En el Día Internacional en Apoyo de las las Víctimas de Tortura, señalamos que la tortura es un crimen que está absolutamente prohibido en todos los instrumentos internacionales y no puede justificarse bajo ninguna circunstancia.
A pesar de su prohibición, es un acto espeluznante que aún persiste en todas las regiones del mundo.
La preocupación a nivel global sobre la seguridad nacional y la protección de las fronteras es un discurso que se utiliza cada día más para permitir actos de tortura u otras formas de trato cruel o violencia extrema hacia personas migrantes o solicitantes de asilo.
Sin embargo, diferentes organizaciones humanitarias alrededor del mundo prestan servicios o programas de rehabilitación para las víctimas de tortura. A través de los mismos, las personas reciben asistencia médica y psicológica especializada para poder salir adelante y construir un futuro libre de violencias.
¿Qué es la tortura?
Tal como lo establece la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradante, la tortura es todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de:
- Obtener de dicha persona o de un tercero información o una confesión.
- Castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido.
- Intimidar o coaccionar a esa persona o a otras.
O por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia.
La Convención sostiene que no se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.
¿Cuáles son las consecuencias que deja la tortura?
La tortura destruye la dignidad de la víctima y destroza su estado físico y psicoemocional. Asimismo, afecta su identidad y su autoestima, así como su capacidad para confiar en los demás.
Sumado a ello, los actos de tortura traen consigo consecuencias físicas graves para la víctima que requieren asistencia médica inmediata, como también así servicios de rehabilitación.
¿Por qué se recuerda el 26 de junio?
Con el propósito de erradicar por completo los actos de tortura, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 26 de junio el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura.
Dicha fecha marca el momento en que, en 1987, entró en vigencia la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, uno de los instrumentos legales de mayor relevancia en la lucha contra la tortura. La Convención está constituida por 173 países y amplía los principios que establece la Declaración Universal sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Cómo ayuda MSF a las víctimas de la tortura
En México, desde el año 2012 ofrecemos atención médico-humanitaria a personas afectadas por la violencia; personas migrantes y población en movilidad en diferentes zonas del país. Desde entonces, nuestros equipos han observado una evolución en los niveles de violencia que sufre esta población.
Desde el 2018, hemos atendido de manera integral a 602 sobrevivientes de tortura y otros tratos crueles en el Centro de Atención Integral (CAI), en Ciudad de México, a través de un modelo de atención integral que involucra a médicos, psicólogos, psiquiatras, enfermeros, fisioterapeutas y trabajadores sociales, entre otros profesionales de la salud.
Las consecuencias físicas de la tortura y la violencia extrema son muy serias, algunas personas suelen requerir procesos quirúrgicos y terapia de rehabilitación física. Muchos de los sobrevivientes quedan con secuelas físicas en alguna parte de sus miembros u órganos.
Asimismo, los traumas psicoemocionales son difíciles de tratar y requieren de un acompañamiento constante para lograr que el paciente recupere su valoración personal.
Frente a ello, el CAI busca contribuir con el proceso terapéutico de las personas, mejorar la funcionalidad de los sobrevivientes y restaurar su dignidad. A través de una asistencia holística, las víctimas pueden recomponer su vida y comenzar un camino nuevo con menos dolor y mayor esperanza.
En el año 2022, el CAI brindó atención especializada a 100 personas. El 78,6% procedía de Centroamérica, el 15,71% de México y el 5,69% de América del Sur. El 52.8% fueron mujeres, el 37.7% hombres y el 9,4% personas con otras identidades de género.
“El CAI es un espacio donde ofrecemos atención integral y multidisciplinar en el que coordinamos otros servicios como albergue, apoyo legal, protección, inserción educativa y laboral con otros actores presentes en la Ciudad de México, entre otras ayudas. Podemos decir que el CAI es uno de los centros más especializados para los sobrevivientes de tortura”, afirma Gemma Domínguez, jefa de Misión en México.
© Jordi Ruiz Cirera/MSF.
La importancia de la ayuda psicoemocional en víctimas de tortura
Los sobrevivientes de tortura que asistimos en México son personas que han sufrido mucho, cuya situación psicoemocional les dificulta la toma de decisiones en su vida diaria. El espectro de síntomas que presentan abarca trastorno por estrés postraumático y estrés agudo, los cuales se ven agravados por el duelo migratorio o por haber perdido a algún familiar.
“Durante estos cinco años nuestros equipos no solo han sido testigos de la crueldad que se manifiesta tanto en los países de origen de las personas forzadas a huir de sus comunidades como en la ruta migratoria; también hemos sido testigos de los enormes desafíos que enfrentan los sobrevivientes para acceder a un tratamiento integral, así como del largo camino hacia su recuperación”, afirma Domínguez.
Las secuelas de la tortura son difíciles de sanar, pero con la atención adecuada es posible. A través del acompañamiento terapéutico, los pacientes encuentran un espacio de contención y confianza donde pueden contar sus experiencias traumáticas y dolorosas.
En CAI, las víctimas de tortura se sienten visibilizadas, escuchadas y alentadas a recuperar su vida e independencia. Nuestros equipos de asistencia psicológica las ayudan a afrontar la crueldad que han vivido, aprendiendo a vivir con ello.
Todas las personas tienen derecho a ser asistidas en su hora de mayor necesidad. El motor de nuestra ayuda médica y asistencia en salud mental se enfoca en devolverle la dignidad y la esperanza a las personas que han sufrido violencia extrema.