años mayor que ella, Dooshima fue encerrada en una pequeña casa. Intentó escapar, pero fue capturada y golpeada. Tras tres días de encierro, su marido entró en la casa y la violó. Dooshima huyó de nuevo y esta vez eludió la captura.
Al llegar a casa, Dooshima se encontró con el rechazo de su familia. Tras recibir tratamiento médico por parte de nuestros equipos, Dooshima descubrió que estaba embarazada y decidió abortar.
- Shiana se trasladó al campamento de Mbawa hace cinco años con su hermana mayor. Desde su más tierna infancia ha vivido con una discapacidad.
«Estaba durmiendo cuando alguien llamó a mi puerta por la noche. Un hombre prometió traerme algo de comer, luego forzó la puerta de mi tienda, ya que la cerradura estaba rota, e insistió en mantener relaciones sexuales conmigo. Me negué e intenté apartarlo, pero me apretó los brazos y me violó.»
Shiana fue agredida sexualmente dos veces por hombres que entraron por la fuerza en su tienda aprovechándose de su discapacidad física.
«Anoche volvió a venir un hombre e intentó entrar, pero me desperté lo suficientemente rápido y bloqueé la puerta desde dentro; esto ocurre con regularidad en el campamento», relata.
- A pocas tiendas de Shiana vive Seember. El marido de Seember era granjero y murió en un ataque nocturno. Seember y sus dos hijos escaparon y huyeron al campo de Mbawa.
En abril de 2023, estaba trabajando en una granja, recogiendo la cosecha con otras mujeres, cuando cinco hombres les tendieron una emboscada. Los hombres discutieron si matarlas, pero decidieron violarlas.
«Cuando vi llegar a esos hombres al campo, sentí rabia», cuenta. «Pensé en la muerte de mi marido y pensé que me tocaba a mí dejar este mundo, pero me abstuve de defenderme de los agresores para poder seguir viva y cuidar de mis hijos».
La violación dejó a Seember incapacitada para caminar sin ayuda. Un familiar la llevó a nuestra clínica en el campo de Mbawa, donde recibió atención médica y apoyo en salud mental.
Iyua, Dooshima, Shiana y Seember son sólo cuatro de las miles de mujeres y niñas que viven en campos del estado de Benue y que han sobrevivido a la violencia sexual. Sin medidas preventivas, advertimos de que los riesgos para las mujeres seguirán aumentando.
«Es importante destacar que el entorno social no está mejorando. Las sobrevivientes de violencia sexual, tanto en el estado de Benue como en toda Nigeria, merecen tener acceso a atención médica y apoyo de salud mental gratuitos y de calidad«.
afirma Resit Elcin, coordinadora de nuestros proyectos en la región.
«Las mujeres y las niñas necesitan acceso a servicios que incluyan alojamiento seguro y refugio de emergencia, asistencia jurídica y apoyo financiero y para la subsistencia. La clave para prevenir la violencia sexual es atender las necesidades humanitarias de la gente y garantizar que las personas vulnerables estén seguras dentro de los campamentos.»
«Las organizaciones humanitarias y de desarrollo, tanto locales como internacionales, deben trabajar junto a las autoridades nigerianas para garantizar que el apoyo médico y psicológico esté disponible gratuitamente para los sobrevivientes de violencia sexual en el estado de Benue y, más ampliamente, para apoyar a las comunidades desplazadas a recuperar su dignidad y el control sobre sus vidas», dice Resit.
*Los nombres se han cambiado para proteger la identidad de los pacientes.